miércoles, 16 de septiembre de 2009

El 'muro de la vergüenza' indio

Verjas que separan la India y Bangladesh.

La India y Bangladesh comparten una frontera de 3.000 kilómetros. Desde el punto de vista de Nueva Delhi, es un coladero para inmigrantes ilegales, contrabando e incluso terroristas islámicos. Desde el punto de vista bangladeshí, es la salida natural para muchas de sus exportaciones 'informales' y la puerta que da a su 'otra mitad' cultural: la Bengala india.

La India está construyendo a lo largo de su frontera con Bangladesh un muro con alambradas que impida el flujo ilegal de personas y mercancías. Esta línea divisoria, cuya construcción se espera finalizar el año próximo, atraviesa propiedades, corta caminos e incluso divide poblaciones. Por eso, para los habitantes de uno y otro lado, acostumbrados a cruzar una frontera que ha sido invisible hasta hace muy poco, resulta difícil cambiar de costumbres.

Más de 800 personas de uno y otro lado de la frontera han perdido la vida desde el año 2000, 50 de ellas en los últimos seis meses. La mayoría de ellos fueron abatidos por el Cuerpo de Seguridad Fronteriza indio, que exige un soborno a los pastores, agricultores y mercaderes a cambio de hacer la vista gorda. Según testimonios de los habitantes de la zona, cuando no pueden pagar el soborno o no les compensa pagar a los guardias la cantidad que les piden, algunos bangladeshíes intentan pasar a territorio indio a escondidas y se arriesgan a ser abatidos. Es un juego macabro del gato y el ratón en el que lo que está en juego no es el honor ni la seguridad nacionales de ningún país, sino una trama de corrupción.

Un ejemplo del sinsentido que gobierna en esta 'tierra de nadie' es el comercio de ganado vacuno. Los radicales hindúes se oponen a que la India venda estos animales para ser sacrificados como carne de consumo humano en Bangladesh, un país de mayoría musulmana. Sin embargo, los bengalíes indios a pesar de ser hindúes, no sólo consumen este tipo de carne, sino que además la exportan a sus vecinos desde hace generaciones.

Paradójicamente, este comercio sólo funciona si se lleva a cabo ilegalmente, pues la carencia de infraestructuras y las trabas administrativas retrasarían demasiado el envío y recepción de la mercancía. Para ambos países es más conveniente, hoy por hoy, seguir utilizando las rutas y mercadillos tradicionales, muy anteriores a la frontera levantada en 1947.

Por sorprendente que parezca, la India es el tercer mayor exportador de carne de vacuno, y los ganaderos indios temen ahora que las grandes empresas se apoderen de este sector y terminen con su medio de vida.

Tal vez como consecuencia de ello, las autoridades indias han detectado en los últimos meses un incremento en el tráfico de otro tipo de mercancías, más lucrativas y más difíciles de detectar. La semana pasada, la policía encontró medio millón de rupias (unos 7.000 euros) en billetes falsos enterrados en un escondite cerca de la frontera. Al parecer, la población que antes comerciaba sin problemas en los mercadillos del otro país, se ve arrastrada a vivir del contrabando de dinero falso, armas y drogas, por culpa de las dificultades derivadas del muro.

La estructura, de unos dos metros y medio de alto, alterna el muro de piedra con alambradas y 25 torres de vigilancia donde se sitúan los efectivos del Cuerpo de Seguridad Fronteriza indio, que llama a la frontera 'línea cero'.

Cuando el año que viene se complete la construcción de este muro, su longitud superará a la del construido por EEUU en su frontera con México, el israelí de Palestina y el Muro de Berlín juntos.

elmundo.es

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