Cuando aprieta el bolsillo, el ingenio se agudiza. Y si manejar con el auto vacío se hace cada vez más caro, bienvenidos sean los acompañantes, aunque haya que buscarlos por Internet. Los aumentos en el transporte público y los crecientes costos de moverse en auto están impulsando la práctica de compartir el coche con desconocidos para dividir los gastos. El “carpooling”, muy común en Europa y Norteamérica, ya es promovido en el país por grandes empresas, y surgen nuevos sitios web que conectan a personas con recorridos similares para viajes de trabajo o placer. El principal problema, admiten sus promotores, son los temores por la inseguridad, pero los usuarios toman precauciones y las experiencias se multiplican.
Gracias a esta modalidad, que en Europa tiene al menos diez millones de adeptos, los que están a pie pueden viajar cómodos en auto a un precio poco mayor al del transporte público. Y quien tiene coche puede ahorrarse hasta el 75% de sus costos llenando los asientos libres con personas que lo ayuden a pagar combustibles, peajes y estacionamiento.
El contacto se produce a través de sitios gratuitos de Internet donde conductores y pasajeros publican los trayectos que necesitan recorrer, con fechas y horarios. Cuando hay una coincidencia, el sistema les permite ponerse en contacto, acordar la división de costos y empezar a viajar juntos.
Hasta hace poco, la oferta de esos sitios se limitaba a páginas con pocos viajes en el país y escasa capacidad de promocionarse. Pero en los últimos tres meses aparecieron dos nuevos proyectos argentinos que ya pisan fuerte en la Web. Cada semana, sus usuarios ya proponen 100 nuevos trayectos, que podrán ser viajes de trabajo o placer, ocasionales o cotidianos.
Una de las nuevas propuestas es EnCamello.com, que se define como “una comunidad de gente que está cansada de viajar mal”. “Dime a dónde vas y te diré con quién ir”, es el eslogan. Su fundador, Lucas Todres, hace números y se entusiasma: “En dos o tres años esto puede reducir hasta un 5% el tránsito en Buenos Aires”, asegura, y explica que ve como principal traba que “la gente tiene miedo de viajar con desconocidos”. Por eso, afirma que su “prioridad absoluta” son las medidas de seguridad, lo que se traduce en insistentes consejos (ver aparte) y un sistema de puntajes que determina cuán confiable es cada usuario de la página.
Un sistema similar de reputación online aplica VayamosJuntos.com.ar, otro proyecto de reciente aparición que se distingue por una fuerte apuesta al diseño y su integración con Facebook para el proceso de registro y la difusión de los viajes. Sus creadores son cinco amigos de entre 26 y 28 años que mantienen el sitio en su tiempo libre. “Por ahora, lo primordial para nosotros es difundir en la Argentina la cultura de compartir el auto”, explica Alejandro Van Morlegan, miembro del equipo.
Olivos-Puerto Madero, Buenos Aires-Miramar, Rosario-Santiago de Chile. Son algunos de los trayectos publicados en la página, de los cuales casi la mitad pertenece a conductores que ofrecen su auto. “Al principio –cuenta Van Morlegan– pensábamos que la gente iba a usar el sitio para ir de la casa al trabajo, pero la mayoría está publicando viajes de larga distancia”.
Y mientras crecen las propuestas abiertas al público, cada vez más empresas intentan que sus empleados viajen juntos al trabajo. Para eso desarrollan aplicaciones propias de carpooling o delegan la tarea en firmas especializadas, como Viapool y la recién creada SincroPool. Unilever, Globant y el banco HSBC son ejemplos de compañías que ya decidieron promover la práctica y dar beneficios a los empleados que la adoptan. “El carpooling corporativo es lo mejor para vencer el miedo a compartir el auto porque uno no trata con desconocidos, sino con compañeros de trabajo”, explica Todres, cuyo sitio también vende el servicio.
De a poco, la tendencia también está llegando a barrios cerrados y centros de estudios. La Universidad de San Andrés, por ejemplo, decidió dar desde marzo cuentas de EnCamello a todos sus alumnos. Juan María Segura, director de Desarrollo Institucional, explica: “Les permitirá relacionarse con pares de otras carreras y edades, y de paso, aliviará de autos el estacionamiento del campus”.
“Lo importante, tener referencias de la otra persona”
Empezaron a compartir auto por necesidad, y se les terminó haciendo costumbre. Elena y Alejandro vivían en San Isidro, pero bailaban en el Carnaval de Gualeguaychú y eso los obligaba a viajar a la ciudad entrerriana todos los fines de semana, algo que sus bolsillos no podían aguantar. “Estábamos complicados, no sabíamos qué hacer, y se nos ocurrió empezar a llevar a otras personas para compartir los costos”, cuenta Elena. Recuerda que lo hicieron más de cinco veces, en muchos casos con gente que no conocían de antes. “La experiencia siempre fue buena. Todos íbamos a divertirnos y se generaba un muy buen ambiente”, explica. Cuenta que dividían los gastos en cuatro y así cada uno terminaba pagando menos de la mitad de lo que valía un pasaje en micro. Hace dos años dejaron de ir a Gualeguaychú, pero dicen que “sin dudas” volverían a compartir el auto para nuevos viajes porque “funciona”. “Lo importante es tener referencias de la otra persona”, considera.
clarin.com
1 comentario:
Seguramente tardemos unos años hasta alcanzar el nivel de uso de Europa. La gran diferencia es que acá hay una gran desconfianza, no creo que podamos cambiar de un día para el otro. Pero sí podemos empezar a compartir el auto con compañeros de trabajo. Analizando las mencionadas creo que http://www.sincropool.com/ es la más profesional que brinda el servicio a empresas.
Saludos!!
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