martes, 2 de marzo de 2010

Tratar el insomnio con la luz del día

PATRICIA MATEY
MADRID.- Las deficientes horas de sueño de los adolescentes es un tema que trae de cabeza desde hace años a padres, profesores y especialistas. Pero tratar de solucionar este problema es, al parecer, más sencillo de lo que hasta ahora se había pensado.
Al menos eso es lo que se desprende de un nuevo estudio publicado en la revista
'Neuroendocrinology Letters'. En él y, por primera vez, se desvelan uno de los motivos por el que los jóvenes 'mantienen los ojos como platos' hasta bien entrada la noche: no les dé la luz del día lo suficiente.
Es conocido que los chicos y chicas tienen problemas para conciliar el sueño. La razón está en que el ritmo circadiano del cuerpo se modifica en la pubertad lo que provoca que se duerman más tarde y se levanten también más tarde por las mañanas.
Sin embargo, y gracias a un ensayo realizado por investigadores del Programa en Iluminación del Instituto Politécnico del Centro de Investigación Rensselaer, en Berlín (Alemania), se ha podido constatar que la falta de exposición diaria a la luz contribuye a este retraso en el inicio del sueño.
En él participaron 11 estudiantes que utilizaron a lo largo de cinco días unas gafas especiales que evitaban la longitud de onda corta (luz azul). Posteriormente, los autores recopilaron la información sobre el sueño de los participantes y constataron que este hecho motivó en todos ellos un retraso de 30 minutos en el inicio del mismo.
"A medida que los adolescentes pasan más tiempo en zonas interiores, se pierden las horas de luz de la mañana esenciales para estimular al sistema biológico que regula el ciclo sueño- vigilia", señala Mariana Figueiro, autora principal del ensayo.
"Al no recibir la luz diurna, se retrasa el inicio de producción de la melatonina, la hormona que indica al cuerpo cuándo es de noche", explican los autores que insisten en que durante el ensayo la 'aparición' de la hormona se retrasó seis minutos por cada día que los adolescentes tuvieron limitada la exposición a la luz azul.
Añaden a este hecho que "desafortunadamente las escuelas, donde los adolescentes pasan la mayoría de su tiempo, no cuentan con la luz eléctrica adecuada ni con la luz del día necesaria para estimular al sistema circadiano que regula la temperatura corporal, estado de alerta, el apetito, las hormonas y los patrones de sueño".
Los datos aportados por los investigadores alemanes forman parte de un estudio más amplio en el que se van a examinar, además del impacto de la eliminación de la luz azul de la mañana, el de la época estacional y la mayor exposición a la luz por la tarde durante los meses de primavera en el inicio de la producción de la melatonina de los adolescentes.
Nuevo diseño de escuelas
Para los autores, estos hallazgos deberían servir para replantearse el diseño de los colegios. "Dejar que la luz del día se pueda recibir en las escuelas es simple, y un tratamiento no farmacológico que ayudaría a los estudiantes a dormir más".
Al mismo tiempo de darse a conocer este trabajo, se ha presentado otro estudio relacionado con el sueño en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avances de las Ciencias (AAAS, sus siglas en inglés) que se celebró el mes pasado en San Diego (Estados Unidos).
Gracias a él, podemos decir que los españoles son 'sabios', aunque sólo sea por defender y practicar la vieja y sana costumbre de dormir la siesta. Investigadores estadounidenses acaban de sumar evidencia científica a los beneficios de este sueño corto tras comprobar que no sólo 'refresca' la memoria, si no que, además, eleva la capacidad cerebral para aprender.
Matthew Walker, de la Universidad de California, es el autor principal del trabajo, en el que han participado 39 jóvenes sanos. Todos fueron divididos en dos grupos. Mientras que uno de ellos durmió una siesta de 90 minutos a las 14:00 horas, el otro no dio ninguna cabezada. Cuatro horas más tarde, los científicos pidieron a todos ellos que realizaran una serie de ejercicios de aprendizaje.
Los datos revelan que aquéllos que sestearon obtuvieron mejores puntuaciones en los ejercicios que los que no. "Nuestros datos refuerzan la hipótesis de que dormir es necesario para almacenar la memoria a corto plazo y para abrir 'habitaciones' para la nueva información", comenta el doctor Walker.

elmundo.es

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