La transformación de la nariz o la reconstrucción de un cráneo consideradas como obras de arte: una exposición presentada en Nueva York lanzó un polémico debate.
"La técnica para estirar una cara se puede enseñar: cortar por aquí y coser por allá", explica Anthony Berlet, cirujano plástico y autor de la muestra de fotografías, presentadas bajo el principio del antes y después.
"Pero si uno toma por ejemplo una cirugía de la nariz, para eso también se necesita talento artístico, comprender las proporciones del rostro, y ése proceso creativo mostrado en el video no pretende decir 'ésta es la bruja y ésta la princesa' sino que se muestra la transformación del cuerpo, que es tan bella como el producto final", dice Berlet, también arquitecto y dibujante.
La apreciación estética es en realidad un sentimiento personal, y hay que ser muy valiente para recorrer sin pestañear la exposición "Soy una obra de arte", presentada hasta el 9 de mayo en la galería Apexart del barrio Tribeca.
El video que menciona el doctor Berlet es impresionante. Durante seis interminables minutos se puede ver una nariz sanguinolenta y totalmente dada vuelta sobre sí misma, mientras que manos enguantadas de látex serruchan, cortan y remodelan cartílagos, antes de volverlos a colocar en la envoltura de piel, que vuelve a su lugar inicial.
El resultado final, varias semanas después de la reabsorción de los hematomas, "es todo un éxito", admite Mary Lou, una visitante sexagenaria.
La exposición comienza con las tomas artísticas de una mujer con busto primero escaso y luego prominente, donde se ocultan los estados intermedios.
Pero la muestra está sobre todo enfocada en la evolución de los pacientes injertados, liposuccionados, estirados y cosidos. Y sobre el salvataje de individuos a quien la cirugía devolvió un rostro humano.
Se trata de una mujer cuya nariz fue arrancada por un perro y reconstruída con tejidos tomados de la frente, de niños con labio leporino operado o de malformaciones craneanas congénitas corregidas.
A una pequeña de tres años, gravemente herida tras un accidente de tránsito, se le fue reconstruyendo la mitad del rostro a lo largo de los años, hasta llegar a la bella joven de 21 años en que se convirtió actualmente.
"Hay un voyeurismo incómodo en todo esto", deplora Mark Melamed, oftalmólogo. "No estoy seguro que se trate de un arte", agrega.
"Resulta fascinante desde el punto de vista técnico y científico, pero no estético". Para Melamed "se trata de cosas muy personales que no necesitan ser expuestas".
Aunque algunos visitantes huyen horrorizados ni bien entran a la galería, otros permanecen un rato y observan detenidamente las fotos.
El libro de firmas de la galería abunda en comentarios positivos. "Gracias por haberme abierto los ojos", "La vida no se detiene si uno queda desfigurado", "una exposición edificante", escribieron los visitantes.
"La cirugía plástica es una batalla constante entre belleza y reconexión de vasos sanguíneos", se puede leer en una cita de Sir Harold Gillies, padre de la cirugía plástica, que la practicaba en Londres con los heridos de la I y luego la II Guerra Mundial.
ambito.com
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