Laura Reina
LA NACION
Ahí están, sentados en bares y cafés con la mirada clavada en la pantalla de su notebook o netbook, sin que nada ni nadie los distraiga. Algunos son turistas, otros estudiantes y muchos, la mayoría, trabajadores que, gracias a la tecnología, montan su oficina en bares que ofrecen acceso a Internet.
Pero hoy, con la conexión Wi-Fi no alcanza para atraer a estos teletrabajadores móviles o nómades, que en la Argentina ya son cerca de 1.200.000, según datos de 2008 de la consultora Carrier & Asociados. Además del servicio Wi-Fi exigen comodidad, ancho de banda, posibilidad de imprimir documentos y hasta lugares privados para celebrar reuniones.
De pronto, las oficinas temporales por hora, día, semana o mes parecían la solución. Pero, claro, muchos extrañaban la flexibilidad e informalidad de un bar. Hoy, en Buenos Aires, es posible toparse con el novedoso concepto de office bar, es decir, un espacio que combina la funcionalidad de una oficina con la estética de un café.
En el corazón de Palermo Soho, Urban Station recibe a diseñadores, periodistas y profesionales de todo tipo que se instalan con sus máquinas a trabajar. En lugar de pagar por lo que consumen, abonan por el tiempo que se quedan. En esa tarifa está incluido un coffee break con infusiones, tostadas, medialunas, galletitas y frutas, que es libre e ilimitado.
La idea surgió de la experiencia de sus cinco socios, que padecieron tanto el trabajo en oficinas convencionales como en bares que ofrecían Internet, pero no estaban preparados para, por ejemplo, enchufar una laptop porque no había tomas de luz o estaban escondidas detrás de alguna mesa.
Entusiasmados con los resultados de una encuesta encargada a la consultora Zona Planning, que mostró que el lugar elegido para trabajar fuera de la oficina es la casa, en el 42 por ciento de los casos, y los bares y cafés, para el 21% de los consultados, se embarcaron en el proyecto de crear un lugar que combine la funcionalidad de una oficina con la informalidad de un bar. Dos mundos
"Queríamos hacer un lugar que combinara lo mejor de dos mundos: que responda a las necesidades de una oficina, pero que no parezca una oficina, sino un lugar relajado donde puedas disfrutar de un café y comer cosas ricas mientras trabajás", explicó Claudio Bisurgi, uno de los socios.
Otra de las socias, Florencia Faivich, explicó los servicios que brinda Urban Station: "Tenemos la funcionalidad de una oficina porque ofrecemos servicios de impresión, Wi-Fi de 15 megas, conexión individual eléctrica en cada mesa, fax, locks para laptops, artículos de librería y servicios de motos. Además, hay dos salas de reunión equipadas con proyector y pantalla LCD", describió.
La primera hora cuesta $ 15 y las siguientes, $ 10 (son precios promocionales de apertura). El alquiler de la sala de reunión con capacidad para ocho personas, equipada con proyector para hacer presentaciones laborales, cuesta $ 100 la primera hora y $ 80 las siguientes. Las salas más chicas se cotizan $ 80 y $ 60, respectivamente. También hay membresías y alquiler por día, semana o mes.
"Hace unos años, los bares empezaron a ofrecer Internet como un elemento diferencial. Hoy ya no lo es. Es más: muchos lo limitan a un tiempo determinado para que la gente no se instale en el local tres horas y sólo consuma un café. El bar es un negocio de rotación; el nuestro, uno de permanencia", diferenció Bisurgi, que también se "despegó" de las oficinas temporales. "En las oficinas temporales, si bien se alquilan por hora, hay que reservar con antelación. Esto es mucho más flexible. Venís, te sentás y listo."
La oficina reinventada
A pocos metros de allí, Areatres se instaló como un propuesta diferente del office bar y de la oficina temporaria. Se trata de una casa con diferentes ambientes donde es posible tener desde un box personal hasta compartir el living con otros trabajadores independientes.
"Esta no es la típica oficina temporal del microcentro o de Puerto Madero. Acá le dimos una vuelta tanto desde el diseño, ya que tenemos muebles de Manifesto y Philippe Stark, hasta la funcionalidad, porque el foco está en promover el networking, la colaboración entre distintas personas", comentó Martín Frankel, dueño y creador de Areatres.
El intercambio se da en el living, tal vez el ambiente más parecido al concepto de office bar, donde es posible compartir experiencias, café de por medio, con gente de todas partes del mundo, ya que el 50% son extranjeros. El acceso diario al living comunal cuesta $ 80, mientras que la tarifa mensual es de 650 pesos. También hay salas de reunión con tarifas diferenciadas para miembros y no miembros, equipadas con proyector y toda la tecnología para hacer tele y videoconferencias.
"La oficina te aísla, te aleja. En cambio, acá la idea es acercar. Esto no es una oficina, sino una verdadera incubadora de negocios", concluyó Frankel.
LA NACION
Ahí están, sentados en bares y cafés con la mirada clavada en la pantalla de su notebook o netbook, sin que nada ni nadie los distraiga. Algunos son turistas, otros estudiantes y muchos, la mayoría, trabajadores que, gracias a la tecnología, montan su oficina en bares que ofrecen acceso a Internet.
Pero hoy, con la conexión Wi-Fi no alcanza para atraer a estos teletrabajadores móviles o nómades, que en la Argentina ya son cerca de 1.200.000, según datos de 2008 de la consultora Carrier & Asociados. Además del servicio Wi-Fi exigen comodidad, ancho de banda, posibilidad de imprimir documentos y hasta lugares privados para celebrar reuniones.
De pronto, las oficinas temporales por hora, día, semana o mes parecían la solución. Pero, claro, muchos extrañaban la flexibilidad e informalidad de un bar. Hoy, en Buenos Aires, es posible toparse con el novedoso concepto de office bar, es decir, un espacio que combina la funcionalidad de una oficina con la estética de un café.
En el corazón de Palermo Soho, Urban Station recibe a diseñadores, periodistas y profesionales de todo tipo que se instalan con sus máquinas a trabajar. En lugar de pagar por lo que consumen, abonan por el tiempo que se quedan. En esa tarifa está incluido un coffee break con infusiones, tostadas, medialunas, galletitas y frutas, que es libre e ilimitado.
La idea surgió de la experiencia de sus cinco socios, que padecieron tanto el trabajo en oficinas convencionales como en bares que ofrecían Internet, pero no estaban preparados para, por ejemplo, enchufar una laptop porque no había tomas de luz o estaban escondidas detrás de alguna mesa.
Entusiasmados con los resultados de una encuesta encargada a la consultora Zona Planning, que mostró que el lugar elegido para trabajar fuera de la oficina es la casa, en el 42 por ciento de los casos, y los bares y cafés, para el 21% de los consultados, se embarcaron en el proyecto de crear un lugar que combine la funcionalidad de una oficina con la informalidad de un bar. Dos mundos
"Queríamos hacer un lugar que combinara lo mejor de dos mundos: que responda a las necesidades de una oficina, pero que no parezca una oficina, sino un lugar relajado donde puedas disfrutar de un café y comer cosas ricas mientras trabajás", explicó Claudio Bisurgi, uno de los socios.
Otra de las socias, Florencia Faivich, explicó los servicios que brinda Urban Station: "Tenemos la funcionalidad de una oficina porque ofrecemos servicios de impresión, Wi-Fi de 15 megas, conexión individual eléctrica en cada mesa, fax, locks para laptops, artículos de librería y servicios de motos. Además, hay dos salas de reunión equipadas con proyector y pantalla LCD", describió.
La primera hora cuesta $ 15 y las siguientes, $ 10 (son precios promocionales de apertura). El alquiler de la sala de reunión con capacidad para ocho personas, equipada con proyector para hacer presentaciones laborales, cuesta $ 100 la primera hora y $ 80 las siguientes. Las salas más chicas se cotizan $ 80 y $ 60, respectivamente. También hay membresías y alquiler por día, semana o mes.
"Hace unos años, los bares empezaron a ofrecer Internet como un elemento diferencial. Hoy ya no lo es. Es más: muchos lo limitan a un tiempo determinado para que la gente no se instale en el local tres horas y sólo consuma un café. El bar es un negocio de rotación; el nuestro, uno de permanencia", diferenció Bisurgi, que también se "despegó" de las oficinas temporales. "En las oficinas temporales, si bien se alquilan por hora, hay que reservar con antelación. Esto es mucho más flexible. Venís, te sentás y listo."
La oficina reinventada
A pocos metros de allí, Areatres se instaló como un propuesta diferente del office bar y de la oficina temporaria. Se trata de una casa con diferentes ambientes donde es posible tener desde un box personal hasta compartir el living con otros trabajadores independientes.
"Esta no es la típica oficina temporal del microcentro o de Puerto Madero. Acá le dimos una vuelta tanto desde el diseño, ya que tenemos muebles de Manifesto y Philippe Stark, hasta la funcionalidad, porque el foco está en promover el networking, la colaboración entre distintas personas", comentó Martín Frankel, dueño y creador de Areatres.
El intercambio se da en el living, tal vez el ambiente más parecido al concepto de office bar, donde es posible compartir experiencias, café de por medio, con gente de todas partes del mundo, ya que el 50% son extranjeros. El acceso diario al living comunal cuesta $ 80, mientras que la tarifa mensual es de 650 pesos. También hay salas de reunión con tarifas diferenciadas para miembros y no miembros, equipadas con proyector y toda la tecnología para hacer tele y videoconferencias.
"La oficina te aísla, te aleja. En cambio, acá la idea es acercar. Esto no es una oficina, sino una verdadera incubadora de negocios", concluyó Frankel.
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