Investigadores del King's College de Londres, Inglaterra, aseguran que el Punto G de las mujeres podría ser algo subjetivo "producto de su imaginación" y no existir realmente, después de haber concluido un estudio en 1.800 mujeres sin encontrar prueba alguna de la existencia de esta zona erógena.
Según las conclusiones que aparecen publicadas en el último número de la revista The Journal of Sexual Medicine, que indican que esta zona sensible, descubierta hace más de 50 años por el ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg -quien la situó en la parte frontal de la vagina- sería realmente un mito "estimulado por las revistas y los terapeutas sexuales".
La teoría de Gräfenberg había sido ratificada, en parte, en mayo de 2008 por un tal Emmanuele Jannini, un ginecólogo italiano que da clases en la Universidad de L'Aquila. En su estudio el médico aseguró que algunas mujeres tienen Punto G y otras no.Su trabajo, que en su momento causó un gran revuelo, fue realizado en base al estudio de 20 de sus pacientes. Y concluyó que nueve de ellas tenían Punto G y once no.
Jannini describió al Punto G como un tejido que se destacaba por ser más grueso, y que estaba entre la uretra y la vagina. Para llegar al resultado les hizo una ecografía transvaginal a todas sus pacientes. La polémica tiene ahora un nuevo capítulo, con el estudio dado a conocer ayer que indica que el Punto G de la mujer podría ser algo subjetivo.
Todas las participantes del nuevo estudio eran gemelas o mellizas y, al ser interrogadas por la presencia de su Punto G, ninguna pareja de hermanas coincidió en la respuesta pese a su similitud genética, sobre todo en el caso de las gemelas. "Si una de las gemelas idénticas respondía que sí, se esperaba que la otra, que tenía genes idénticos, también tuviera la zona erógena, pero este patrón no se produjo", señalan los autores de la investigación. Por ello, aunque "las mujeres pueden argumentar que la dieta o el ejercicio ayuda a tener el Punto G, en realidad es virtualmente imposible encontrar rastros reales", destacó en declaraciones a la cadena británica de noticias BBC Tim Spector, uno de los autores del estudio.
Esta investigación puede suponer una presión menos para aquellas mujeres que temen que "si no tienen el Punto G esto las hace imperfectas", añadió Andrea Burri, también autora de este trabajo, denunciando que "es bastante irresponsable reivindicar la existencia de una entidad que nunca ha sido probada". Situándose en la vereda opuesta, la sexóloga Beverley Whipple, criticó estas conclusiones ya que, a su juicio, no tiene en cuenta las experiencias de las mujeres lesbianas o bisexuales e ignora el uso de diferentes técnicas sexuales.
Conclusiones de trabajos anteriores
De acuerdo al ginecólogo italiano Emmanuele Jannini, para encontrar el Punto G hay que buscar en la parte superior frontal de la vagina a un dedo de profundidad.
En 2008 Jannini afirmó haber descubierto en algunas mujeres la localización exacta del punto G a través de ecografías.
No todas las mujeres, según Jannini, tienen un Punto G similar. En algunas la superficie es más grande y rugosa. Su tamaño aumenta con el estímulo y crece con la excitación.
En esa zona erógena es más efectiva la estimulación manual que la penetración. En otras palabras: lo mejor es imitar el gesto de llamar a alguien con el dedo.
Beverly Whipple, la sexóloga estadounidense que junto con su equipo acuñó el término Punto G en 1981, asegura que todas las mujeres tienen mayor o menor sensibilidad en esa zona, lo que quiere decir que todas lo poseen.
Algunos sostienen que también los varones tendrían un Punto G. Estaría situado cerca de la uretra. Para acceder a ese lugar hay que hacer la introducción anal digital y tocar la próstata a través de las paredes del recto.
clarin.com
Según las conclusiones que aparecen publicadas en el último número de la revista The Journal of Sexual Medicine, que indican que esta zona sensible, descubierta hace más de 50 años por el ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg -quien la situó en la parte frontal de la vagina- sería realmente un mito "estimulado por las revistas y los terapeutas sexuales".
La teoría de Gräfenberg había sido ratificada, en parte, en mayo de 2008 por un tal Emmanuele Jannini, un ginecólogo italiano que da clases en la Universidad de L'Aquila. En su estudio el médico aseguró que algunas mujeres tienen Punto G y otras no.Su trabajo, que en su momento causó un gran revuelo, fue realizado en base al estudio de 20 de sus pacientes. Y concluyó que nueve de ellas tenían Punto G y once no.
Jannini describió al Punto G como un tejido que se destacaba por ser más grueso, y que estaba entre la uretra y la vagina. Para llegar al resultado les hizo una ecografía transvaginal a todas sus pacientes. La polémica tiene ahora un nuevo capítulo, con el estudio dado a conocer ayer que indica que el Punto G de la mujer podría ser algo subjetivo.
Todas las participantes del nuevo estudio eran gemelas o mellizas y, al ser interrogadas por la presencia de su Punto G, ninguna pareja de hermanas coincidió en la respuesta pese a su similitud genética, sobre todo en el caso de las gemelas. "Si una de las gemelas idénticas respondía que sí, se esperaba que la otra, que tenía genes idénticos, también tuviera la zona erógena, pero este patrón no se produjo", señalan los autores de la investigación. Por ello, aunque "las mujeres pueden argumentar que la dieta o el ejercicio ayuda a tener el Punto G, en realidad es virtualmente imposible encontrar rastros reales", destacó en declaraciones a la cadena británica de noticias BBC Tim Spector, uno de los autores del estudio.
Esta investigación puede suponer una presión menos para aquellas mujeres que temen que "si no tienen el Punto G esto las hace imperfectas", añadió Andrea Burri, también autora de este trabajo, denunciando que "es bastante irresponsable reivindicar la existencia de una entidad que nunca ha sido probada". Situándose en la vereda opuesta, la sexóloga Beverley Whipple, criticó estas conclusiones ya que, a su juicio, no tiene en cuenta las experiencias de las mujeres lesbianas o bisexuales e ignora el uso de diferentes técnicas sexuales.
Conclusiones de trabajos anteriores
De acuerdo al ginecólogo italiano Emmanuele Jannini, para encontrar el Punto G hay que buscar en la parte superior frontal de la vagina a un dedo de profundidad.
En 2008 Jannini afirmó haber descubierto en algunas mujeres la localización exacta del punto G a través de ecografías.
No todas las mujeres, según Jannini, tienen un Punto G similar. En algunas la superficie es más grande y rugosa. Su tamaño aumenta con el estímulo y crece con la excitación.
En esa zona erógena es más efectiva la estimulación manual que la penetración. En otras palabras: lo mejor es imitar el gesto de llamar a alguien con el dedo.
Beverly Whipple, la sexóloga estadounidense que junto con su equipo acuñó el término Punto G en 1981, asegura que todas las mujeres tienen mayor o menor sensibilidad en esa zona, lo que quiere decir que todas lo poseen.
Algunos sostienen que también los varones tendrían un Punto G. Estaría situado cerca de la uretra. Para acceder a ese lugar hay que hacer la introducción anal digital y tocar la próstata a través de las paredes del recto.
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