domingo, 13 de septiembre de 2009

El maltrato psicológico es denunciado más que el físico


En la plaza que mira al Palacio de Tribunales y el Teatro Colón, hay un frente protegido por vidrios opacos. Traspasar esa puerta gris de Lavalle 1.250 implica toparse con una realidad impactante: en apenas un año, 6.902 personas fueron registradas allí como nuevas víctimas de la violencia familiar.

Las denuncias recogidas por la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia detectaron además que los casos notificados de maltrato psicológico ya superan en cantidad a los de maltrato físico: 4.643 contra 3.553. El listado se completa con 1.581 casos de violencia económica y 741 casos de violencia sexual.

El informe, al que Clarín tuvo acceso exclusivo, precisa además que de las personas afectadas, el 82 por ciento (5.691) son mujeres y el 18 por ciento (1.211) son hombres. En ambos casos, una de cada tres víctimas son niñas, niños y adolescentes.

"Se está tomando exacta conciencia del daño que causa la violencia emocional, muchas veces es más peligrosa que los golpes. Los manejos psicológicos, la indiferencia, el abandono de la pareja, la negligencia, la falta de cuidado del otro ante un problema de salud, son formas visibles de esto que se denuncia, que por supuesto hay que comprobar", explica la socióloga Cristina Bertelli, miembro de la Asociación Argentina de Prevención de la Violencia Familiar.

A su lado hay una chica, invadida por recuerdos ingratos de distintos momentos de su vida. "Cuando tenía 6 años, estaba al cuidado de mi abuela, pero mis tías me atacaban. Un día, una me arrebató la muñeca de trapo, me puso en la mano una escoba y me gritó: 'Nena, ponete a limpiar'. Mi papá estaba preso, nunca me protegió. A los 14 años, mis tías me tiraron a la basura toda mi ropa, yo no quería vivir. Con las parejas no me fue mejor. Conocí a un inmigrante ucraniano, que parecía simpático, entrador, pero al tiempo me golpeaba y me amenazaba con un cuchillo. Cuando lo dejé, me empezó a seguir por todos lados, tenía mucho miedo".

El espionaje, el acoso por celos, los insultos y las amenazas son otras de las variantes del maltrato psicológico, que según el informe de la Corte se da principalmente en el ámbito de las parejas: "Es la relación predominante que une a las personas afectadas y denunciadas, con un 85 por ciento de los casos. El resto de las relaciones es filial, fraternal y familiar hasta cuarto grado de parentesco".

Como se dan varias modalidades violentas en un mismo caso, la suma de los porcentajes excede aquí el 100 por ciento. El maltrato psicológico aparece en el 89 por ciento de los casos; el físico, en el 68 por ciento; la violencia económica figura en el 30 por ciento de las denuncias y la sexual, en el 14 por ciento,

En cuanto a las 5.633 personas denunciadas por agresión ante la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte, se especifica que 4.838 son hombres y 795, mujeres.

A partir de la denuncia, los casos son enviados a juzgados civiles, en su mayoría, o penales. Otros motivan asesoramiento jurídico o derivaciones al sistema de salud. Unos 410 casos quedaron reservados en la Oficina, porque la víctima fue informada y orientada, pero decidió no actuar.

"Mi ex marido me gritaba todo el tiempo ¡mala madre!"
Ella es una voz en el teléfono. El acuerdo de no divulgar señas particulares, para evitar problemas, libera su relato:

"Mi marido, ex marido, buscó destruirme la mente. Me humillaba, me decía delante de mis hijas que yo era una mala madre, me trataba de loca y estuvo a punto de quebrarme, pero no lo consiguió".

Su caso, de violencia psicológica, recibió la ayuda de la Dirección General de la Mujer de la Ciudad (0800-666-8537) y de especialistas que la contuvieron en el proceso de recuperación.

"Es que sola no podés. Si yo acepté conversar con Clarín es para transmitir eso, que las víctimas de estos abusos pidan ayuda, sobre todo en el momento de decir 'basta' a esa situación, que es el más complicado".

"Lo que me pasaba a mí es que él tanto me decía que estaba loca que casi me lo creo. Fui al psiquiatra forense y me aclaró que no, de ninguna manera. Hicimos terapia, hubo breves períodos de calma, pero luego volvía a echarme la culpa de todo, hasta de sus fracasos".

"Cuando nos íbamos de vacaciones, acordábamos pagar cosas a medias. Yo ponía mi parte, porque por suerte tenía trabajo y no dependía de él, pero cuando debía poner su parte, resulta que la tarjeta de crédito no le funcionaba. Encima, gozaba la situación, como diciendo: te la creíste una vez más".

El ataque a la autoestima fue una constante. Incluso él se adelantó y la denunció a ella por violencia familiar.

"Al principio no quería contarlo, pero poder hacerlo, con la contención de un grupo de mujeres que pasaban por situaciones parecidas, me sirvió. Poco a poco, se me fue esa sensación de angustia permanente, me volví a sentir fuerte y la separación fue clave. La relación con mis hijas mejoró y volví a tener esperanzas. Eso me salvó".

"Es necesario revisar los textos escolares"
Amnistía Internacional propone modificar aspectos del sistema educativo argentino que eliminen estereotipos de género y formas encubiertas de violencia y discriminación.

"Es necesaria una revisión completa de los textos escolares. Hay algunos que todavía dicen 'mi mamá cocinó ocho milanesas, mi papá trabajó 10 horas', como si esos fueran roles fijos", señala Gabriela Boada, directora de campañas de Amnistía Internacional.

Este organismo de derechos humanos reclama también la creación de un sistema estadístico nacional, "un compromiso asumido por el país a nivel internacional, pero que aún no se honrado".

El año pasado, por ejemplo, en un relevamiento realizado sobre medios de comunicación de todo el país, Amnistía Internacional calculó que "al menos 120 mujeres murieron a mano de sus propias parejas o ex parejas".
clarin.com

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