domingo, 13 de septiembre de 2009

Las mujeres sienten la cocina como una carga


-Me da pena dejar el curso de ikebana. El profesor japonés es tan divino–, se queja ella.

–No te preocupes, mi amor, esa noche del curso cocino yo–, responde él.

La propaganda aparece en televisión desde hace unas semanas y el marido se ofrece una “sola” noche por semana a encargarse del menú de la casa. Por eso, su hijo, que no tiene un año, va en cochecito por el súper y mete en el changuito unas cajas de arroz Gallo preelaborado como diciendo “si cocina mi viejo, me muero de hambre”. La publicidad no está lejos de la realidad de la mesa de almuerzos y cenas de las mamás y los papás que trabajan y tienen hijos. Sin embargo, una investigación de la consultora Datos Claros reveló que son las mujeres las que continúan sintiendo la responsabilidad de la comida de su familia y que aun las que tienen un mayor poder adquisitivo o que trabajan deben encargarse de qué comen los habitantes de la casa.

El estudio se centró en chicas y señoras de 25 a 45 años que habitan en grandes ciudades, que fueron entrevistadas para ver de qué modo se sienten responsables de qué se cocina en su casa. Determinó que “las mujeres se sienten responsables por los alimentos que consume su familia” y que, en definitiva, esto radica en que asumen la responsabilidad de definir qué se va a comer ese mediodía o esa noche y, por el otro, en la tarea concreta de elaborar la comida. Todas las mujeres consultadas asumieron que se trata de “una tarea tediosa” que las limita a pensar en diferentes comidas todos los días, que les resulta muy difícil dejar satisfechos a todos los miembros de la familia “porque a cada uno le gusta algo diferente” y que en muy pocos casos esa tarea se reparte con el hombre.

Es el caso de Verónica Linares, que trabaja todo el día pero desde su propia casa. Uno de los temas de conflicto permanente con sus hijos, que tienen 16 y 21 años, es que debe interrumpir su tarea para encargarse de la comida de los tres. “Yo vivo sola con los chicos y soy la única responsable de qué comen. Cuando vivía con mi marido nos ocupábamos los dos, pero ahora en la única que puedo delegar es en mi hija. Me gusta cocinar, pero no ocuparme todo el tiempo. Lo que más me molesta es eso de organizar las compras, pensar qué comer todos los días, cómo hacer que sea nutritivo”. La investigación determinó que las mujeres, durante la semana, elaboran menús “prácticos” al mediodía –tartas o fideos– y que le dan una mayor trascendencia a la cena cuando cocinan pollo, carnes o pastas.

En cambio, el momento de la elaboración de la comida para algunas es de desenchufe, para otras sólo se apela a la practicidad (“durante la semana agarro lo que sobró e invento algo”) y que el momento más relajado es el fin de semana (“amaso pizza”). Magdalena García tiene dos hijos de 19 y 24. Dice que siempre tiene que prever qué se come en su casa. Su marido ahora sólo se encarga del asado del domingo. “La alimentación es algo vital y eso lleva un tiempo y un esfuerzo enormes. Tengo que pensar y planificar los ingredientes y ejecutarlo en un menú concreto. Sí, creo que en lo cotidiano la responsabilidad es de la mujer: si mi marido tiene que hacer dieta, yo tengo que procurarle los alimentos. Si yo tengo que hacer dieta, a nadie le importa”.

La esperanza está en Martha Luna, casada también desde hace 22 años y con dos hijos, de 17 y 12 años: todos saben prender la hornalla. “En nuestro caso lo que sucede es que los dos trabajamos y nos ocupamos de las tareas de la casa. No hay una sobrecarga mayor porque sea mujer o varón. Últimamente es él quien va a hacer las compras porque yo empecé a estudiar y estoy más ocupada. La dinámica que encontramos es que el que llega primero a casa es el que cocina. Incluso, muchas veces son mis hijos quienes preparan algo si nosotros estamos cansados. La verdad es que los dos aprendieron porque quisieron y no por algo forzado, pero realmente los cuatro colaboramos en la comida”.

Alimentos más fáciles de preparar y recetas sabrosas

Natalia Gitelman es socióloga, dirige la consultora Datos Claros y asegura que el estudio abarcó desde amas de casa hasta mujeres que trabajan todo el día: “En el trabajo surgieron dos grupos diferenciados: por un lado, aquellas que sienten la comida como una responsabilidad y una carga, y otras que lo disfrutan. Sin embargo, en los dos casos la mujer es la que lleva el rol y el criterio de lo que se compra, qué se cocina y si el hombre ayuda hay que decirle lo que hay que ir a comprar. Esa queja es constante, porque es evidente que la cocina sigue en manos de la mujer en lo que comprende el quehacer de todos los días. Terminamos otro trabajo donde las mujeres son las que tienen claramente la responsabilidad de las comidas en su casa con las recetas, la decisión de la compra y la organización de cómo se prepara la comida”.

La especialista sugiere que, desde lo sociológico, son las mujeres las que continúan ocupándose de los roles públicos y privados: por un lado, el laboral, por el otro la casa. Sugiere, por eso, que la resolución de las comidas pasa por alimentos más fáciles de preparar y recetas más sabrosas para el gusto de los comensales: “Los aderezos, en sí mismos, cobran nuevas formas. Desde el queso crema y las salsas de tomate con gusto a zanahoria hasta los calditos de verduras que tienen mil gustos distintos. Eso remite a poder darle a la mujer una respuesta ágil y rápida para las comidas de todos los días. Las marcas acompañan con los comerciales, las páginas en la red o en la caja donde te dejan su receta para cocinar lo mismo pero darle un toque diferente”.
criticadigital.com

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