Así como hay diferentes modos de mantener ordenado el placard, también hay diferentes "estilos" para administrar la propia casilla de e-mail.
Entre los usuarios del correo electrónico están los que guardan todo (aún los mensajes basura); los que después de dar una rápida mirada a la bandeja de entrada no dudan en empujar e-mails de a docenas a la papelera de reciclaje; o los que utilizan carpetas, etiquetas y reglas de autoclasificación para que cada comunicación, si lo merece, quede almacenada en el lugar correcto. Al parecer, estos modos disímiles de usar el e-mail pueden indicar diferentes rasgos de la personalidad.
Con todas las salvedades que requiere una generalización, Carlos Neri, titular de la cátedra de Informática, educación y sociedad de la Facultad de Psicología de la UBA, admite que la personalidad puede expresarse en el modo en que se usa el e-mail.
De quienes se niegan a eliminar mensajes, Neri señala que podría tratarse de obsesivos retentivos: "Personas que tienen dificultades para tomar la decisión de terminar, de poner un corte a algo, sean relaciones o situaciones. Además, el guardar mensajes por uno o dos años, por ejemplo, puede hablar de una situación casi melancólica", explica Neri.
En el otro extremo, los que no dudan en aplicar la tecla "Suprimir" en la bandeja misma de entrada, para Neri "podrían ser gente que no quiere hacerse cargo de su historia, que quiere flotar en la vida sin recuerdos de lo inmediato, que necesita no recordar".
El perfil del puntilloso a la hora de clasificar y ordenar el correo electrónico encaja con quienes tienen rasgos obsesivos en su modo de ser. "Son personas funcionales para muchos trabajos, que no quieren perder nada y arriesgan poco", explica Neri.
En tanto, María Marta Depalma, psicoanalista y docente del centro Dos, señala: "Manejar el e-mail es equivalente a administrar los objetos de una casa, y puede exhibir rasgos del carácter, es decir, lo que uno da a ver".
Para la especialista, ante los e-mails en cadena que apelan a la espiritualidad o a la superchería, por ejemplo, aparecen los supersticiosos (no rompen las cadenas "por las dudas"), los curiosos (quieren ver todo), o los divertidos (los usan para reirse).
Sin embargo Depalma, más que en la personalidad que se muestra al usar el correo, prefiere poner el foco en qué necesidades está manifestando quien hace uso de una derterminada manera del e-mail. "La necesidad de estar tanto tiempo frente a la ventana que es la pantalla es la necesidad de estar con el otro. Uno, en general, del otro guarda abrazos, afectos. En el e-mail, como esto no está, se guarda un mensaje en una carpeta", explica.
Claves para manejar el correo
Aquí, siete reglas para mejorar el uso del e-mail:
1. Mire todos los mensajes de una sola vez.
2. Agrúpelos en cuatro carpetas. Por ejemplo, llámelas así: Por hacer, Debo, Me deben y Leer.
3. Juegue a un toque: Abra cada mensaje el menor número de veces posible.
4. Procese las carpetas Por hacer y Debo lo antes posible. No deje que engorden.
5. Minimice el número de e-mails que envía y recibe.
6. Use las funciones automatizadas de su cuenta de e-mail.
7. No viva pendiente del correo. Mírelo dos o tres veces al día como máximo.
Estas reglas fueron elaboradas por José Miguel Bolívar, un especialista en desarrollo personal y productividad, y publicadas por el diario El País de España.
clarin.com
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