lunes, 25 de mayo de 2009

Una droga contra el cáncer que tendría un grave efecto colateral

El último estudio del Centro de Estudios para el Cáncer de la Universidad Stony Brook de Nueva York, en los Estados Unidos, reveló que los pacientes con cáncer tienen un riesgo "significativamente alto" de sufrir perforaciones gastrointestinales, e incluso la muerte, si combinan la quimioterapia con la droga bevacizumab.
Se trata de un prometedor fármaco oncológico que demostró su eficacia en el tratamiento del cáncer de colon, el cáncer de mama, el cáncer de pulmón no microcítico y también en el carcinoma de células renales.
La investigación fue publicada ayer en la revista médica "The Lancet Oncology". Dirigido por el profesor Shenhong Wu, el trabajo analizó a 12.294 pacientes con distintos tipos de tumores sólidos (linfomas y carcinomas).
Descubrió que la incidencia de las perforaciones gastrointestinales era del 0,9 por ciento. También llegó a la conclusión de que esa incidencia se duplicaba en los pacientes que recibían el bevacizumab. Y que en esos casos, el 21.7 por ciento de los afectados moría a causa de esa complicación. En el artículo se añade que el riesgo se multiplica en el caso de los pacientes que se encuentran en estados avanzados de cáncer colorrectal y de cáncer de células renales.
El bevacizumab pertenece al tipo de fármacos conocido como "inhibidores de la angiogénesis", utilizados para bloquear la creación de nuevos vasos sanguíneos y así frenar el crecimiento de los tumores. La droga en cuestión también está en fase de investigación en otras patologías. Ya había sospechas de que el bevacizumab podía causar perforación gastrointestinal en pacientes sometidos a quimioterapia, e incluso la Agencia para la Alimentación y los Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) había sugerido suspender en estos casos su administración, pero no existía hasta ahora una evidencia con suficiente fundamento médico para afirmarlo.
Esa fue la tarea que se impuso un equipo del Centro para el Cáncer de la Stony Brook University de Nueva York. El riesgo se incrementaba o se reducía en función de la dosis de bevacizumad, ya que se constató que con una dosis semanal de 2,5 miligramos por kilogramo las probabilidades aumentaban en un 61 por ciento, y que con una dosis de 5 miligramos por kilo lo hacían en un 167 por ciento.
La incidencia de las perforaciones en el sistema gastrointestinal también guarda relación, según la investigación, con los distintos tipos de tumores, siendo los relacionados con el cáncer colorrectal y renal los de mayor riesgo, y los relacionados con el cáncer de páncreas los que presentaban un menor índice de casos.
"Dado que el bevacizumab se utiliza de manera rutinaria en el tratamiento del cáncer, será importante que de manera creciente reconozcamos los síntomas que apunta a una perforación y que se intervenga pronto para reducir la morbilidad y la mortalidad", concluyeron los científicos dirigidos por Shenhong Wu. "Nuestro estudio puede ayudar a identificar un subgrupo de pacientes a los que se está suministrando bevacizumab con un alto riesgo de perforación asociado a este fármaco", añadieron.



Opinión
Debe tenerse mucho cuidado al referirse al bevacizumab porque es un medicamento que reciben muchos pacientes con cáncer en la Argentina y en el mundo. Representa a las nuevas terapias biológicas. Es el siguiente paso después de los tratamientos con quimioterapia. Llegó para agregarle a la oncología una cuota muy importante en pacientes con cáncer de colón, de pulmón, de mama y recientemente se comprobó su beneficio para el cáncer de cerebro.

Su aplicación -aprobada por la FDA y la ENEA- tiene un beneficio fundamental sólo en estos cuatro tipo de cánceres: mejora el período libre de prolongación de la enfermedad (el de recaída) y en algunos casos puede modificar la sobrevida. Este fármaco se aplica por vía endovenosa cada 14 ó 21 días, dependiendo del paciente y la enfermedad.
Hay una toxicidad posible si se aplica inadecuadamente, fundamentalmente en algunas patologías, como el cáncer de ovario. Sin embargo, aunque produzca efectos colaterales -como perforaciones gastrointestinales, hemorragias pequeñas, hipertensión, cansancio-, es mayor la eficacia que el costo, desde lo médico. Uno acepta cierto costo, pero si se quiere evitar el riesgo o prevenir esos efectos, no deben haber procedimientos quirúrgicos entre las 4 y 6 semanas siguientes a su aplicación. Lo importante es que sea un tratamiento espaciado y que se controlen la presión arterial y los parámetros de laboratorio.
Carlos Bas
Oncólogo clínico Hospital Alemán
clarin.com

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