jueves, 30 de septiembre de 2010

El pan, la carne y los lácteos, los que más calorías aportan

Sí: el pan, la carne y los lácteos enteros aportan más calorías que el fast food y las golosinas en la dieta de los argentinos. Lo asegura un informe de nutricionistas de la UBA que puso bajo la lupa los alimentos que más se comen. La conclusión del trabajo es reveladora y sorprende a más de uno: no es sólo, ni mayormente, la comida rápida, los caramelos y los alfajores, sino la carne vacuna, la grasa de los lácteos enteros y el pan común los que aportan calorías poco saludables. Simplemente, porque son los alimentos que grandes y chicos ingieren todos los días y en cantidades que duplican a las recomendadas .

Las cifras lo indican. Cada año en el país se consumen 70 kilos de pan elaborado en panaderías por habitante, cuando lo que se recomienda es la mitad. Carne vacuna: 60 kilos por habitante por año, cuando debería estar entre 40 y 50 kilos. Ya se sabe: Argentina es el país que tiene el consumo más alto de carne vacuna en el mundo. En tanto, el caso de los lácteos es diferente porque su consumo es bajo: 70 litros de leche per cápita cuando debería ser el doble. Los especialistas advierten que se debe tomar más, pero descremada .
“La mayor parte del consumo de estos alimentos, sobre todo en los chicos en edad escolar, se da en los hogares y no en el kiosco de la escuela o el fast food”, señala Sergio Britos, profesor asociado de la Escuela de Nutrición de la UBA y del Programa de Agronegocios y Alimentos de la Facultad de Agronomía de la UBA. Y apunta que el promedio de visitas de los chicos a los locales fast food se ubica en 3 veces por mes. Y que el consumo diario de caramelos, galletitas dulces, alfajores, chocolates llega a 60 gramos diarios, más unos 230 centímetros cúbicos diarios de gaseosas. “Las políticas orientadas a corregir los excesos en la alimentación tienen que contemplar la dieta total y no sólo la parcial.
No se trata sólo del kiosco, sino de la mesa familiar ”, afirma Britos.
El trabajo de Britos y sus colegas Agustina Saraví y Nuria Chichizola se realizó en base a las encuestas nacionales de Nutrición y de Gasto de Hogares y también a encuestas de hábitos alimentarios en una muestra de 1.500 escolares. Objetivo: identificar en qué alimentos están los excesos de calorías, grasas saturadas, sodio y azúcares .

Resultados: la carne vacuna, lácteos enteros (tienen muchas grasas saturadas); pan (sodio) y también fiambres, quesos enteros, manteca y mayonesa (sodio y grasas saturadas); azúcar de mesa, golosinas, gaseosas y jugos (azúcares simples) son productos con alta incidencia en la ingesta de nutrientes.
“Tomando sólo las grasas saturadas, entre 1980 y 2007 las calorías que aportan a la dieta pasaron del 10% (valor recomendado por la OMS) al 13%. Significa que cada chico come al año 3 kilos de grasa saturada por encima de lo aconsejado: un exceso de 23 mil calorías .
“Es cierto, la comida típica argentina tiene mucha grasa”, dice la jefa de Nutrición del Hospital Italiano, Susana Gut. “Papas fritas, milanesas, huevos fritos, pastas rellenas con mucha salsa, snacks... Es la tendencia de consumo. La idea no es prohibir esos platos, lo importante es que –sobre todo los chicos– los coman esporádicamente y en pequeñas cantidades. Los papás deben ofrecerles verduras en las comidas, y si las rechazan tienen que insistir porque cuando los chicos tengan hambre las van a comer. También hay que sacarlos del sedentarismo, de las pantallas, porque la obesidad empieza a edades cada vez más tempranas”, subraya Gut.


MITOS Y VERDADES
1. ¿Hay que eliminar los fritos? No, pero deben consumirse moderadamente y hacerse correctamente. La preparación se debe incorporar cuando el aceite esté bien caliente: así se forma una costra en el alimento que impide que siga absorbiendo aceite. Hay que usar recipientes profundos para que con menos aceite se puedan cubrir las frituras.

2. ¿La carne es insustituible? No. La proteína de la carne es la más completa, y el hierro que aporta es el que mejor metaboliza el organismo. Pero si se combinan diferentes cereales, harinas integrales, legumbres, semillas y hortalizas.

3. ¿La carne de cerdo tiene mucha grasa? No. En los últimos años la producción de carne de cerdo evolucionó y bajó hasta un 30% la cantidad de grasa. Hay cortes de cerdo (lomo, cuadril, carré, peceto) que son una buena opción a la hora de elegir carne magra.

4. ¿Los chicos necesitan consumir lácteos enteros? Se recomiendan hasta los 2 años, ya que las grasas aportadas en estos productos favorecen la utilización de las vitaminas A y D, y el desarrollo del sistema nervioso. A partir de esa edad se aconseja el consumo de lácteos semidescremados, para bajar la ingesta de las grasas saturadas.

5. ¿Y pueden comer soja? Sí. La calidad de su proteína es óptima para los niños mayores de 2 años. Se recomienda evitar un consumo excesivo de jugo de soja en niños pequeños, para evitar el desplazamiento del consumo de leche.


CONSEJOS ONLINE PARA LA DIETA DE LOS MÁS CHICOS
Qué debe incluir un buen desayuno; cómo elegir las carnes y los lácteos más saludables, y cómo interpretar la información de las etiquetas de los alimentos son algunas de las propuestas de la Guía de Alimentación Responsable para Escolares “¿Qué como? ¿Cómo elijo lo que como?” que acaba de publicar un grupo de nutricionistas de la UBA. Está destinada a padres, maestros, responsables de kioscos y comedores y a los propios chicos para que aprendan a comer más sano en la escuela y en sus casas.
Esta guía, que cuenta con el apoyo de la Fundación Bunge y Born, se elaboró a partir de un diagnóstico que preocupa: un 10% de los chicos llega a la escuela primaria con obesidad y a ellos se suma un 20% con sobrepeso. Además, por lo menos un 25% ingiere más de un 30% de las calorías necesarias.
“La idea es que los maestros aprendan y enseñen luego a los chicos que en la información nutricional de la etiqueta hay cuatro nutrientes clave: calorías, grasas totales, grasas saturadas y sodio”, explica a Clarín Sergio Britos, investigador del Programa de Agronegocios de la UBA. Su colega, Agustina Saraví agrega: “Las actividades de búsqueda y los análisis de las etiquetas permitirán que los chicos inicien un cambio progresivo, pequeño quizás, pero sustentable”.
Nuria Chichizola, tesista de la carrera de Nutrición de la Universidad Nacional de Entre Ríos, también trabajó en la elaboración de esta guía. Dice que “la transmisión de hábitos saludables en la edad escolar es la mejor forma de asegurar una buena salud a largo plazo”.
Los contenidos de la guía ya se aplicaron en una experiencia piloto en diez escuelas de Gualeguaychú y Gualeguay. Y la semana que viene estará online (en un link de www.agro.uba.ar, el sitio de la Facultad de Agronomía de la UBA) para que cualquier escuela pueda usarla.
clarin.com

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