viernes, 5 de marzo de 2010

Los barefoot, la tribu de los paseantes descalzos

César Contreras caminaba por el centro de Durango en el otoño de 2007 cuando de pronto se le rompió una chancla y descubrió la sensación del asfalto en sus plantas. A partir de ese momento sus pies nunca volvieron a cubrirse. "
Fue una experiencia inolvidable", asegura "antes de estar todo el tiempo descalzo, sólo andaba así por casa y lugares de familia".
El mundo está lleno de personas como César que un día descubrieron la sensación de caminar descalzos y decidieron no volver a ponerse unos zapatos: "Es increíble cómo la piel habla y te va dando información que antes no existía", explica Israel; "lo pruebas y ves la diferencia entre el pie preso y el pie libre", afirma Juan; "andar descalzo es una manera de ser, de sentir la vida, de estar en contacto con lo que me rodea, de disfrutar", confiesa Diego; "sentir la lluvia es una gozada", explica Andreu a lainformacion.com.
Aseguran, pese a las recomendaciones de los podólogos, que desde que tomaron la decisión se sienten más sanos. "No sé si es que las defensas suben, pero la verdad es que jamás he sufrido de enfermedades infecciosas", explica Diego Sarmiento, un venzolano de 36 años que define esta práctica como una "forma de libertad".
Sin embargo, los podólogos advierten de que caminar sin calzado por las calles de las ciudades supone un riesgo importante para la salud ya que se corre riesgo de infecciones, inflamaciones, hongos, dermatitis y verrugas entre otros problemas para los pies.
"Yo sólo digo que hace dos años que voy sin zapatos a todos lados y llevo dos años sin resfriarme" asegura César.
Los primeros "barefoot" (descalzos) surgieron en Australia y Nueva Zelanda pero pronto llegaron a centroeuropa, los EEUU y Canadá, donde es un fenómeno bastante común. Un viaje a Alemania en el 84 fue precisamente el que motivó que Michel camine hoy descalzo por las calles de Gijón.
"Ví en un centro comercial a algunas personas descalzas", nos cuenta Michel, "me faltó tiempo para quitarme los zapatos y los calcetines. Después en el albergue juvenil procuré estar descalzo todo el tiempo que pude".
Más de una vez tienen que soportar las miradas descaradas de traseúntes que los descubren entre la multitud, las críticas de sus familiares, y el veto a entrar en algunos negocios por su condición "descalza".
"Mi familia lo ve algo habitual pero muy limitado al ámbito doméstico, mi ex mujer no lo tenía muy claro y tengo amigos que les encanta y otros que no les gusta en absoluto", asegura Michel. Sin embargo ellos no renuncian a liberar sus pies, esta forma de vida es casi su religión: "Desde siempre tuve esa inquietud y me fascina. Lo hago por convicción", afirma Andreu Arias, un joven madrileño que confiesa que no recuerda cuándo fue la primera vez que decidió descalzarse, "haces algo que te gusta , disfrutas, eres feliz y no te metes con nadie".
Internet es uno de los puntos más comunes en los que los "descalzos" preparan sus "quedadas" para hacer excursiones a bosques, playas, o lugares que puedan resultar "interesante" para sus pies. "Conozco de casos específicos en Canadá, en Alemania y algunos grupos de excursión en provincias de España. No es algo común, por eso internet es trascendental como medio para unir personas con este gusto en particular", asegura Diego. Y no sólo internet, porque esta forma de vida también ha sido difundida por actores de renombre como Uma Thurman, Nicole Kidman, Hugh Jackman, o Eva Longoria.
"Muchos no lo entienden" afirma el leridano Juan Bertrand, "pero se nace sin calzado, así que la pregunta correcta sería: ¿Cuándo empezaste a calzarte?"

lainformacion.com

1 comentario:

Manu dijo...

pues yo soy uno de ellos y estoy de acuerdo con el articulo,lo mas dificil de hecho es olvidarse del que diran,lo demas es facil y los beneficios muchos.eldescalzo@yahoo.es