Fabiola Czubaj
LA NACION
Con el paso de los años, una mala mordida altera la articulación que nos permite abrir y cerrar la boca para hablar, masticar, reír, tragar y hasta para respirar. Sin embargo, ciertos males actuales están acelerando la aparición de las alteraciones de esa articulación temporomandibular, en especial, de la artritis.
La causa principal es la combinación de una mala oclusión, que puede tratarse simplemente de un diente que cierra mal, pero también la sobrecarga nerviosa causada por el estrés cotidiano, las riñas en la calle, las lesiones durante los robos, la práctica deportiva sin protección y el temor a perder el trabajo o no llegar con el sueldo a fin de mes.
Todo eso genera un círculo vicioso que preocupa a los médicos, que están recibiendo hasta 30% más de consultas por disfunciones de la articulación temporomandibular (ATM) de pacientes de menos de 50 o 60 años. Especialmente, de mujeres a partir de los 30 años.
"La incidencia de estas afecciones, así como las consultas, crecieron considerablemente en el último lustro, principalmente por el incremento de los factores que predisponen a desarrollarlas [el estrés, las alteraciones oclusales y las parafunciones, como el bruxismo, comer chicle o comerse las uñas] y, también, por el conocimiento de que estas alteraciones poseen tratamiento", explicó el doctor Adrián Bencini, jefe del Servicio de Odontología y Cirugía Bucomaxilofacial del Hospital Interzonal San Juan de Dios, de La Plata, y director científico de la Sociedad Latinoamericana de Cirujanos de ATM.
Sólo en ese servicio, por ejemplo, las consultas por disfunción y alteraciones de la ATM crecieron un 15% entre 1995 y 2000, un 25% entre 2000 y 2005, y un 30% en los últimos cinco años. A diferencia de lo que ocurre con la artritis articular, que es la inflamación de la ATM, el aumento de la artrosis (deformación de la articulación por erosión del cartílago y de los huesos, con un desplazamiento del disco articular) se atribuye simplemente a una mayor detección de la enfermedad.
Sin embargo, para el doctor Alberto Pérez Miranda, especializado en cirugía del trauma facial y estética, es necesario que los pacientes lleguen al consultorio con la enfermedad no tan avanzada y sin haber recibido años de tratamientos que no logran resolver el problema. Para eso, coincidieron los expertos, es importante reconocer las señales que da la enfermedad y consultar a un especialista.
"Los dos primeros síntomas son el dolor de cabeza, que aparece como una cefalea más, que abarca la mandíbula, la frente y el oído, pero que siempre se extiende hacia la nuca, y la sensación de que la mandíbula se traba y un chasquido o clic al abrir la boca. Esto se debe a la inflamación del cartílago de la articulación. En los estadios más avanzados de la enfermedad [ver infografía], el dolor se hace permanente y más discapacitante", detalló Pérez Miranda, coordinador del Grupo de Cirugía Plástica del Sanatorio Trinidad de San Isidro y miembro de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires.
Una característica de estos problemas es que afecta a más mujeres jóvenes que a hombres (reciben tratamiento cuatro mujeres por cada varón) y a chicos. Se estima que el 30% de los chicos padece algún grado de disfunción de la ATM, generalmente por problemas de la oclusión. De hecho, la presión que eso genera en los músculos faciales y del cuello es la causa de uno de cada dos dolores de cabeza, precisó Pérez Miranda. La mala postura frente a la computadora también favorece esa tensión, que demanda algo más que analgésicos, que no frenan el avance del daño.
"En las mujeres, la enfermedad comienza a los 20, pasa casi desapercibida y hace un pico entre los 30 y los 40 años. En los chicos, cuando sólo se corrige la mordida, la articulación puede avanzar mal. Por eso hay que incluirla en la evaluación", agregó.
Los tratamientos incluyen el uso de férulas intermaxilares, psicoterapia, rehabilitación oral y medicación para las etapas iniciales; artrocentesis (lavado de la articulación); artroscopia quirúrgica de la ATM, y cirugía con reemplazo del disco articular o sin sustituirlo. "El diagnóstico y el tratamiento se realizan en instituciones públicas (facultades de odontología y hospitales) y privadas de salud", dijo Bencini, profesor titular de cirugía maxilofacial de la UNLP.
lanacion.com
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Con el paso de los años, una mala mordida altera la articulación que nos permite abrir y cerrar la boca para hablar, masticar, reír, tragar y hasta para respirar. Sin embargo, ciertos males actuales están acelerando la aparición de las alteraciones de esa articulación temporomandibular, en especial, de la artritis.
La causa principal es la combinación de una mala oclusión, que puede tratarse simplemente de un diente que cierra mal, pero también la sobrecarga nerviosa causada por el estrés cotidiano, las riñas en la calle, las lesiones durante los robos, la práctica deportiva sin protección y el temor a perder el trabajo o no llegar con el sueldo a fin de mes.
Todo eso genera un círculo vicioso que preocupa a los médicos, que están recibiendo hasta 30% más de consultas por disfunciones de la articulación temporomandibular (ATM) de pacientes de menos de 50 o 60 años. Especialmente, de mujeres a partir de los 30 años.
"La incidencia de estas afecciones, así como las consultas, crecieron considerablemente en el último lustro, principalmente por el incremento de los factores que predisponen a desarrollarlas [el estrés, las alteraciones oclusales y las parafunciones, como el bruxismo, comer chicle o comerse las uñas] y, también, por el conocimiento de que estas alteraciones poseen tratamiento", explicó el doctor Adrián Bencini, jefe del Servicio de Odontología y Cirugía Bucomaxilofacial del Hospital Interzonal San Juan de Dios, de La Plata, y director científico de la Sociedad Latinoamericana de Cirujanos de ATM.
Sólo en ese servicio, por ejemplo, las consultas por disfunción y alteraciones de la ATM crecieron un 15% entre 1995 y 2000, un 25% entre 2000 y 2005, y un 30% en los últimos cinco años. A diferencia de lo que ocurre con la artritis articular, que es la inflamación de la ATM, el aumento de la artrosis (deformación de la articulación por erosión del cartílago y de los huesos, con un desplazamiento del disco articular) se atribuye simplemente a una mayor detección de la enfermedad.
Sin embargo, para el doctor Alberto Pérez Miranda, especializado en cirugía del trauma facial y estética, es necesario que los pacientes lleguen al consultorio con la enfermedad no tan avanzada y sin haber recibido años de tratamientos que no logran resolver el problema. Para eso, coincidieron los expertos, es importante reconocer las señales que da la enfermedad y consultar a un especialista.
"Los dos primeros síntomas son el dolor de cabeza, que aparece como una cefalea más, que abarca la mandíbula, la frente y el oído, pero que siempre se extiende hacia la nuca, y la sensación de que la mandíbula se traba y un chasquido o clic al abrir la boca. Esto se debe a la inflamación del cartílago de la articulación. En los estadios más avanzados de la enfermedad [ver infografía], el dolor se hace permanente y más discapacitante", detalló Pérez Miranda, coordinador del Grupo de Cirugía Plástica del Sanatorio Trinidad de San Isidro y miembro de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires.
Una característica de estos problemas es que afecta a más mujeres jóvenes que a hombres (reciben tratamiento cuatro mujeres por cada varón) y a chicos. Se estima que el 30% de los chicos padece algún grado de disfunción de la ATM, generalmente por problemas de la oclusión. De hecho, la presión que eso genera en los músculos faciales y del cuello es la causa de uno de cada dos dolores de cabeza, precisó Pérez Miranda. La mala postura frente a la computadora también favorece esa tensión, que demanda algo más que analgésicos, que no frenan el avance del daño.
"En las mujeres, la enfermedad comienza a los 20, pasa casi desapercibida y hace un pico entre los 30 y los 40 años. En los chicos, cuando sólo se corrige la mordida, la articulación puede avanzar mal. Por eso hay que incluirla en la evaluación", agregó.
Los tratamientos incluyen el uso de férulas intermaxilares, psicoterapia, rehabilitación oral y medicación para las etapas iniciales; artrocentesis (lavado de la articulación); artroscopia quirúrgica de la ATM, y cirugía con reemplazo del disco articular o sin sustituirlo. "El diagnóstico y el tratamiento se realizan en instituciones públicas (facultades de odontología y hospitales) y privadas de salud", dijo Bencini, profesor titular de cirugía maxilofacial de la UNLP.
lanacion.com
1 comentario:
Yo ya pasè por una cirugía hace un año exactamente. Los cóndilos ya no servían y uno ya ni existía. Gracias a Dios que tuve remedio y el dolor es insoportable. Ahora ha vuelto el estres a mi vida de forma terrible y tengo miedo recaer, se que tengo que acceder a tratamiento de ortodoncia para corregir ahora la mordida.
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