martes, 14 de septiembre de 2010

El negocio de la muerte

Por Verónica Dema
lanacion.com
La sofisticación del consumo llegó hasta al mercado fúnebre. Ya hay quienes piden que en un féretro se talle la cara del "Che" o de Gardel, o que el ataúd esté pintado a mano con motivos celestiales o futboleros; está el que se asegura que en el velorio haya un altar con la foto de seres queridos o que se decore el lugar con el atuendo y los palos de golfista o del deporte que haya practicado; también están los que contratan un servicio que musicalice el velatorio con temas de un ídolo; otros, en cambio, se detienen en planear una urna especial donde guardar los restos de sus seres queridos: desde cajitas de vitreaux hasta estatuas egipcias.
"Hay un cambio importante en el servicio fúnebre; esta actividad ahora empieza a revalorizarse", relata Antonio Flores, secretario de la Federación Argentina de Entidades de Servicio Fúnebre y Afines. "La gente no se fija en ese momento en los costos porque lo vive como el último homenaje", dice y acompaña a lanacion.com a recorrer FunExpo 2010 , la segunda convención internacional de servicios exequiales, un espacio de stands y conferencias sobre las nuevas tendencias del mercado.
El negocio de la muerte mueve millones: en el sector -que abarca servicios y seguros de sepelio, parcelas en parques, fábricas de ataúdes, entre otros- estiman que se facturan unos 4 mil millones de pesos anuales; son unas 20.000 personas las que están involucradas en esta actividad.
El fabricante de ataúdes de Heccar , Héctor Massarutto, habla de la innovación del sector. Su stand en movimiento ya le imprime un halo creativo a su negocio: las tapas de los ataúdes que exhibe se abren y cierran de modo automático, algunos cajones tienen luces de colores y otros una tecnología especial que mantienen un sistema de aireado, por nombrar algunos avances. "Puede parecer que este mercado es siempre igual, pero se hace mucha investigación y desarrollo para ir mejorando los productos", comenta.
Mariano Fiori, cuarta generación de fabricantes de ataúdes Fiori, coincide con su colega. El slogan de su firma es "desde 1910, calidad e innovación". En su stand exhibe una réplica del primer ataúd que hizo su bisabuelo carpintero allá por el 1910, el que contrasta, luego, con los féretros de última generación fabricados por su empresa, que logró un nivel de calidad como para competir en el mercado internacional. "Tenemos una producción mensual de 4000 ataúdes estándar más los pedidos especiales que se realizan de modo artesanal", precisa.
La aplicación de tecnología no sólo se observa en ataúdes. Otros fabricantes vinculados al sector muestran sus innovaciones: el dueño de una casa de insumos para velatorios, Claudio Galli, pide a su hijo que se suba a un montacargas mecanizado para alzar y bajar cajones. Cuando está en las alturas, su hijo sonríe y posa, orgulloso, para la cámara.

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