domingo, 12 de septiembre de 2010

Una prótesis inteligente: Crean un brazo biónico que se mueve con la mente y puede sentir

"Es tan fácil que no hay nada que explicar”. Eso dice Christian Kandlbauer –un joven que perdió sus dos brazos en un accidente– de su nueva prótesis. Y por más que la definición parezca escasa y poco precisa para comprender su funcionamiento, resulta inmejorable para entender la perfección de este nuevo brazo biónico. Es que así es como actúan los humanos: sin explicación ni conciencia sobre qué músculos utilizan cuando quieren hacer un movimiento. Simplemente lo hacen.
Una de las principales innovaciones de este brazo biónico es que tiene acoplada una mano artificial . “Se han integrado unos microsensores en la yema del dedo índice de la mano protésica que registran la temperatura, la fuerza de agarre y la naturaleza de la superficie del objeto que se ha tomado”, explica a Clarín Hubert Egger, director del proyecto “Brazo con control mental”, de la compañía Otto Bock.
Todo el proyecto fue desarrollado por esta firma alemana especialista en la creación de prótesis –fundada por Otto Bock, creador de prótesis desde la época de la Primera Guerra Mundial– que además recibió la colaboración de especialistas del Instituto de Rehabilitación de Chicago y del Hospital General de Viena. Según Egger, la prótesis se mueve “con la mente, moviendo el brazo que solo está en su memoria, el brazo fantasma. Es decir que reconoce este pensamiento como una voluntad y la lleva a cabo”.
La clave de este nuevo brazo es la técnica de la reinervación muscular selectiva, también conocida como TMR (siglas en inglés de “Targeted Muscle Reinnervation”). Este proceso utiliza los nervios motores que todavía están presentes en el muñón del paciente, y la pieza los usa para interpretar la orden que da el cerebro de una persona. Esto es quizás uno de los aspectos más misteriosos de este tipo de prótesis, porque todavía no se ha detectado de manera precisa el alcance de esa estimulación cerebral.
Los impulsos nerviosos eléctricos que el cerebro envía se procesan y los potentes microcontroladores en la prótesis transmiten en tiempo casi real las órdenes motoras de los impulsos . Así es como generan las órdenes equivalentes para las articulaciones de la prótesis.
“En la prótesis hay una `minicomputadora´ que analiza las corrientes mediante 500 millones de operaciones por segundo y transmite el movimiento que el paciente se imagina en el cerebro casi en simultáneo, en menos de 80 milisegundos. “En total se pueden controlar tres planos de articulaciones con la prótesis de control mental: abrir y cerrar la mano, girar la muñeca en supinación y pronación, flexionar y estirar el codo. Como los movimientos de estos planos de articulaciones se pueden llevar a cabo de forma simultánea, es posible realizar intuitivamente patrones de movimiento rápidos y selectivos”, destaca Egger.
La presentación oficial de este nuevo modelo fue en mayo de 2010, en Leipzig. Allí, Christian Kandlbauer mostró cómo era la primera prótesis de control mental para uso diario. Antes de este lanzamiento oficial, los científicos de la empresa Otto Bock tuvieron que reducir el peso de la prótesis: el primer prototipo pesaba 6 kilos y esta versión final pesa 2,5.

Sin embargo, todavía está en una etapa de prueba.
No se sabe exactamente cuánto costó hacerla, pero se suelen manejar presupuestos superiores a los 50 millones de dólares para su desarrollo. Según Hans Dietl, presidente del Consejo de Administración de Otto Bock, podría comenzar a venderse dentro de 4 años, cuando se terminen de ajustar algunos detalles. El prototipo fue hecho específicamente para Christian Kandlbauer y todavía faltan ensayos para que lo pueda utilizar cualquier persona.
Mientras tanto, las innovaciones siguen: “Ya se ha probado con éxito una prótesis de laboratorio con siete articulaciones”, dice Egger. “Además de las fibras motoras se podrán utilizar las fibras sensitivas de los nervios reconducidos. Esto permitirá el desarrollo de una prótesis sensible de mano, capaz de sentir como una real”.

“Tengo la misma habilidad”
Lo único que recuerda Christian Kandlbauer del accidente en el que perdió sus dos brazos luego de recibir una descarga eléctrica de 20 mil voltios es cuando un psicólogo le contó qué le había pasado. “Se me vino el mundo encima”, recuerda. Pero ahora vive otra realidad: “Tengo prácticamente la misma habilidad e independencia que tenía antes del accidente”, cuenta en su chat. También da un mensaje esperanzador: “Al principio ni se me pasaba por la cabeza que después de la amputación de los dos brazos iba a poder volver a trabajar o a manejar un auto”. Y además la prótesis es tan perfecta que, según cuenta, la mayoría de la gente ni siquiera la nota. “Ni se ven. De todos modos, aprendí a aceptarme tal y como soy, lo que es muy importante”, dice hoy este joven austríaco.

clarin.com

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