lunes, 18 de mayo de 2009

Haga un favor a todos: tómese un día por enfermedad


NUEVA YORK (The New York Times).
- Mi paciente era un hombre de 25 años. Se sentó en la camilla: la imagen de la desolación, tosía, tenía los ojos colorados y escalofríos. 39,5 de fiebre. La entrevista y el examen médico indicaban gripe (en ese momento todavía no se disponía del test de diagnóstico rápìdo para la gripe) pero había poco para ofrecerle más que ibuprofeno y algún consejo casero. "Vaya a su casa y métase en la cama", le indiqué.
Me miró: "¿Cama?, tengo que volver al trabajo." Se puso el traje y su importante corbata y se dirigió a Wall Street.
Yo estaba horrorizada, ¿Trabajar en esas condiciones? ¿Cómo podía siquiera pensar correctamente con esa fiebre? ¿A quién iría a infectar en su camino?
Sin embargo, algo en mí sintió admiración. Acá tenemos a un tipo fuerte. No hay razón para que un inconveniente mínimo le impida hacer su trabajo.
Yo acababa de finalizar mi residencia, tres años inmersa en la cultura de preparación de residentes. De todos los pecados que un interno puede cometer, el peor era llamar por enfermedad ya que ello significaba que otro tendría que hacer el trabajo de uno, admisión extra de pacientes, llamadas telefónicas que realizar, colocación de endovenosas, emergencias que atender.
Como residente mi mayor orgullo fue no haber perdido un solo día por enfermedad. Me esforzaba y concurría con catarro y tos. Una vez, me avergüenza admitirlo, me arrastré por la avenida York, camino al hospital con mi maletín personal que abría y utilizaba a cada rato mientras los horrorizados transeúntes me observaban.
Hoy, sin embargo, veo lo tonto de esa actitud desaprensiva. Y casi todos lo días me enfrento con ella en mi práctica primaria diaria.
Nadie puede faltar un día, un minuto incluso, al trabajo, a su actividad voluntaria, a las vacaciones, a nada. "No tengo tiempo para estar enfermo", se lamentan mis pacientes. Todos deben continuar a pesar de todo y dejan los partes de enfermo para los que tienen cosas menos importantes que hacer.
Además, muchos pacientes no quedan satisfechos sólo con la comprensión y el consejo amistoso. Ellos han venido al consultorio a buscar ese pedacito de papel, la prescripción de un antibiótico. Se me dice, "Nunca pediría esto en circunstancias normales", salvo que me caso mañana, parto por un mes al Amazonas, tengo 25 invitados el fin de semana.
No importa si los antibióticos no son útiles para el tratamiento de los resfríos y las enfermedades virales y que tienen sus propios peligros y efectos secundarios. Algunos médicos entregan la prescripción sólo para poder seguir con su trabajo. Yo lo he hecho y conozco a muchos que también lo han hecho, aunque no nos guste ser forzados y sentimos que hemos fallado en nuestra obligación de "lo primero es no hacer daño". De hecho probablemente estemos haciendo daño. Además de los posibles efectos secundarios y reacciones alérgicas, el uso indiscriminado de los antibióticos en la comunidad, ha colaborado al aumento de las bacterias resistentes a la droga conocidas como super microbios.
"Claramente la sobre medicación de antibióticos en los consultorios médicos y otros lugares de la comunidad contribuye al problema de la resistencia a las drogas antibacteriales", me dijo el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas en un mensaje por e-mail. "Como la mayoría de las bacterias de multiplica rápido, pueden evolucionar pronto y desarrollar resistencia a las drogas antimicrobianas. El sobre uso o la mala utilización de los antibióticos pueden producir que la resistencia de desarrolle todavía más rápido".
Si la epidemia de gripe porcina se desata estaré preparada para una embestida de pacientes enfermos. Los instruiré sobre el apropiado uso de los antibióticos. Les brindaré alivio a los síntomas cuando sea posible. Y les haré saber que está bien estar enfermo. Está bien quedarse en casa y no ir a trabajar, tirarse en cama y abrigarse mientras se toman litros y litros de té caliente, quizás durante una semana.
Y créanme: si en estos días aparecen por el trabajo enfermos, no van a ganar la admiración de nadie.
Anne Marie Valinoti Traduc. María Elena Rey
La autora es médica clínica
lanacion.com

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