sábado, 4 de febrero de 2012

Los cazadores de tesoros apuntan al Costa Concordia

ROMA.- Fue bautizado "el tesoro del Giglio" y ya se comienza a temer el acecho de posibles depredadores. Después de más de tres semanas de la tragedia del crucero Costa Concordia, mientras los fiscales aún interrogan a personajes clave para reconstruir un episodio seguramente evitable, hay quienes empiezan a fantasear con el tesoro que quedó sumergido en sus entrañas, sin importarles los 17 muertos y 15 desaparecidos que dejó el naufragio. Como sucedió con el Titanic y con muchos otros buques de lujo que se hundieron a lo largo de la historia.
El Costa Concordia era un crucero "de los sueños", con más de 4200 personas a bordo, entre las cuales, seguramente, había muchas que llevaban valiosas joyas y objetos preciosos con la ilusión de lucirlos en las noches de gala, en las soirées en el casino y en otros eventos sociales. El Costa Concordia, por otro lado, no sólo era el crucero de lujo más grande de Italia, sino también un verdadero templo de arte flotante, o un museo flotante, repleto de obras valiosísimas.
De 300 metros de largo, 35,5 de ancho y 112.000 toneladas de peso, el crucero llevaba a bordo unas 6500 obras de arte -entre originales y copias- de más de 35 artistas contemporáneos de gran importancia.
En el piano bar Budapest había vasos de cerámica Zsolnay. En el spa Samsara ostentaban una colección de 12 xilografías japonesas extrapoladas de textos Manga de Katsushika Hokusai, el mismo artista que inspiró a los impresionistas.
Había paneles del artista italiano Aldo Spoldi, esculturas de ballenas de Nicola Salvatore, obras de Omar Galliani, Javier Garcerá, Jord García Pons, entre otros artistas europeos. Y, en el gran Bar Biedermeier, había 24 objetos de cristal del siglo XIX.
Se trata de un tesoro de millones de euros, ahora sumergido en las aguas de la isla del Giglio, hasta hace poco un paraíso para amantes de la naturaleza y el buceo, y ahora un sitio bajo riesgo de desastre ambiental (aún deben vaciarse las 3200 toneladas de carburante de la nave) y una zona de atracción para los depredadores que siempre aparecen en las grandes desgracias, en busca del tesoro perdido.
Sin embargo, para los expertos en el tema aún es demasiado temprano para pensar en los "cazadores" del botín del Concordia. "Mientras haya cuerpos, se considera prohibido el ingreso en la nave porque es como una tumba", dijo a la agencia AP Robert Marz, un veterano buceador y autor de varios libros de historia marina, arqueología submarina y búsquedas de tesoros.
"Pero cuando hayan sacado los cadáveres, se desatará una carrera increíble para cazar todo lo que sea de valor", agregó, al destacar que hasta la mafia tiene equipos que se especializan en ir a la caza de botines submarinos.
"Es un paraíso para los buzos", coincidió Hans Reinhardt, un abogado alemán que representa a 19 compatriotas que reclaman fuertes indemnizaciones. De hecho, muchos de ellos habían llevado no sólo diamantes y joyas, sino también antiguas pertenencias familiares, de valor afectivo incalculable, explicó el letrado. "Perdieron un montón de joyas, relojes, collares y todo aquello que las mujeres suelen ponerse para estar elegantes", agregó Reinhardt.

CAJAS FUERTES

Al margen de las joyas, también es sabido que en el Costa Concordia quedó sumergida una cantidad indefinida, pero seguramente inmensa, de dinero en efectivo, muy probablemente guardado en las cajas fuertes de cada cabina.
De hecho, en la nave no se utilizaba ni efectivo ni tarjetas de crédito porque a cada pasajero se le entregaba no bien subía a bordo una tarjeta plástica que funcionaba tanto como llave magnética de la cabina como para comprar cualquier cosa.
También forma parte del tesoro perdido toda la mercadería de las diversas boutiques de a bordo, incluidas las joyas. Sin contar la presencia de cajas de champaña y vino que, quizás, algún día alguien logrará sacar a flote.
En este momento, cuando aún se intenta contra reloj y pese al mal tiempo comenzar con las operaciones para sacar el combustible, la nave se encuentra de lo más vigilada, custodiada las 24 horas del día.
Los equipos de bomberos y de Defensa Civil monitorean sus movimientos, cada vez más frecuentes debido a fuertes vientos que provocaron la suspensión de la búsqueda de desaparecidos por falta de seguridad. Por eso, se considera de lo más improbable -si no imposible- que los cazadores del "tesoro del Giglio" puedan pasar a la acción ahora.
En varios meses más, cuando el Costa Concordia -que nadie sabe si podrá ser desguazado, quedará en el agua o podrá ser remolcado a otra parte- haya quedado en el olvido, quizá sí llegará la hora perfecta...
lanacion.com

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