jueves, 23 de septiembre de 2010

Polémica "policía infantil" en Chubut

COMODORO RIVADAVIA- La difusión pública a nivel nacional marcó el principio del fin de una polémica iniciativa del capellán policial en Esquel, Adrián Alberto Marí, que creó en esa ciudad cordillerana una "policía infantil" con chicos de entre 9 y 16 años que los sábados participaban de talleres en los que recibían entrenamiento de tipo militar.
El ministro de Gobierno de Chubut, Héctor Castro, decidió ayer el pase a disponibilidad del sacerdote como capellán policial, porque Marí "no contaba con ningún aval de organismos oficiales para realizar este adoctrinamiento policial a menores". Agregó que hay en marcha una investigación, encabezada por el comisario mayor Jorge Enrique Gutiérrez, director de Asuntos Internos de la policía.
No es la primera iniciativa de este tipo en el país. Mendoza, Corrientes, Salta y Misiones tienen sus "chicos policías". Y en varias provincias funciona la "Gendarmería infantil", con una organización similar a la de los boy scouts .
En Misiones, la "policía infantil" fue creada hace 20 años, y hay unos 2600 chicos de entre 6 y 14 años que asisten a 34 "escuelitas" cada sábado, durante seis horas. No reciben instrucción militar, sino que abordan temas vinculados con la seguridad vial, la lucha contra el fuego y el avance de las comunicaciones. Reciben un refrigerio y cobertura de salud y, cuando hay desfile, visten uniformes y gorras.
En Salta funcionan la Gendarmería Infantil, la Policía Infantil y hasta una Policía Municipal de Tránsito Infantil y Juvenil. En particular, la Policía Infantil tiene el objetivo de formación en valores y disciplina. También, como los misioneros, participan en desfiles con uniformes que no son policiales.
Para defender su iniciativa, el cura Marí apeló al ejemplo de la Gendarmería Infantil. Un perfil en Facebook muestra la actividad de los chicos en Esquel, a los que se puede ver con chalecos antibalas y respondiendo a órdenes militares como "vista al frente" o el paso de "izquierda-derecha".
En cada encuentro, los sábados, de 15 a 18, en el Casino de Suboficiales de la policía, los chicos entonaban una canción llamada "Nuevo sol", compuesta con motivo de la visita del papa Juan Pablo II al país en los años 80. Compartían las actividades que coordinaba el sacerdote, tomaban la merienda y desfilaban "haciendo honor a la fuerza policial". Además de deportes, tenían un taller en el que se abordaban temas como la vocación en la vida, con acento en lo policial. A la participación de hijos de policías se sumó la de otros de barrios más humildes de la zona.
Marí se defendió: "Este proyecto surgió hace mucho tiempo. Empezamos a trabajar con la Policía Comunitaria y de la Mujer, y se generó la necesidad de un espacio para los jóvenes y niños. El año pasado hicimos un encuentro de 80 jóvenes con 20 policías por el tema del exceso de alcohol en los boliches. Luego, surgió un espacio para los chicos dentro de tanta pluralidad, como lo es el de la «policía infantil». Convocamos a los chicos para valorar la vocación policial".
Juan Carlos, padre de uno de los chicos que participan del taller de Marí, dijo a LA NACION que "todo ha sido un error de interpretación", que están "muy dolidos" por lo sucedido y que los chicos estaban contentos con la actividad.

lanacion.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No me parece mal que exista la policía infantil, siempre y cuando sea seguida por el gobierno con un programa adecuado, no hay que tener miedo, esas organizaciones son abiertas y no secretas. Secreto es el adoctrinamiento con entrenamiento guerrillero, programa que tiene Milagros Salas en jujuy, los niños a partir de los 5 años ya reciben instrucción de tiro de combate guerrillero con armas de verdad, entonces imaginen que tipo de instrucción reciben los adolescentes y adultos, ahí si se tiene que tener miedo y el estado con la justicia tiene que intervenir urgente.

Ariel Corbat dijo...

¡QUÉ PROGRE ES LA HIPOCRESÍA!


Extraño tiempo el que nos toca vivir. Hoy, 23 de Setiembre de 2010, mientras el espíritu democrático de la América Latina se congratula en felicitar a Colombia por haber puesto fin a las correrías del Mono Jojoy, hay quienes en Argentina se rasgan las vestiduras para impedir que Chile pueda juzgar al terrorista Galvarino Apablaza. La hipocresía está entre nosotros.

Es la misma hipocresía que falsea la historia la que distorsiona el presente. En la muy bella y misteriosa Provincia de Chubut, allí donde un ladrón no pudo quedar detenido por el inexplicable goce de impunidad que -pensada para otros fines- le otorga el Artículo 248 de la Constitución Provincial al ser delegado gremial, el cura Adrián Alberto Mari tuvo la bienintencionada ocurrencia de acercar la niñez a la institución policial. Pecó de ingenuo el sacerdote, queriendo dar resguardo o aliento a las vocaciones policiales de los pibes, y le vino de perlas a Clarín y TN para inventar un escándalo de nada.

El diario demonizado por Kirchner, ayudando a consolidar la tendencia de rencor permanente que caracteriza al oficialismo, se jacta en tapa de haber logrado echar al “cura que armó la policía infantil” y se regodea dedicando dos páginas centradas en el punto de vista progre expresado por Andrés Fevrier, para quien “En Argentina aún está demasiado fresco el recuerdo de aquel ‘palito de abollar ideas’ del que hablaba Mafalda como para vincular tan livianamente a los chicos con la Policía”.

Manteniendo las anteojeras de los derechos humanos, con esa visión retrógrada que es estandarte del kirchnerismo, se reserva para las fuerzas policiales -y los uniformados todos- el mismo trato que recibían los leprosos durante la Edad Media. La sórdida estigmatización de las policías como oscuras y lúgubres instituciones cercanas a la asociación ilícita sólo beneficia a los delincuentes.

Tanto lo que se da en llamar policía infantil como la gendarmería infantil, no son levas forzadas de niños como las que hacen las FARC en Colombia para enviarlos al combate, acá no se trata ni por asomo de apartarlos de sus familias, del colegio, el deporte o involucrarlos en funciones policiales; y puestas las cosas en su real contexto hablar de militarización, llamar “entrenamientos policiales de menores” a ejercicios que no no son más que juegos o la participación en un desfile, catalogando eso como “delirio nazi” o “diseño fascista” es paranoia alucinatoria. Con el criterio de mantener la piel sensibilizada a fuerza de hipocresía los boy scout serían el alter ego de la juventud hitleriana.

Clarín, para beneplácito del kirchnerismo, en alianza con la oposición superficial, ha logrado pegarle a un curita -soy ateo, que conste-; un peligro social terrible eso de decirle al hijo del policía que la función que cumple su padre es buena y que no estaría mal que en el futuro él también quiera serlo.

Tanto lío por nada; lo único bueno es que las revistas Barcelona y Madriz (bienvenido sea el humor) tienen con esto para hacerse un festín.



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
http://www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López