Algunos califican al fútbol de "plaga emocional" o de "peste delirante". Otros siguen considerando que es el deporte-espectáculo más fascinante. Aunque no ignoran sus lacras, que la globalización ha agravado "espectacularmente".
En la presente Eurocopa, los patrocinadores (bebidas, ropa deportiva, automóviles, etc.) han pagado más de 400 millones de euros. Y los derechos de difusión por televisión y telefonía móvil, adquiridos por 170 países, se han vendido por más de mil millones de euros.
La FIFA dispone de un presupesto SUPERIOR al de un país como Francia, y espolea el proceso de liberalización económica del fútbol.
Adidas, Nike, Puma y Umbro inundan el planeta con sus mercancías-fetiche: botas, camisetas, balones, fabricados en las zonas más empobrecidas del mundo, por obreros sobreexplotados, y vendidos a precio de oro en los países ricos.
Una camiseta deportiva, que cuesta en España unos 75 euros, equivale a tres meses de sueldo de un niño-trabajador de la India.
Algunos equipos se cotizan ahora en Bolsa como cualquier valor.
De modo que lo que está en juego en ciertos partidos, sin que lo sepan los aficionados ni los futbolistas, es el alza o la bajada del precio de la acción del equipo-empresa.
Por ambición de lucro, muchos millonarios invierten en clubes de fútbol. Como por ejemplo en la Liga inglesa. El más conocido es el ruso Roman Abramovich -el ciudadano de menos de 40 años más rico del mundo (14 mil millones de euros)-, propietario del Chelsea. O el multimillonario estadounidense Malcolm Glazer comprador, por más de mil millones de euros, del Manchester United.
El objetivo de estos inversores es el de aumentar al máximo la rentabilidad. Imitando el modelo del capitalismo deportivo norteamericano.
Resultado de esta globalización del fútbol inglés (que quieren imitar las demás Ligas europeas): los equipos británicos acaparan a los grandes jugadores mundiales.
Revés de la medalla: algunos de los conjuntos más célebres, como el Arsenal, no alinean a NINGUN jugador inglés.
El mercado, el dinero y la ausencia de escrúpulos están imponiendo en el fútbol la ley del más rico. Aunque -por un mes- la Eurocopa haga ilusión, el autentico patriotismo, el de las marcas privadas se está imponiendo. Es la tirania del mercado.
A veces se califica de "opio del pueblo" a la religión para subrayar su función alienante y su vocación de distraer a la gente de la explotación a la que es sometida.
Los mismos que se envuelven en la bandera y gritan por el triunfo de "su" equipo , seran casi los mismos que mediante el miedo seran llevados a una guerra cualquiera por un caudillo cualquiera.
Reinoid Niebuhr afirmaba que "la racionalidad es una técnica, una habilidad al alcance de muy pocos, mientras que la mayoría de la gente se guía por las emociones". Es aquí donde las estrategias propagandísticas atacan:directas a movilizar al rebaño a través de las emociones sin permitirles una tregua para que no pongan en marcha el "peligroso" raciocinio.
El fútbol tiene hoy idéntica función. Por eso la globalización quisiera condenarnos, en cierto modo, a fútbol perpetuo. Para domesticarnos. Para que nunca despertemos de la nueva enajenación. ¿Hasta cuándo nos dejaremos?
Artículo completo en LE MONDE DIPLOMATIQUE - futbol perpetuo : Ignacio Ramonet
joanfliz.blogspot.com
1 comentario:
“Por las razones de salud del comandante y el tratamiento que recibe, nos obliga cada día a estar más unidos; y sólo pueden estar más unidos los que son parecidos, todo aquel que crea que Chávez es el líder, tiene que hacer lo que diga el comandante”, puntualizó el también primer vicepresidente del Psuv.
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