“Si lo tocás no te quedás pegado, apenas te da una patadita”, aclara la promotora mientras señala el stand más gráfico de la exposición: un muñeco vestido como delincuente –jeans gastados, zapatillas tumberas y pasamontaña negro– trepa un cerco electrificado de 5.000 voltios. “Disuade, repele y detecta siempre”, anuncia un cartel.
El técnico hace una demostración en vivo: aprieta un botón y el cerco saca chispas.
La Seguriexpo Buenos Aires, inaugurada ayer en La Rural de Palermo, ofrece todo tipo de métodos contra el delito: desde modernas alarmas satelitales hasta aparatos GPS para seguir el movimiento de una persona con riesgo de ser asaltada. Pero el invento más top es una cámara de alta definición que le avisa al cliente cuando un ladrón entra en su casa.
El sistema le permite hablar por un altavoz con el asaltante para persuadirlo o advertirle que la policía está en camino.
La octava edición de la Exposición Sudamericana de Seguridad Integral, Seguriexpo Buenos Aires, organizada por Indexport Messe Frankfurt y la Cámara Argentina de Seguridad Electrónica (CASEL), concluirá mañana con la presencia de 140 expositores. “La idea no es lastimar al ladrón. La corriente continua genera una sensación de rechazo y contracción muscular a la persona que toca el cerco. La instalación aumentó un 20% en relación a 2008.
Una familia tipo no gasta más de 2.500 pesos en este método contra la inseguridad”, dijo Guillermo Valls, dueño de la empresa Alari 3.
La industria de la seguridad crece al ritmo de los asaltos. La instalación de alarmas en el país creció un 12,5% en un año, según datos de la CASEL.
Las estadísticas reflejan un incremento del 200% en la instalación de cercos electrificados: en la Argentina ya hay colocados un millón y medio de sistemas de seguridad; el 40% en Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
También se presentaron cámaras de seguridad de última generación. “La nitidez es notable. La tecnología de última generación incorporó el análisis de video inteligente, que permite aplicar filtros en la imagen, control perimetral y desaparición de objetos, cuenta-personas y cálculos de multitud”, dijo Santiago Panda, de la empresa Sony.
Otra firma exhibió una cámara que después de hacer reconocimiento de rostro de una persona la sigue en todo momento mientras aparezca en el radio de cobertura digital.
Una de las atracciones de la muestra es un sofisticado sistema de seguridad que puede instalarse en una empresa o en una casa. En caso de robo, el usuario recibe un llamado en un teléfono con videollamada que le muestra, a través de una cámara, los movimientos del ladrón.
“La cámara interactiva instalada en la casa permite ver al ladrón. El damnificado recibe la videollamada en otro lugar, en un teléfono fijo o en un iphone.
El sistema le permite ver el robo de su casa u oficina en vivo, aunque esté a mucha distancia, y presentar el video en la Justicia”, dijo Ricardo Reus, director de Provetel. La cámara y el teléfono especial cuestan cerca de 700 dólares.
La feria también ofrece un sector para la diversión. En el stand de Adox, el visitante puede jugar a “robar” un auto de juguete protegido en una caja atravesada por láseres. Pero para lograrlo debe esquivar y sortear los sensores que aparecen en forma horizontal, vertical y oblicua. El premio para el ganador es una calculadora de bolsillo.
La empresa Szapiro, que instala cercos y perímetros, recurrió al ingenio: una promotora entregó como souvenir un folleto con un pedazo de cerco de unos 15 centímetros.
Además vestía para la ocasión: calzas decoradas con dibujos de perímetros romboidales. En el espacio de demostración “Ciudad Segura” se simuló el funcionamiento de una ciudad monitoreada con cámaras. Una de las apuestas es instalar en edificios accesos a través de huellas dactilares o con tarjeta magnética, para evitar que los delincuentes entren en departamentos con copias de llaves.
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