martes, 8 de septiembre de 2009

Fiestas privadas: Cada fin de semana reúnen a más de 3.000 jóvenes


La oferta de diversión nocturna destinada a los jóvenes ofrece una nueva posibilidad: las fiestas privadas, organizadas por ellos mismos. Este tipo de eventos aumentan en cantidad y calidad cada fin de semana, y así, se convirtieron en la alternativa a las discos de moda. Los chicos dicen que las prefieren porque son más tranquilas, se sienten identificados por la música y porque no deben someterse al maltrato de los patovicas. Para los organismos que deben controlarlas, el tema es complejo porque no está claro si por darse en un ámbito privado pueden inhabilitarlas. Así las cosas, los organizadores avisan que si se da la restricción de horarios en la Provincia, es muy probable que las quintas y casonas sean las próximas sedes de la noche joven.
Las hay temáticas, de disfraces, en homenaje a la marihuana, a la música disco o al rock de los '90. A veces tocan bandas o actores y performers copan un escenario improvisado. En Capital y GBA, se hacen unas 15 fiestas privadas por fin de semana que convocan a más de 3 mil jóvenes de entre 25 y 35 años. El precio de la entrada es, por demás, atractivo: entre $ 10 y $ 15, a contramano de los boliches de moda, donde el ticket de ingreso cuesta hasta $ 40.
"Hay un circuito legal de fiestas que son las que se hacen en los boliches 'clase C' y hay otro circuito, que crece cada vez más, que es el que elige otro camino, el clandestino", resume Gonzalo Paredes, de 25 años, uno de los organizadores de las fiestas Bombalá, Adzurda y De la Flor. Quienes están a cargo de estos eventos no son novatos: saben que deben preparar la barra, tener un buen sonido, un sistema de iluminación acorde y hasta personal de seguridad. "No son los típicos patovicas, sino gente que controla que no tomen alcohol en la vereda, por ejemplo", agrega Paredes. "Metimos 200 personas en agosto de 2006, en una casa de San Telmo. A fin de año tuvimos que cambiar de lugar porque iban 1.600 chicos", recuerda Julio Ortega, de 28 años, que junto a Ezequiel Comerón, de 30 años, organiza la Plop!, una fiesta donde se mezcla la puesta en escena, la música pop y la moda. Y advierte: "Las fiestas en casas es lo que se viene, porque no te ponen horario, te encontrás con amigos y no tenés que estar apretujado como en un boliche. Con el valor agregado de la creatividad que le ponés a cada fiesta, haciéndola diferente", opinan. Desde hace un año, la Plop! es la fiesta privada de mayor convocatoria: todos los viernes reúne a 1.500 jóvenes. En una tendencia que está crecimiento -en un año se duplicó la frecuencia con que se organizan-, los jóvenes explican por qué las prefieren antes que a las discos: "No importa la cara que tenés, así que no tenés que bancarte que un patovica te desprecie en la puerta", confía Romina Lemón, de 30 años, habitué de las fiestas privadas.
La difusión se da a través de Internet y redes sociales, la misma herramienta que usan los inspectores para identificar cuándo y dónde se realizan las fiestas. De todas formas, ambos distritos asumen que el control es difícil. "Si se hace en una casa, aunque sean 200 personas no podemos entrar a inspeccionar. Salvo que por algún sitio web nos enteremos que están por hacer un recital en algún galpón que no cumple las condiciones de seguridad o que haya denuncias de vecinos", explican desde la Agencia Gubernamental de Control porteña.
En la Provincia, el panorama es el mismo: "Si hay un fiesta multitudinaria en un lugar privado, sólo podemos entrar con la orden de un juez", indican voceros de Desarrollo Social. En algunas zonas del Conurbano ya despertaron la polémica. Parque Leloir, un bosque de fácil acceso en el oeste de GBA y cortado por enormes quintas, es un clásico en materia de fiestas, sobre todo en verano. "Para hacer un evento en Leloir, basta un jardín y dos baños", señala un organizador que pidió anonimato y sigue: "El problema son los vecinos, que ante el mínimo ruido llaman a la Policía". La Comuna los sigue de cerca: "Si se trata de un gran cumpleaños, que no molesta a los vecinos, se pueden hacer. Pero hubo casos en los que, tras una denuncia, se detectó el ingreso y la venta de alcohol a menores. Ahí sí las clausuramos", señala Alfredo Almeida, secretario de Gobierno de Ituzaingo. En este sentido, Eduardo Sempé, del equipo de Fiestas Clandestinas marca un antes y un después de Cromañón: "Arrancamos en garages y quintas, pero después del 30 de diciembre, se privilegia la seguridad del lugar", cierra.


FIESTAS CLANDESTINAS.
Arrancaron en 2004 en quintas, casonas y garages. En ese entonces la entrada costaba entre $ 3 y $ 5. Pero Cromañón cambió la ecuación: ahora las organizan en diferentes lugares, todos habilitados. A $ 15 el ticket, convocan más de mil personas en cada evento.LA PLOP!. Cobró fama hace tres años y hoy convocan a 1.500 jóvenes cada viernes. Los organizadores aseguran que las fiestas en casas serán la movida fuerte del verano 2010.Cifras:10 pesos es el valor mínimo de una entrada para las fiestas.15 fiestas privadas se realizan por fin de semana.
En Tucumán, ya es una moda
En la ciudad de Tucumán y municipios vecinos, en los últimos años se puso de moda el after office que, en realidad, es un after party. Como en la provincia está prohibida la venta de alcohol desde las 3.30 y como todos los boliches deben cerrar a las 4, personas adultas organizan fiestas privadas en casas particulares. Son viviendas amplias, alejadas del centro, como la comuna de Yerba Buena, y también de los controles.Si bien se accede por invitación, se cobra entrada; no se restringe la presencia de adolescentes ni el consumo de alcohol. Esto preocupa mucho a las organizaciones que luchan contra la trata con fines de explotación sexual, en una de las provincias donde más chicas son captadas por las redes de traficantes.
clarin.com

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