lunes, 30 de junio de 2008

La ciencia trata de descifrar ahora los secretos de las mentiras

RESCATAN ALGUNOS DE SUS "VALORES"

Con técnicas de resonancia magnética demostraron que al mentir se activa una zona del cerebro relacionada con el razonamiento y las "funciones superiores", lo que supone un gran esfuerzo creativo. Para mentir, dicen, se precisa inteligencia.
A los niños se les enseña que mentir es malo. Pero aún apaleada, la mentira sigue juntando adeptos de la filosofía, la psicología y también de las ciencias duras.
Con técnicas de resonancia magnética funcional se demostró mayor actividad cerebral en los momentos en que se miente. Se activan las regiones prefrontales, las más desarrolladas en los humanos. Mentir, entonces, supondría un mayor esfuerzo creativo.
Sean Spence, investigador de la Universidad de Sheffield, publicó un trabajo que describe los correlatos neurológicos del mentir, donde probó la mayor activación de las áreas prefrontales.
Otro estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania lo ratifica: demostró que el cerebro siempre está listo para decir la verdad y que para mentir precisa organizarse: "Nuestra materia gris tiene que hacer un trabajo extra cuando va a engañar: se activan zonas del córtex frontal (que desempeñan un papel en la atención y concentración), además de otra área del cerebro responsable de vigilar los errores", concluyó el estudio.
¿Qué pasa en esa región del cerebro?
Contesta la doctora Cristina Besada, jefa de Neuroradiología del Hospital Italiano: "El lóbulo frontal es el más desarrollado en el humano frente a los otros seres vivos, el que más crecimiento tuvo y el más grande, donde están muchas de las funciones superiores. Si le pido a alguien que diga palabras que empiezan con tal letra, aunque no la digan, el pensamiento activa esa zona". Desde el punto de vista de la neurología, entonces, "la falta de habilidad para decir una mentira es anormal", dice a Clarín Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
¿Qué más?
"Conocer la verdad para poder eludirla y construir el embuste es todo un esfuerzo. Para mentir se precisa inteligencia", dijo Andrea Tagliacarne, profesor de filosofía y autor de "Filosofía de la mentira".
Ignacio Mendiola en su libro "Elogio de la mentira" imagina una pesadilla: un mundo sin mentiras, transparente. "Invivible", lo define. "No cabe imaginar una sociedad en la que la mentira estuviera negada".
Oscar Wilde ya había sentenciado: "Quien dijo la primera mentira fundó la sociedad civil". El psicólogo Daniel Rubinsztejn plantea como constitutivo del "Yo" el hecho de mentir: cuando el niño descubre que los padres no conocen su pensamiento, opera en él una revolución.
A Rubinsztejn le gusta citar a Nietzsche, cuando propone que la verdad es como "una chispa que surge del cruce entre dos espadas".
Pero, ¿por qué no decimos la verdad?
Según los expertos, se miente para eludir responsabilidades, para obtener cierto placer (ya que el mentiroso se siente más listo que los demás); por inseguridad y desconfianza en nuestra capacidad de ser aceptados como somos; para evitar un castigo; para acercarnos a nuestro interlocutor; cuando vemos nuestra autoestima amenazada. Incluso, afirman los expertos, hay veces en que no decir la verdad no sólo no está mal visto, sino que es aconsejable: son las mentiras blancas, las que ocultan -por ejemplo- una enfermedad a un ser querido.
Si a veces la mentira es sana, inevitable, social, ¿hay que condenarla?
Rubén González Fernández lo contesta en el ensayo "La mentira, un arte con historia": "La estrategia vital realmente inteligente es entender, asumir y sufrir/gozar (vivir) la verdad de la ficción. Sin renunciar a nuestra identidad de pícaros que es la que nos caracteriza y a la que estamos un poco obligados".
Avispas y precios en el súper
Diana Baccaro
Mentir consiste en decir lo contrario de lo que se sabe, explica el diccionario. Pero ¿quién puede negar que las mentiras más crueles a menudo se dicen en silencio? El engaño asume variados matices: callar cuando se debe decir algo importante; disimular como si nada se supiese de un tema que se conoce bien, hacer una sonrisa forzada.... ¿Cuándo hay que condenar una mentira? ¿Acaso Joaquín Sabina es un mentiroso cuando canta que "ciertos engaños son narcóticos contra el mal de amor"?
Desde la "avispa" que le borró arrugas a un presidente hasta el último índice de precios del INDEC (los alimentos subieron en el súper 0,1% en mayo), los argentinos aprendimos que los sueños --como dice un refrán anónimo-- son las únicas mentiras que pueden dejar de serlo.
Certezas & Falsedades
Una encuesta británica(ver más abajo) reveló cuáles son las mentiras más frecuentes en la vida cotidiana:
"Está todo bien"
"Hablamos para ir a tomar un café"
"Recién abro tu e mail"
"No tengo señal"
"Tenemos que vernos pronto"
"Estás flaca"
"La mentira y la poesía son artes que, como supo ver Platón, no carecen de parentesco, y que requieren el estudio más atento, la entrega más desinteresada".Oscar Wilde
"El individuo, en la medida en que se quiere mantener frente a los demás individuos, utiliza el intelecto y la mayor parte de las veces solamente para fingir".Friedrich Nietzche

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