domingo, 10 de enero de 2010

Roxxxy, la robot sexual

"No cocina, ni pasa el aspirador, pero sabe ocuparse del resto si entendéis lo que quiero decir...", asegura el inventor de Roxxxy, una muñeca-robot sexual que se ha presentado en el salón del erotismo de Las Vegas.
Roxxxy amenaza con acabar con el reinado de las muñecas hinchables. De tamaño humano, dotada de una inteligencia artificial y con una piel sintética imitando la humana, Roxxxy ha sido presentada como una exclusiva mundial en la Exposición del Entretenimiento Adulto (ANV) en esta ciudad de Nevada.
"Es una auténtica compañía y tiene su personalidad. Te entiende, te escucha y te habla. Siente cuando se la toca y también duerme. Hemos intentado reproducir todos los rasgos de la personalidad humana", ha declarado Douglas Hines, un ingeniero que ha trabajado en inteligencia artificial para Bell Labs antes de lanzar a su nueva criatura.
La robot mide 1,73 metros, pesa 54 kilos, usa la copa c de sujetador y está preparada para la acción, según asegura Hines. Roxxxy tiene órganos sexuales artificiales y un esqueleto articulado que se puede animar como el de un humano. Pero, la androide tiene dos pegas: no puede mover sus miembros de manera autónoma y cuesta entre 7.000 y 9.000 dólares.
Roxxxy está disponible en varias modalidades: 'Wild Wendy', con un carácter aventurero y extrovertido; 'Frigid Farrah', reservada y tímida; 'Mature Martha', con un encanto matriarcal y 'S&M Susan', la dominatrix.
La empresa
TrueCompanion quiere desarrollar pronto un muñeco-robot masculino. Los clientes pueden concebir su propio modelo eligiendo su color de piel, sus cabellos e incluso sus medidas.
"Ella sabe lo que te gusta. Si te gustan los Porsche, a ella le gustan los Porsche. Si te gusta el fútbol, a ella también", asegura Hines. Roxxxy puede estar conectada a Internet mediante una red inalámbrica para recibir actualizaciones, sufrir reparaciones e incluso enviar correos electrónicos picantes a su propietario.
Los clientes también pueden compartir sus informaciones sobre Roxxxy en la web del fabricante. Su creador Hines ve a la muñeca-robot no sólo como una innovación en el campo del divertimento erótico, sino también como un instrumento para que personas tímidas que no se atrevan a expresar su sexualidad, tengan experiencias sin tomar riesgos.

elmundo.es

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