El 52% de los conductores presenta algún grado de irritabilidad cuando maneja, un 20% tiene niveles altos o medio altos y en un 32,2% la irascibilidad es media o baja, según un estudio privado.
El trabajo revela también que los conductores que presentan el grado de irascibilidad más elevado son mayoritariamente hombres, encabezados por los cordobeses.
El estudio "Cómo conducen y cómo se conducen las personas en el ámbito del tránsito vehicular" fue realizado por la Universidad Siglo 21 de Córdoba en la Capital Federal, Córdoba, Rosario, Corrientes, Tucumán y Chubut, entre personas de 18 a 70 años de edad.
El relevamiento evalúa inicialmente cuál es el estado de ánimo dominante al momento de manejar, particularmente en ciudades grandes cuyo tránsito en general es denso y complejo, y señala que en una escala del 1 al 10, el 22 por ciento de los encuestados manifiestan puntaje alto y medio alto en su nivel de tensión al conducir.
En el análisis por género, las mujeres se manifiestan algo más tensas que los hombres, principalmente a causa de la impericia que advierten en otros conductores y la falta de respeto hacia las normas.
Al momento de evaluar cómo se conduce, los encuestados tienden a ser mucho más críticos con los demás que con ellos mismos porque la mayoría cree que maneja bien y que "los otros" lo hacen mal.
En cuanto al cumplimiento de las normas, sólo el 10,2 por ciento de los conductores se muestra autocrítico y expresa que es tan cumplidor como el resto de los conductores, mientras que el 88,6 por ciento cree que es más cumplidor y sólo el 1,1 por ciento se califica peor que el resto.
Al considerar la habilidad para manejar, un aspecto que no implica juicio de valor, los conductores se ven parecidos a los demás, aunque en lo relativo a prudencia y a respeto por las normas, que sí contempla juicio de valor, demuestran ser absolutamente acríticos con ellos mismos.
El análisis concluye que ello muestra "un panorama poco alentador en lo relativo a la autocrítica que las personas están dispuestas a hacer y la poca tendencia a la modificación de malos hábitos al volante".
En el respeto por las normas se acentúan las diferencias por edad: los mayores tienden a verse como mucho más cumplidores de las normas que los más jóvenes.
El estudio resalta luego la falta de confianza de los encuestados en la capacidad y en la intención de los organismos de control, en general, y de la policía de tránsito en particular.
El 63% de ellos piensa que la policía de tránsito no está lo suficientemente preparada y también dudan de su honestidad, ya que el 52,3% piensa que es posible evitar una multa "coimeando" a los policías.
La mayoría también deslegitima el rol de los municipios en el ordenamiento del tránsito y el 61 por ciento de los entrevistados estimó que a la municipalidad de su jurisdicción no le interesa mejorar la circulación en la ciudad.
El trabajo concluye que esas opiniones muestran que "tanto la municipalidad como los agentes de control no están razonablemente legitimados" entre los conductores y advierte que ello atenta contra el respeto a las normas y favorece su desvalorización, pues "el organismo y los agentes encargados de controlarlas, no resultan creíbles".
criticadigital.com
El trabajo revela también que los conductores que presentan el grado de irascibilidad más elevado son mayoritariamente hombres, encabezados por los cordobeses.
El estudio "Cómo conducen y cómo se conducen las personas en el ámbito del tránsito vehicular" fue realizado por la Universidad Siglo 21 de Córdoba en la Capital Federal, Córdoba, Rosario, Corrientes, Tucumán y Chubut, entre personas de 18 a 70 años de edad.
El relevamiento evalúa inicialmente cuál es el estado de ánimo dominante al momento de manejar, particularmente en ciudades grandes cuyo tránsito en general es denso y complejo, y señala que en una escala del 1 al 10, el 22 por ciento de los encuestados manifiestan puntaje alto y medio alto en su nivel de tensión al conducir.
En el análisis por género, las mujeres se manifiestan algo más tensas que los hombres, principalmente a causa de la impericia que advierten en otros conductores y la falta de respeto hacia las normas.
Al momento de evaluar cómo se conduce, los encuestados tienden a ser mucho más críticos con los demás que con ellos mismos porque la mayoría cree que maneja bien y que "los otros" lo hacen mal.
En cuanto al cumplimiento de las normas, sólo el 10,2 por ciento de los conductores se muestra autocrítico y expresa que es tan cumplidor como el resto de los conductores, mientras que el 88,6 por ciento cree que es más cumplidor y sólo el 1,1 por ciento se califica peor que el resto.
Al considerar la habilidad para manejar, un aspecto que no implica juicio de valor, los conductores se ven parecidos a los demás, aunque en lo relativo a prudencia y a respeto por las normas, que sí contempla juicio de valor, demuestran ser absolutamente acríticos con ellos mismos.
El análisis concluye que ello muestra "un panorama poco alentador en lo relativo a la autocrítica que las personas están dispuestas a hacer y la poca tendencia a la modificación de malos hábitos al volante".
En el respeto por las normas se acentúan las diferencias por edad: los mayores tienden a verse como mucho más cumplidores de las normas que los más jóvenes.
El estudio resalta luego la falta de confianza de los encuestados en la capacidad y en la intención de los organismos de control, en general, y de la policía de tránsito en particular.
El 63% de ellos piensa que la policía de tránsito no está lo suficientemente preparada y también dudan de su honestidad, ya que el 52,3% piensa que es posible evitar una multa "coimeando" a los policías.
La mayoría también deslegitima el rol de los municipios en el ordenamiento del tránsito y el 61 por ciento de los entrevistados estimó que a la municipalidad de su jurisdicción no le interesa mejorar la circulación en la ciudad.
El trabajo concluye que esas opiniones muestran que "tanto la municipalidad como los agentes de control no están razonablemente legitimados" entre los conductores y advierte que ello atenta contra el respeto a las normas y favorece su desvalorización, pues "el organismo y los agentes encargados de controlarlas, no resultan creíbles".
criticadigital.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario