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viernes, 1 de octubre de 2010

¿Existe el punto G?

Recientemente nuestra querida y muy leída revista 'The Journal of Sexual Medicine' ha publicado un interesante artículo que me gustaría compartir con mis queridos y "fieles" cibernautas.
Si hay alguna controversia por antonomasia en Medicina Sexual es la existencia o no del famoso Punto G conocido en ingles como 'G-Spot'. Históricamente ha tenido detractores y defensores ya que su existencia estaba asociada a una visión machista de la sexualidad (según sus defensores) pensando que sólo la penetración vaginal masculina podía ser fuente de placer femenino. En cambio sus detractores abogaban por el orgasmo clitoroideo como alternativa, que de alguna libraba a la mujer de la necesidad de la penetración masculina, permitiéndola una sexualidad mas "libre y autónoma".
La realidad es que hay mujeres que son capaces de llegar al orgasmo sin necesidad de estimulación directa del clítoris y solo mediante la estimulación mecánica vaginal y otras cambio necesitan imperiosamente de la estimulación directa clitoroidea.
La teórica localización del famoso Punto G fue descrita por los Dres. Whipple y Perry como un punto a mitad de camino entre el hueso del pubis y el cuello del útero, en la cara anterior de la vagina.
En este trabajo los autores valoran e interpretan diferentes opiniones de diversos expertos en el campo, revisando las evidencias anatómicas de su existencia así como los posibles cambios que experimentan en cuanto a tamaño y actividad durante una relación sexual. Una de las principales conclusiones afirma que aunque en algunas mujeres existe claramente esta zona anatómica con propiedades de producir intenso placer cuando se estimula, en otras no es así, por tanto se trataría de una fenómeno inconstante y así es en realidad, ya que muchas mujeres afirman no haber experimentado ninguna sensación en relación con el teórico Punto G.
En la cultura popular muchas gente interpreta que la estimulación de este punto da lugar al orgasmo, pero esta afirmación no es del todo correcta, ya que el orgasmo es un fenómeno que sucede principalmente en el cerebro.
Otras investigaciones recientes, demuestran un efecto analgésico muy potente tras la estimulación del Punto G y que es activado de manera natural durante el trabajo de parto.
Finalmente los autores acaban concluyendo que desde el punto de vista estrictamente científico existen evidencia muy limitadas para afirmar o negar su existencia. Otro relacionado por la diseminación de falsa información en medios no especializados que hablan de la Búsqueda del Punto G que puedes crear a muchas mujeres que simplemente no lo tengan o no experimenten estas sensaciones una falsa frustración. Además muchos "profesionales" de la Medicina aprovechan estas falsas información para ofrecer fraudulentas operaciones quirúrgicas de Aumento del Punto G que carecen de todo fundamento médico.
Sin duda son necesarias muchas más investigaciones y estudios serios que aporten más evidencias y ciencia de buena calidad. Como cada semana me gustaría conocer vuestra experiencia y opiniones al respecto mis queridos cibernautas. Hasta la semana que viene.

elmundo.es

domingo, 6 de junio de 2010

Amplían con una cirugía el punto G y ya hay argentinas que se operaron

Ya se practica en la Argentina un polémico procedimiento sobre la vagina de las mujeres. Es la ampliación del punto G, una zona sensible que se percibe a través de la pared anterior o superior de la vagina. Más de 100 mujeres ya se lo hicieron para mejorar el goce durante sus relaciones sexuales con sus parejas.
El procedimiento cosmético empezó a realizarse en los Estados Unidos hace diez años aproximadamente. Consiste en inyectar un relleno con grasa de la misma mujer o con ácido hialurónico, entre otros materiales, dentro de la vagina, según contó a Clarín Marco Pelosi, que es presidente de la Sociedad Mundial de Cosmetoginecología y estuvo en Buenos Aires en un taller sobre técnicas avanzadas en cirugías cosméticas.
¿Son necesarios estos nuevos procedimientos? “Algunas mujeres ven más películas porno o ven revistas, se comparan y han empezado a darse cuenta que no disfrutan tanto sexualmente”, contestó Pelosi, que atiende en los Estados Unidos. “Varias de las pacientes tenían orgasmos, pero sintieron que su vida sexual cambió después de varios partos . Ahora saben que existe este procedimiento, averiguan y lo piden”, comentó también Guillermo Blugerman, uno de los cirujanos plásticos que empezó a ofrecer estas prácticas el año pasado, y que no forma parte de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, donde se reúnen la mayoría de los especialistas del área. Blugerman es el cirujano que participó en el controvertido programa de televisión Transformaciones y director de la clínica B y S, uno de los lugares donde se colocaba una marca de implantes mamarios que fueron retirados del mercado en marzo.
Los riesgos de la práctica pueden ser infecciones, y en algunos casos, se necesita volver a inyectarse.
“Antes no había tantas opciones de embellecimiento vaginal para las mujeres. Estamos pensando más en ellas y a la vez las mujeres se animan más a pedir este tipo de procedimiento, como también quieren la reducción de los labios menores de la vagina”, sostuvo Alejandro Carbone, de la Clínica Privada del Carmen en Zárate, en la provincia de Buenos Aires.
El punto G de la vagina se ubica a unos 4 o 5 centímetros dentro de la vagina (desde afuera hacia adentro), señala Pelosi, aunque otros especialistas dudan de su existencia. Fue descripto por el ginecólogo alemán Ernst Grafenberg en 1950 como un engrosamiento de la cara anterior de la vagina. “ Muchos sexólogos y ginecólogos aceptan su existencia y otros la rechazan . Para el primer grupo, la estimulación del punto G produciría un orgasmo por fricción. Obviamente, para el segundo grupo no es así”, comentó Andrés Dimópulos, jefe de cirugía plástica del Hospital Durand.
“La intervención consiste en la inyección de sustancias biodegradables para aumentar el tamaño del punto G. Creo que todavía es un procedimiento en etapa de prueba y que se debe esperar un tiempo prudencial para demostrar su eficiencia”, opinó Dimópulos.
También mostró cautela Jorge Patané, jefe de cirugía plástica del Hospital Fernández: “ No es fácil encontrar el punto G en todas las mujeres . El procedimiento es una línea de estudio que se encuentra en evolución, y que aún no ha pasado la prueba del tiempo. Una pregunta pendiente: ¿Y si se afecta la sensibilidad a largo plazo?”.

Cómo se hace la operación
1. Antes de la ampliación del punto G, la paciente firma un consentimiento informado y aprende a localizar exactamente dónde está el suyo en la vagina. El médico lo ubica con la ayuda de un espéculo y marca la zona.
2. En el quirófano, le ponen anestesia local a la paciente. Luego, a través de una inyección, le introducen grasa de otra parte de su cuerpo, por ejemplo el abdómen. O le pueden inyectar ácido hialurónico. Así, la zona del punto G aumenta más del 25% 3. Se coloca un tampón en la vagina, y cuatro horas después se lo remueve. A partir de ese momento, la mujer ya puede volver a su rutina sexual. El procedimiento puede ser repetido, dependiendo del tipo de relleno que se usó.

Otras cirugías íntimas
Monte de Venus. Se puede sacar grasa de allí para devolverle un aspecto “atractivo”.
Musculatura vaginal. Se remueve el exceso de mucosa y se disminuye el diámetro interno y externo.
Himen. Se reconstruye a su estado original (virgen) con anestesia local.
Labios. Se puede aumentar el espesor usando grasa de otra parte del cuerpo o modelarlos con láser.

clarin.com

domingo, 31 de enero de 2010

Expertos ingleses y franceses, en "guerra" por el punto G

Hay un puñado de temas, entre ellos, el cricket y el arte de tomar cerveza, en los que los franceses les conceden cierta autoridad a los ingleses. Pero el sexo no es uno de ellos. Ayer, apenas tres semanas después de que científicos del King's College de Londres declararan que el punto G quizá sea un mito, un grupo de ginecólogos se reunió en París para lanzar un contraataque a un enfoque de la sexualidad femenina que consideran "totalitario".
Los científicos franceses insistieron en que la famosa zona erógena sí existe en muchas mujeres: alrededor del 60 por ciento, según Sylvain Mimoun, organizador de la conferencia. Pero, señalaron, la investigación había sido víctima de una tendencia anglosajona de reducir los misterios de la sexualidad a absolutos. Este intento de fijar parámetros claros para algo variable y ambiguo es característico de las actitudes científicas británicas frente al sexo, agregaron.
"El estudio inglés muestra una falta de respeto por lo que dicen las mujeres", dijo Pierre Foldes, destacado cirujano francés.
"Las conclusiones fueron erróneas, basadas sólo en datos genéticas, y es claro que en la sexualidad femenina hay variabilidad. No puede ser reducida a 'sí' o 'no', 'on' y 'off'".
El estudio británico -el más amplio sobre el punto G- abarcó a 1.800 mellizas, a quienes se les preguntó si creían que lo tenían. Este mes, los investigadores llegaron a la conclusión de que no había pruebas que indicaran su existencia. Foldes, pionero en una técnica de renombre mundial para restaurar el clítoris en mujeres circuncidadas, dijo que las preguntas del estudio inglés partieron de la premisa falsa de que todos los puntos G son iguales. De hecho, afirma, esta zona de gran sensibilidad tiene escasa similitud con el famoso botón mágico que garantiza placer inmediato.
Mimoun agregó: "Si la mujer nunca se lo ha tocado y nadie se lo ha tocado, para ella no existirá.
TRADUCCION: Elisa Carnelli
clarin.com

jueves, 7 de enero de 2010

El Punto G de las mujeres podría ser algo subjetivo y no existir realmente

Investigadores del King's College de Londres, Inglaterra, aseguran que el Punto G de las mujeres podría ser algo subjetivo "producto de su imaginación" y no existir realmente, después de haber concluido un estudio en 1.800 mujeres sin encontrar prueba alguna de la existencia de esta zona erógena.
Según las conclusiones que aparecen publicadas en el último número de la revista The Journal of Sexual Medicine, que indican que esta zona sensible, descubierta hace más de 50 años por el ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg -quien la situó en la parte frontal de la vagina- sería realmente un mito "estimulado por las revistas y los terapeutas sexuales".
La teoría de Gräfenberg había sido ratificada, en parte, en mayo de 2008 por un tal Emmanuele Jannini, un ginecólogo italiano que da clases en la Universidad de L'Aquila. En su estudio el médico aseguró que algunas mujeres tienen Punto G y otras no.Su trabajo, que en su momento causó un gran revuelo, fue realizado en base al estudio de 20 de sus pacientes. Y concluyó que nueve de ellas tenían Punto G y once no.
Jannini describió al Punto G como un tejido que se destacaba por ser más grueso, y que estaba entre la uretra y la vagina. Para llegar al resultado les hizo una ecografía transvaginal a todas sus pacientes. La polémica tiene ahora un nuevo capítulo, con el estudio dado a conocer ayer que indica que el Punto G de la mujer podría ser algo subjetivo.
Todas las participantes del nuevo estudio eran gemelas o mellizas y, al ser interrogadas por la presencia de su Punto G, ninguna pareja de hermanas coincidió en la respuesta pese a su similitud genética, sobre todo en el caso de las gemelas. "Si una de las gemelas idénticas respondía que sí, se esperaba que la otra, que tenía genes idénticos, también tuviera la zona erógena, pero este patrón no se produjo", señalan los autores de la investigación. Por ello, aunque "las mujeres pueden argumentar que la dieta o el ejercicio ayuda a tener el Punto G, en realidad es virtualmente imposible encontrar rastros reales", destacó en declaraciones a la cadena británica de noticias BBC Tim Spector, uno de los autores del estudio.
Esta investigación puede suponer una presión menos para aquellas mujeres que temen que "si no tienen el Punto G esto las hace imperfectas", añadió Andrea Burri, también autora de este trabajo, denunciando que "es bastante irresponsable reivindicar la existencia de una entidad que nunca ha sido probada". Situándose en la vereda opuesta, la sexóloga Beverley Whipple, criticó estas conclusiones ya que, a su juicio, no tiene en cuenta las experiencias de las mujeres lesbianas o bisexuales e ignora el uso de diferentes técnicas sexuales.


Conclusiones de trabajos anteriores
De acuerdo al ginecólogo italiano Emmanuele Jannini, para encontrar el Punto G hay que buscar en la parte superior frontal de la vagina a un dedo de profundidad.

En 2008 Jannini afirmó haber descubierto en algunas mujeres la localización exacta del punto G a través de ecografías.
No todas las mujeres, según Jannini, tienen un Punto G similar. En algunas la superficie es más grande y rugosa. Su tamaño aumenta con el estímulo y crece con la excitación.
En esa zona erógena es más efectiva la estimulación manual que la penetración. En otras palabras: lo mejor es imitar el gesto de llamar a alguien con el dedo.
Beverly Whipple, la sexóloga estadounidense que junto con su equipo acuñó el término Punto G en 1981, asegura que todas las mujeres tienen mayor o menor sensibilidad en esa zona, lo que quiere decir que todas lo poseen.
Algunos sostienen que también los varones tendrían un Punto G. Estaría situado cerca de la uretra. Para acceder a ese lugar hay que hacer la introducción anal digital y tocar la próstata a través de las paredes del recto.
clarin.com