Laura García
Para LA NACION
SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Con un nanobiosensor construido con diminutos tubos de carbono, un grupo de investigadores argentinos busca detectar tumores a partir de muestras de sangre o gotas de saliva. Esos nanotubos son pequeños cilindros huecos del mismo carbón que usamos para hacer un asado. Pero al ser manipulado a escala ínfima (un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro), se convierte en un conductor de electricidad sensible a los cambios del ambiente.
Ese desarrollo experimental es sólo uno de las aplicaciones de la nanotecnología en el campo de la salud que se presentaron en el IX Encuentro CNEA "Superficies y materiales nanoestructurados", realizado en el Centro Atómico Bariloche. Otras iniciativas expuestas incluyeron la fabricación de nanopartículas magnéticas para tratar el cáncer con calor y el diseño de vacunas contra agentes de enfermedades como la aftosa.
"El objetivo del nanobiosensor es ayudar a diagnosticar tempranamente el cáncer en menos tiempo -contó Maximiliano Pérez, investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en el Centro Atómico Constituyentes-. Ya existen técnicas para detectar marcadores tumorales, pero con el sensor se podría hacer de un modo más sencillo y rápido para frenarlo antes de que el tumor se disemine."
El nanobiosensor consta de dos microelectrodos conectados por un puente de nanotubos con anticuerpos. Su misión es delatar la aparición de un tumor a partir de la detección de señales eléctricas producidas por la unión de una molécula tumoral con el sensor. "Ya hemos puesto a punto su fabricación y estamos haciendo pruebas en el laboratorio con marcadores tumorales sintéticos -señaló-. El objetivo es que se pueda utilizar también para detectar otras enfermedades, a través de un dispositivo similar al que mide el nivel de glucemia para diabéticos."
El desarrollo es parte del Proyecto de Area Estratégica denominado Nodo Nanotec, que lidera el investigador Alberto Lamagna y financian la CNEA y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. Colaboran la Universidad Nacional de Bahía Blanca y el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (Citefa).
SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Con un nanobiosensor construido con diminutos tubos de carbono, un grupo de investigadores argentinos busca detectar tumores a partir de muestras de sangre o gotas de saliva. Esos nanotubos son pequeños cilindros huecos del mismo carbón que usamos para hacer un asado. Pero al ser manipulado a escala ínfima (un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro), se convierte en un conductor de electricidad sensible a los cambios del ambiente.
Ese desarrollo experimental es sólo uno de las aplicaciones de la nanotecnología en el campo de la salud que se presentaron en el IX Encuentro CNEA "Superficies y materiales nanoestructurados", realizado en el Centro Atómico Bariloche. Otras iniciativas expuestas incluyeron la fabricación de nanopartículas magnéticas para tratar el cáncer con calor y el diseño de vacunas contra agentes de enfermedades como la aftosa.
"El objetivo del nanobiosensor es ayudar a diagnosticar tempranamente el cáncer en menos tiempo -contó Maximiliano Pérez, investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en el Centro Atómico Constituyentes-. Ya existen técnicas para detectar marcadores tumorales, pero con el sensor se podría hacer de un modo más sencillo y rápido para frenarlo antes de que el tumor se disemine."
El nanobiosensor consta de dos microelectrodos conectados por un puente de nanotubos con anticuerpos. Su misión es delatar la aparición de un tumor a partir de la detección de señales eléctricas producidas por la unión de una molécula tumoral con el sensor. "Ya hemos puesto a punto su fabricación y estamos haciendo pruebas en el laboratorio con marcadores tumorales sintéticos -señaló-. El objetivo es que se pueda utilizar también para detectar otras enfermedades, a través de un dispositivo similar al que mide el nivel de glucemia para diabéticos."
El desarrollo es parte del Proyecto de Area Estratégica denominado Nodo Nanotec, que lidera el investigador Alberto Lamagna y financian la CNEA y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. Colaboran la Universidad Nacional de Bahía Blanca y el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (Citefa).
Imanes y vacunas
Otro proyecto en desarrollo es la fabricación de nanopartículas magnéticas que se usan en una terapia oncológica experimental: la hipertermia.
Como pequeños imanes, esas partículas son controladas con un campo magnético para aumentar la temperatura a 42-46°C y tratar tumores de modo selectivo y localizado. "En nuestro laboratorio fabricamos distintos tipos de nanopartículas y trabajamos con un equipo para generar campos magnéticos de alta frecuencia que permitirían transferir potencia a nanopartículas de magnetita -contó Roberto Zysler, investigador del Conicet en el Centro Atómico Bariloche y docente del Instituto Balseiro-. Estudiamos el proceso de calentamiento de estas partículas y, junto con otros investigadores, analizamos su toxicidad y captación en las células tumorales."
En la reunión se expusieron también iniciativas de otros centros. La directora técnica del Area de Electrónica e Informática del INTI, Liliana Fraigi, comentó que se está tratando de mejorar la eficacia de las vacunas para prevenir enfermedades agropecuarias, como la aftosa. "El grupo de nanotecnología industrial desarrolla nanovacunas mucoadhesivas para ganado con el INTA y el Programa de Nanomedicinas de la Universidad Nacional de Quilmes."
En la última década, la cantidad de publicaciones sobre nanociencia y nanotecnología en el país creció significativamente, según Lía Pietrasanta, directora del Centro de Microscopías Avanzadas de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, pero aún hay varios desafíos pendientes, como profundizar el estudio de la bioseguridad de los nanomateriales. De hecho, en agosto habrá en Buenos Aires una nueva reunión internacional Nano Mercosur.
Otro proyecto en desarrollo es la fabricación de nanopartículas magnéticas que se usan en una terapia oncológica experimental: la hipertermia.
Como pequeños imanes, esas partículas son controladas con un campo magnético para aumentar la temperatura a 42-46°C y tratar tumores de modo selectivo y localizado. "En nuestro laboratorio fabricamos distintos tipos de nanopartículas y trabajamos con un equipo para generar campos magnéticos de alta frecuencia que permitirían transferir potencia a nanopartículas de magnetita -contó Roberto Zysler, investigador del Conicet en el Centro Atómico Bariloche y docente del Instituto Balseiro-. Estudiamos el proceso de calentamiento de estas partículas y, junto con otros investigadores, analizamos su toxicidad y captación en las células tumorales."
En la reunión se expusieron también iniciativas de otros centros. La directora técnica del Area de Electrónica e Informática del INTI, Liliana Fraigi, comentó que se está tratando de mejorar la eficacia de las vacunas para prevenir enfermedades agropecuarias, como la aftosa. "El grupo de nanotecnología industrial desarrolla nanovacunas mucoadhesivas para ganado con el INTA y el Programa de Nanomedicinas de la Universidad Nacional de Quilmes."
En la última década, la cantidad de publicaciones sobre nanociencia y nanotecnología en el país creció significativamente, según Lía Pietrasanta, directora del Centro de Microscopías Avanzadas de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, pero aún hay varios desafíos pendientes, como profundizar el estudio de la bioseguridad de los nanomateriales. De hecho, en agosto habrá en Buenos Aires una nueva reunión internacional Nano Mercosur.
lanacion.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario