SANTIAGO (Diario El Mercurio/GDA).-
"Yo me siento menos independiente que mis compañeras. Casi todas van a fiestas y a mí no me dejan hacer ese tipo de cosas". "Me tengo que ir siempre con alguien al colegio, y yo me quiero ir sola para la casa". "Me dejan salir, pero a tal hora tengo que estar en la casa".
Podríamos decir que estas quejas son típicas de un adolescente; sin embargo, pertenecen a niños y niñas de entre 10 y 14 años. Sus opiniones y modos de vida fueron reunidos por expertos de la U. de Chile en el estudio llamado "Estatura del derecho de los adolescentes", publicado en 2007. Este mostró que la típica etapa "conflictiva" de los hijos se está adelantando.
Fenómeno que no le es indiferente a Claudia (38 años, ingeniero comercial). Los portazos, las peleas por las fiestas y las demandas de su hija preadolescente Belén (12 años) por salir sola o con sus amigas son a diario. "Para nosotros es difícil soltar la "cuerda" y dejarla hacer todo lo que quiere, porque la vemos aún muy chica. Ha sido súper difícil lidiar con sus demandas y es tema en las reuniones de curso".
Podríamos decir que estas quejas son típicas de un adolescente; sin embargo, pertenecen a niños y niñas de entre 10 y 14 años. Sus opiniones y modos de vida fueron reunidos por expertos de la U. de Chile en el estudio llamado "Estatura del derecho de los adolescentes", publicado en 2007. Este mostró que la típica etapa "conflictiva" de los hijos se está adelantando.
Fenómeno que no le es indiferente a Claudia (38 años, ingeniero comercial). Los portazos, las peleas por las fiestas y las demandas de su hija preadolescente Belén (12 años) por salir sola o con sus amigas son a diario. "Para nosotros es difícil soltar la "cuerda" y dejarla hacer todo lo que quiere, porque la vemos aún muy chica. Ha sido súper difícil lidiar con sus demandas y es tema en las reuniones de curso".
Desajuste generacional
Este desajuste generacional, dice Osvaldo Torres, antropólogo de Achnu y coautor del estudio de la U. de Chile, efectivamente comienza a producirse a edades muy inesperadas por los padres. "Los niños entre 10 y 13 años ya tienen conciencia de su autonomía, fenómeno que antes se tendía a construir más tarde. Por lo tanto, ya están pidiendo respeto por sus opiniones, deseos, elecciones y formas de ser".
La propia experiencia de los padres está atrasada, dice la psicóloga y académica de la U. Diego Portales Daniela Carrasco, porque esas demandas de sus hijos en su historia personal no comenzaban antes de los 15 años.
La psicóloga Claudia Cruzat, directora del magíster en Adolescencia de la U. del Desarrollo (Concepción), señala que en la consulta han constatado que los padres llegan afligidos por sus hijos de 10 o 12 años por conflictos que generalmente se veían con adolescentes de 15 o 17.
Los preadolescentes de hoy quieren mayores grados de independencia. Y exigen realizar conductas sin la supervisión de los padres, y de ahí los roces: "Tratan de diferenciarse de sus "otros" más relevantes (sus padres) antes de lo previsto. Quieren poseer artículos personales, tener su propios espacios (su pieza) y sus propios tiempos (que no los controlen a qué hora llegan del colegio)", indica Reimundo Frei, sociólogo e investigador del PNUD.
Este desajuste generacional, dice Osvaldo Torres, antropólogo de Achnu y coautor del estudio de la U. de Chile, efectivamente comienza a producirse a edades muy inesperadas por los padres. "Los niños entre 10 y 13 años ya tienen conciencia de su autonomía, fenómeno que antes se tendía a construir más tarde. Por lo tanto, ya están pidiendo respeto por sus opiniones, deseos, elecciones y formas de ser".
La propia experiencia de los padres está atrasada, dice la psicóloga y académica de la U. Diego Portales Daniela Carrasco, porque esas demandas de sus hijos en su historia personal no comenzaban antes de los 15 años.
La psicóloga Claudia Cruzat, directora del magíster en Adolescencia de la U. del Desarrollo (Concepción), señala que en la consulta han constatado que los padres llegan afligidos por sus hijos de 10 o 12 años por conflictos que generalmente se veían con adolescentes de 15 o 17.
Los preadolescentes de hoy quieren mayores grados de independencia. Y exigen realizar conductas sin la supervisión de los padres, y de ahí los roces: "Tratan de diferenciarse de sus "otros" más relevantes (sus padres) antes de lo previsto. Quieren poseer artículos personales, tener su propios espacios (su pieza) y sus propios tiempos (que no los controlen a qué hora llegan del colegio)", indica Reimundo Frei, sociólogo e investigador del PNUD.
Tensión familiar
Todo esto genera tensión. Los padres aún discrepan de que sus hijos preadolescentes puedan valerse por sí mismos y ser responsables en esa independencia, señala la psicóloga y consultora de Unicef Soledad Larraín; por lo tanto, restringen los permisos. Versus la necesidad imperiosa que tienen los niños de hoy -que, en efecto, están madurando antes tanto biológica como intelectualmente- de ser autónomos.
Lorena Gómez (37 años, diseñadora) sabe muy bien de esa independencia. "Lo que veo en mi hijo lo grafico de la siguiente manera: a los 10 años me llama para decir, "Mamá, ¿puedo quedarme donde mi amigo? A partir de los 12, el diálogo cambió a: "Mamá, voy a quedarme con mi compañero" o "dile a la abueli que no venga por mí al colegio". Yo quedaba pa´ dentro y le decía: "¿Dónde quedaron los signos de interrogación, Andrés?".
El "adelanto" de la adolescencia, reflexionan los investigadores, está asociado a los estímulos que los niños de hoy reciben. A diferencia de anteriores generaciones, donde los padres y la escuela eran los tradicionales agentes socializadores, los preadolescentes forjan su desarrollo con una cantidad de "educadores" que provienen de internet, sus pares, TV, la radio y la música. "La cantidad de información que manejan los hijos desde pequeños es similar o igual a la que manejan sus padres", advierte Osvaldo Torres.
Este bombardeo de información y la presión social por una "maduración" temprana redundan en que los prepúberes también estén practicando comportamientos asociados tradicionalmente con la adolescencia. Como tener opiniones más certeras o a más tempranas edades, pero también, dice Soledad Larraín, en tomar contacto antes con el cigarrillo, el alcohol, las drogas y las relaciones sexuales.
Todo esto genera tensión. Los padres aún discrepan de que sus hijos preadolescentes puedan valerse por sí mismos y ser responsables en esa independencia, señala la psicóloga y consultora de Unicef Soledad Larraín; por lo tanto, restringen los permisos. Versus la necesidad imperiosa que tienen los niños de hoy -que, en efecto, están madurando antes tanto biológica como intelectualmente- de ser autónomos.
Lorena Gómez (37 años, diseñadora) sabe muy bien de esa independencia. "Lo que veo en mi hijo lo grafico de la siguiente manera: a los 10 años me llama para decir, "Mamá, ¿puedo quedarme donde mi amigo? A partir de los 12, el diálogo cambió a: "Mamá, voy a quedarme con mi compañero" o "dile a la abueli que no venga por mí al colegio". Yo quedaba pa´ dentro y le decía: "¿Dónde quedaron los signos de interrogación, Andrés?".
El "adelanto" de la adolescencia, reflexionan los investigadores, está asociado a los estímulos que los niños de hoy reciben. A diferencia de anteriores generaciones, donde los padres y la escuela eran los tradicionales agentes socializadores, los preadolescentes forjan su desarrollo con una cantidad de "educadores" que provienen de internet, sus pares, TV, la radio y la música. "La cantidad de información que manejan los hijos desde pequeños es similar o igual a la que manejan sus padres", advierte Osvaldo Torres.
Este bombardeo de información y la presión social por una "maduración" temprana redundan en que los prepúberes también estén practicando comportamientos asociados tradicionalmente con la adolescencia. Como tener opiniones más certeras o a más tempranas edades, pero también, dice Soledad Larraín, en tomar contacto antes con el cigarrillo, el alcohol, las drogas y las relaciones sexuales.
Cerebros estimulados
La diferencia entre la actual generación y los niños del "pasado" radica principalmente en la calidad, diversidad y cantidad de los estímulos externos. De acuerdo con el investigador estadounidense Harry Chugani, de la Universidad Estatal de Wayne (Detroit), los videojuegos, el PC, internet, los programas de TV y los pasatiempos electrónicos en general "son como gimnasia para el cerebro de los niños". Por lo tanto, el resultado son niños más expertos, osados e imaginativos.
Débora Gutiérrez A.
La diferencia entre la actual generación y los niños del "pasado" radica principalmente en la calidad, diversidad y cantidad de los estímulos externos. De acuerdo con el investigador estadounidense Harry Chugani, de la Universidad Estatal de Wayne (Detroit), los videojuegos, el PC, internet, los programas de TV y los pasatiempos electrónicos en general "son como gimnasia para el cerebro de los niños". Por lo tanto, el resultado son niños más expertos, osados e imaginativos.
Débora Gutiérrez A.
lanacion.com
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