martes, 15 de septiembre de 2009

Sarkozy interviene ante la ola de suicidios que sufre France Télécom


El miércoles pasado, en Troyes, en medio de una reunión, un operario de 49 años de France Télécom, tras enterarse de que, fulminantemente, iba a cambiar de puesto de trabajo, sacó un cuchillo y se rajó el vientre al grito de "¡Ya estoy harto de gilipolleces!". No murió. El viernes, en París, tras escuchar que, de buenas a primeras, iba a cambiar de jefe de equipo y de cometido, una empleada de la misma empresa se lanzó desde un cuarto piso y se estampó contra la acera. Sus compañeros contemplaron estupefactos durante varios minutos, mientras llegaba la ambulancia, la agonía de su colega en la calle, que murió horas después en el hospital. Ayer, otra empleada del departamento de atención al cliente, y que se enteró de que iba a ser trasladada, se intentó suicidar a base de barbitúricos.

Las condiciones de trabajo son estresantes, según los sindicatos
En el último año y medio, 23 trabajadores de France Télécom se han suicidado. La media supera cinco veces la tasa de suicidios de la población, según cálculos de Libération. En ese número no se cuentan las intentonas fracasadas. Los sindicatos denuncian desde hace meses los estresantes métodos de trabajo y de organización, los constantes cambios de ubicación, de tarea y de residencia de los trabajadores y la presión directa (a base de constantes correos electrónicos) para estimular la prejubilación.
La alarma social se ha disparado. Psicoanalistas especializados en enfermedades laborales predicen nuevos suicidios. El Gobierno de Nicolas Sarkozy ha tomado cartas en el asunto. La ministra de Economía, Christine Lagarde, ha forzado a la empresa, privatizada en 1997 pero que mantiene un 26% de capital público, a que celebre un Consejo de Administración dedicado al asunto. El ministro de Trabajo, Xavier Darcos, se reunirá hoy con el presidente de la compañía, Didier Lombard, para arbitrar medidas encaminadas a rebajar la marea de suicidios.
Pero los trabajadores no se fían: "A nosotros nos afectan más las reuniones con los jefes de personal que las que pueda tener el ministro", explicaba ayer en la televisión un operario que lleva más de 26 años en la empresa, compañero de la que saltó desde el cuarto piso el viernes. "Jamás he visto mi puesto de trabajo tan degradado", añadió.
Las razones del estrés son evidentes, a juzgar por los sindicatos: "De un día al otro, se les anuncia a los trabajadores que deben mudarse a un puesto que está a 50 o 100 kilómetros del anterior", explicaba ayer en Libération Pierre Morville, delegado sindical de CGC-Unsa.
Otro programa interno de la empresa citado por este periódico -denominado, en inglés, Time to move (tiempo de moverse)- obliga a determinados cargos medios a cambiar de puesto cada tres años. "Está inspirado en el ejército, para evitar que los jefes se encariñen con sus empleados y se opongan a las reducciones de personal o a los cambios de ubicación".
El director de recursos humanos de la empresa, Olivier Barberot, aseguró hace unos días que, con todo, el número de suicidios no se ha incrementado este año con respecto a los anteriores. Pero matizó: "De cualquier manera, estas cifras muestran una indiscutible ansiedad".
La semana pasada, los trabajadores se manifestaron en varias ciudades francesas para protestar por los métodos de la empresa, que cuenta con 100.000 empleados en Francia, de los cuales 65.000 son funcionarios. France Télécom, que ganó el año pasado 4.000 millones de euros, se encuentra desde hace años en una reestructuración permanente (desde 1996 cuenta con 70.000 trabajadores menos).
La empresa apela también a las historias personales, a los antecedentes psíquicos y a los dramas íntimos de cada trabajador suicidado. Pero, desde el jueves pasado suprimió, de forma temporal, los traslados fulminantes. También ha contratado a 100 directores de recursos humanos y varios médicos con la misión de vigilar a los empleados más frágiles.
Los sindicatos replican que las historias personales no sirven para explicar la ola de suicidios y recuerdan que de los 23 casos contabilizados, nueve están estrechamente relacionados con el trabajo. "Esta es una empresa que sólo piensa en ganar dinero. Los empleados estaban acostumbrados a trabajar de otra manera", explicaba François Chéreque, del sindicato CFDT. Hay casos claros: en agosto, un trabajador se mató dejando una carta: "Me suicido por mi trabajo: ésa es la única razón".
elpais.com

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