sábado, 21 de junio de 2008

Transplante de Manos

Ya se había acostumbrado a vivir sin manos, pero no se había resignado, que es bien distinto. Así, ni bien vio la posibilidad, Alba Lucía Cardona luchó por recuperarlas. Se sometió a un trasplante de antebrazos, y ahora, un año y medio después, acaban de darle el alta. Ya puede maquillarse, escribir, comer sola, y hasta coser su ropa.
La historia de esta colombiana de Tolima muestra su entereza y su tesón por seguir adelante luego del accidente que sufrió cuando tenía sólo 19 años. Estaba con sus compañeros del último año del colegio. Era la clase de Física y hacían un experimento cuando se produjo la explosión, que la dejó sin sus dos manos.
Alba estudió secretariado, y fue secretaria. Luego, unos amigos la animaron para que se fuera a vivir a España, y así lo hizo. Llegó en el 2000. Primero cuidó cabras y ovejas en una finca de Albacete. Luego se mudó a Castellón, donde se encargó de la limpieza y recepción de un centro de vacaciones. Pero un día, mirando televisión, escuchó que un cirujano, Pedro Cavadas, hablaba de la posibilidad de éxito en trasplantes de manos.
Alba viajó a Valencia a buscarlo, y se operó."¡Qué bonitas manos! Muchísimas gracias, muchísimas gracias", dijo Alba al día siguiente de la operación, ni bien se le fue el efecto de la anestesia. Era el 1 de diciembre de 2006, y así Alba se transformaba en la primera mujer en todo el mundo en ser sometida a una operación de este tipo.
En aquel momento ya se habían realizado 27 trasplantes de manos en distintos países, pero siempre a hombres.Doce días después de la operación, Alba empezó con las sesiones de rehabilitación para recuperar la movilidad en los dedos y extremidades.
Según sus médicos, la evolución fue "espectacular", ya que enseguida percibió los estímulos en las muñecas y palmas de las manos.
La noticia es que ahora, un año y medio después, Alba recibió el alta quirúrgica. Podría decirse que ya puede hacer su vida normal, salvo, claro está, que no tiene una motricidad muy fina y que debe tomar medicación de por vida, ya que el riesgo de rechazo es el mismo que en cualquier trasplante.
Aunque, como explican los médicos, en este caso hay una ventaja: las manos están a la vista, y diagnosticar su rechazo es mucho más simple que en un órgano que no se ve. Hace muy poquito, a Alba le preguntaron en una entrevista cómo sentía esas nuevas manos. Y ella fue muy clara y concisa: "Las siento mías".

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