domingo, 26 de septiembre de 2010

Una flor de hace casi 50 millones de años

Una flor aplastada en una roca de hace unos 47,5 millones de años y magníficamente conservada ha sido descubierta en el noroeste de la Patagonia argentina. Es una flor precursora evolutivamente de plantas actuales como los girasoles, las margaritas, los crisantemos, las lechugas y las achicorias. Se trata de un ejemplar rarísimo por su antigüedad, dado que los restos en el registro fósil de estas flores, sobre todo granos de polen, son más bien escasos. Viviana Barreda y sus colegas han encontrado la flor del pasado y, tras analizarla, consideran que muestra rasgos característicos de las asteráceas, una familia que cuenta con 23.000 especies salvajes conocidas y que se encuentran en todos los continentes excepto en la Antártida. El hallazgo ayuda a dilucidar dónde se originarían, y todo parece apuntar hacia Sudamérica.
Las asteráceas abundan en regiones templadas o en zonas elevadas en los trópicos. "Es la familia más diversa de plantas con flores en la Tierra en términos de número de géneros y especies, y presenta una amplia distribución", explican los científicos que han encontrado y estudiado el fósil, liderados por Barreda (Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia). Según afirman en la revista Science, la flor es "inequívocamente asignable a las asteráceas".
Gracias al escenario en que ha sido encontrada, los investigadores pueden deducir que crecería en un clima templado con una temperatura media anual de unos 19 grados y las condiciones apropiadas para la típica vegetación subtropical, con un medio ambiente en general húmedo pero salpicado de zonas más secas. Estas asteráceas remotas vivirían probablemente en esas zonas secas o en las de transición hacia las más húmedas.
Además de la belleza y el interés del fósil, destaca su interés científico para conocer un poco mejor la evolución de esta familia de plantas. Barreda y sus colegas sugieren que un grupo ancestral de las asteráceas formaría parte de la flora de Gondwana (el continente austral que luego dio lugar a Sudamérica, África, Australia, Antártida e India). El origen de la familia, en concreto, sería el territorio sudamericano y desde allí se dispersaría. Pero el especialista Tod Stuessy (Universidad de Viena) comenta en Science que no está todo dicho, ni mucho menos, respecto de la historia evolutiva de estas plantas. "Incluso si se acepta que el girasol se originó en Sudamérica, no está claro aún como la familia colonizó rápidamente todo el planeta y se hizo tan increíblemente diversa".

elpais.com

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