martes, 2 de marzo de 2010

En busca de la inteligencia

CRISTINA DE MARTOS
MADRID.- Es uno de los grandes enigmas de la psicología y el origen de un controvertido debate sin solución hasta la fecha. ¿Dónde reside la inteligencia, cuántos tipos existen, cómo se debe medir? Preguntas que continúan sin respuesta pero que están más cerca de hallar una solución gracias a un trabajo, con colaboración española, publicado en '
Proceedings of the National Academy of Sciences'. Sus autores han elaborado un mapa de las estructuras cerebrales que contribuyen a la inteligencia general.
"Podría haber resultado que la inteligencia general no depende de áreas cerebrales específicas sino que tiene que ver con cómo el cerebro funciona en su totalidad", señala Ralph Adolphs, profesor de Psicología, Neurociencia y Biología del Instituto de Tecnología de California (CALTECH), en EEUU. "Pero eso no es lo que hemos visto", añade.
Dentro de la psicología, existen dos teorías principales acerca de la naturaleza de la inteligencia. Una defiende la existencia de una inteligencia general o 'factor g', que está apoyada en el hecho de que una persona suele tener resultados parecidos en las distintas habilidades aceptadas como parte de este intelecto (memoria, visión espacial, aritmética, etc.). La otra cree en la existencia de varias inteligencias, aunque no existe consenso acerca de cuántas.
Adolphs y sus colaboradores de las universidades de Iowa, California del Sur y la Autónoma de Madrid se inclinan más por la primera hipótesis. "La idea básica que subyace [al concepto de inteligencia general] es indiscutible: de media, las puntuaciones obtenidas por una persona en distintos tests suelen correlacionarse. Algunos tienen generalmente resultados altos y otros bajos. Así que es una cuestión obvia preguntarse si esta habilidad general depende de regiones cerebrales específicas", añade el autor.
Según sus hallazgos, sí. Este equipo ha logrado elaborar un mapa cerebral de la inteligencia gracias al estudio de 241 individuos que padecían lesiones en regiones concretas del
órgano gris. Todos ellos realizaron una batería de pruebas cognitivas, de las que se emplean habitualmente para medir el intelecto.
Gracias a este experimento, que es la primera vez que se realiza, "hemos podido ver, punto por punto, cómo afecta cada lesión a la inteligencia general", explica a ELMUNDO.es Roberto Colom, profesor de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid. "El trabajo con personas sanas origina mucha confusión pero trabajar con enfermos es más preciso porque se pueden establecer relaciones causa-efecto".
Mediante esta metodología, averiguaron que el factor g reside en el lóbulo frontal inferior y en el parietal superior del hemisferio izquierdo, aunque "con contribuciones del derecho", indica este investigador. Además, los resultados ponen de manifiesto que la materia blanca es igual de relevante que la gris, ya que "de la eficiencia de las conexiones entre ambos lóbulos depende la inteligencia", añade.
Esto "sugiere que el factor g refleja la habilidad para integrar los procesos verbales, visioespaciales, ejecutivos y de memoria de trabajo por medio de una red de conexiones corticales circunscrita", explica el trabajo. "La clave -resume el autor español- es la integración y esa es la inteligencia". "Existe una habilidad general que se basa en la integración y que en cada persona tiene un grado y ahora sabemos dónde reside", añade.
El siguiente paso, que ya tienen entre manos Colom y sus colegas, consiste en "entrenar gente en una tarea muy exigente desde el punto de vista intelectual. Si nuestros hallazgos son correctos, debería aumentar la materia gris en esas regiones, así como en las conexiones entre ambas".


La inteligencia de hombres y mujeres, vista por el escáner

MARIO VICIOSA
MADRID.- ¿Qué aspecto tiene la inteligencia? La pregunta no es nueva. Sus respuestas sí son cada vez más sorprendentes. El psicólogo Richard J. Haier y su equipo de la Universidad de California-Irvine (EEUU) llevan décadas utilizando las técnicas más vanguardistas para visualizar qué ocurre en el interior del cerebro cuando éste 'piensa'. Ahora visita a un equipo colaborador en Madrid. Cada vez se han aproximado más a reflejar visualmente las sustancias cerebrales que se implican en los procesos que definen la inteligencia humana (una mezcla de aprendizaje, memoria y razonamiento).
"Cualquiera que sea la acepción de inteligencia, sabemos que tiene algo que ver con el cerebro y las técnicas modernas nos permiten visualizarlo y medir sus características físicas. Nuestra investigación trata de averiguar cuáles están relacionadas con la medida de la inteligencia", el Cociente Intelectual (C.I.), señala Haier a elmundo.es.
Jugando al Tetris desde 1988
"¿Qué ocurre dentro del cerebro del mejor jugador de Tetris del mundo mientras echa una partida? Eso nos gustaría saber ahora". Y en ello están. La MEG (Magnetoencefalografía tridimensional) es una de las últimas y más fieles de las técnicas con las que trabajan. Pero lo de usarlo a través de este procedimiento 'lúdico' es recurrente en Haier. A finales de los ochenta puso a jugar a varios alumnos a este videojuego. La mayoría no sabía lo que era. Examinó sus cerebros cuando eran legos en el Tetris y volvió a hacerlo 50 días después, tras un intensivo entrenamiento. Los resultados del PET (Tomografía por Emisión de Positrones) demostraron mayor actividad metabólica -'esfuerzo neuronal'- en los inexpertos.Lo contrario a lo que esperaban.
Ahora, partiendo de esa base, Haier hila más fino para determinar cómo es esa actividad del cerebro en hombres y mujeres y abrir paso a posibles aplicaciones terapéuticas. En 2005 publicó un trabajo [ver artículo en inglés] que trataba de explicar si las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres tenían que ver en la baja representación de éstas en la excelencia académica de carreras como las matemáticas. El polémico resultado apuntaba en tal sentido, pero sólo era relevante entre las escasísimas personas con Cocientes Intelectuales extraordinariamente altos. Por otro lado, en general "parece que ellas usan más eficientemente el cerebro " utilizan menos recursos neuronales para desarrollar la misma inteligencia.
Haier trata de huir de cualquier 'guerra de sexos' para centrarse en lo científicamente relevante. "Las áreas del cerebro de hombres y mujeres relacionadas con la inteligencia parecen ser diferentes, aunque el C. I. sea el mismo. Eso nos dice que hay más de una manera [y zona] para que el cerebro sea inteligente. Esto es importante para alguien que ha tenido algún daño o pérdida y abordar su rehabilitación y recuperación de habilidades mentales".
"Albert Einstein tenía muy desarrollada la zona del cerebro viso-espacial". Hoy sabemos que las mujeres más inteligentes no necesariamente responden a ese patrón. Según las imágenes de resonancias magnéticas, para los hombres parece más de seis veces más importante tener una notable cantidad de materia gris (células neuronales mientras para las mujeres la sustancia blanca (elementos de conexión) es diez veces superior, para un mismo C. I.
Esto no es menos importante es a la hora de tratar dolencias como el Alzheimer. Hoy se sabe que se diagnostica en mujeres cuando está más avanzado y eso dice mucho de esas diferencias estructurales en los cerebros, así como de los medicamentos a utilizar y sus posibles aplicaciones en gente sana. Sus trabajos actuales consisten precisamente en afinar más, aumentar esa lupa con la que visualizar la inteligencia.
Hacia la 'píldora de la inteligencia'
Haier sí es más polémico a la hora de hablar de las bases genéticas de la inteligencia. "Hay genes comunes para el desarrollo de la materia blanca" Lo que no se conocen son sus mecanismos de funcionamiento. Poniendo esto en relación con la memoria, "sabemos que hay ciertas sustancias que marcan el aprendizaje y la memoria. Las empresas farmacéuticas los manejan para producir medicamentos contra el Alzheimer, pero si llegamos a conocer detalladamente cómo estas medicinas actúan podríamos desarrollar una píldora para mejorar la memoria en personas sin Alzheimer y, con ello, podrían incrementar su inteligencia".
En sus conferencias Haier lanza a veces una pregunta doble al auditorio: "¿Tomarían ustedes la píldora de la inteligencia? ¿Cuánto pagarían por ella?". Suele quedar sin respuesta. Pero la cosa cambia cuando se sigue tirando de sus implicaciones: "¿Deberíamos dar la píldora a aquellos niños con demostrados problemas de Cociente Intelectual?" Y más allá: Sabiendo que buena parte de la inteligencia del estudiante está condicionada genéticamente... "Podríamos sustituir las pruebas de acceso a la universidad por un simple escáner cerebral que nos diga si es apto para estudiar matemáticas, por ejemplo".
El tono determinista de estas posibilidades "gusta menos", pero "parece que, nos agranden o no, son ciertas", responde Haier a una persona de entre el público de su última conferencia (el pasado martes en Alcobendas) quien afirmó que el esfuerzo puede superar las imposiciones de nuestro cerebro. Demoledora réplica de Haier: "Respetándola, esa afirmación es muy propia del pensamiento estadounidense, pero por desgracia no podemos decir que es cierta, al menos con los datos que manejamos hoy en día".
elmundo.es

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