sábado, 11 de febrero de 2012

Los ojos del impotente


Hace no tanto tiempo, la impotencia, la disfunción eréctil como ahora se la define, era casi un tabú que pocas veces se comentaba en público. Pero en sólo dos décadas ha pasado de ser un problema que se creía motivado por algo psicólogico a convertirse en un trastorno con una fisiopatología molecular muy definida que tiene muchas veces un tratamiento eficaz gracias a una pastilla.
Además, en los últimos años, la disfunción eréctil ha escalado médicamente peldaños que van más allá de la sexualidad. Aun reconociendo la trascendencia que tiene para la salud sexual de varones –y de las mujeres también- una erección normal, la impotencia, gracias a los datos científicos de envergadura que se han acumulado, empieza a catalogarse como un factor de riesgo vascular muy importante. Tanto como el que tiene una cifra alta de colesterol, la tensión elevada o el tabaco. De hecho, los cardiólogos recomiendan que cuando se haga una historia clínica a un varón se le pregunte siempre por su sexualidad, y su potencia.
La disfunción eréctil se ha asociado a síndrome metabólico, diabetes tipo 2, obesidad y falta de ejercicio, problemas todos ellos que elevan el riesgo de ateroesclerosis severa. Ahora, por primera vez, un estudio publicado en la revista 'Ophthalmology' relaciona la disfunción eréctil con el glaucoma de ángulo abierto. Los impotentes tienen casi tres veces más riesgo de padecer glaucoma que los que no lo son. Es una elevación importante para una enfermedad con incidencia alta.
Esta patología es un trastorno frecuente de la vista que consiste en un aumento de la presión intraocular que compromete el riego vascular de la retina y pone en peligro la integridad de ésta. Se pierde la visión. La enfermedad es muchas veces silenciosa y no es raro que su diagnóstico se haga cuando se encuentra en estado avanzado, y solución difícil.
La recomendación de los especialistas, tras revisar el trabajo que estamos mencionando, es que SI siempre es bueno tener una revisión ocular con periodicidad en la que se chequee la tensión de los ojos, en los pacientes con disfunción eréctil esta sencilla prueba habría que hacerla sí o sí.
elmundo.es

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