sábado, 5 de septiembre de 2009

Tres de cada cuatro mujeres tienen problemas de sueño


El día prepara la noche y la noche prepara el día", reza el refrán. Sin embargo, para los insomnes, éste es un círculo vicioso y se extiende como otro mal femenino: el 30% de los argentinos padece insomnio y tres de cada diez -una proporción que va en aumento- son mujeres. El dato es de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño y de la Unidad de Medicina del Sueño del Hospital Universitario de la Fundación Favaloro. Los expertos de esos centros dicen, además, que reciben 50 consultas diarias de personas por trastornos del sueño -la mitad, por insomnio-, mientras que hace cinco años sólo llegaban a consulta menos de 10. La Red de Medicina del Sueño, el Club del Sueño y el Laboratorio del Sueño del FLENI coinciden y advierten sobre cómo impacta en la salud.

Sobre la mayor incidencia en las mujeres, la Red de Medicina del Sueño, explica que eso se debe a que "en la peri y postmenopausia las mujeres se despiertan frecuentemente durante la noche porque pueden aparecer sofocos de calor aunque eso también ocurre sin sofocos. Tienen mayor sensibilidad a los ruidos, a los pensamientos rumiantes, a la ansiedad y padecen las consecuencias de ser multifunción en sus roles como madre, esposa e hija, y en el trabajo".

¿Qué es el insomnio? Es el más frecuente entre los 100 trastornos del sueño que existen. Un insomne tarda más de 20 minutos para dormirse, se despierta más de una vez durante la noche y se levanta demasiado temprano con la sensación de sueño no reparador. Al día siguiente, siente un malestar físico y rinde menos en sus actividades cotidianas. Todo esto le pasa al menos cuatro veces a la semana en el término de un mes o más.

Si el insomnio se vuelve crónico genera, además, dificultades para concentrarse, prestar atención, problemas de memoria, eleva el riesgo para la depresión, la ansiedad y el abuso de sustancias. Lleva también a una propensión a la obesidad, la hipertensión arterial, la resistencia a la insulina en diabéticos y puede causar diabetes tipo II. Incluso reduce la capacidad para gozar de las actividades sociales. "Aumentó la cantidad de personas con insomnio en los últimos años por diversas causas, pero principalmente por trastornos de ansiedad, estrés, depresión, mal humor y estímulos como pasar mucho tiempo viendo televisión, en la computadora o pendientes del celular", dijo Arturo Garay, presidente de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño.

En las mujeres, según Mirta Averbuch, jefa de la Unidad de Medicina del Sueño del Hospital Favaloro y directora del Centro Somnos de Medicina del Sueño y del sitio www.dormirmejor.com, el insomnio puede afectar en otros aspectos: "Durante el sueño trabaja más el sistema inmunológico, es decir, aumentan las defensas. Si la persona duerme mal lo que ocurre es que tiene las defensas bajas y entonces tiende a enfermarse más. Al no dormir, las personas están más contracturadas, les duele el cuello y entre los omóplatos. Por último, dormir mal trae problemas de atención y aprendizaje".

Al insomnio también lo potencia tener pensamientos negativos hacia el sueño. Frases como "¿Voy a dormir esta noche?","¿Me tomo media pastilla o una?", "Me duermo en el sillón, pero al ir a la cama seguro me despierto", "Mañana tengo un día importante y seguro esta noche no podré pegar un ojo", generan un circuito de retroalimentación negativa que provocan más insomnio y tensión corporal. Y por último, justamente eso: la tensión corporal y la ansiedad acumuladas durante el día, pueden influir en que se abran las puertas a otros estímulos negativos como el cigarrillo, el café y el alcohol. Averbuch explicó que, aunque el alcohol ayuda a dormirse, también evita llegar a las etapas de sueño profundo y eso hace que el descanso no sea de buena calidad. Los que fuman mucho tienen un sueño ligero y suelen depertarse a las tres o cuatro horas de acostarse por la abstinencia a la nicotina. Las bebidas con cafeína o algunos fármacos -píldoras para adelgazar o descongestivos- estimulan el cerebro y provocan insomnio.

"Para el insomne, la llegada de la noche inicia una dura batalla entre las sábanas. Cuanto mayor es el deseo de dormir, paradójicamente más abiertos estarán sus ojos porque sus deseos y el cerebro no están sincronizados", describió Averbuch. Se refiere al "efecto bola de nieve": las personas duermen cada vez menos, están más estresadas y tensas, consumen pastillas para dormir y para mantenerse despiertas y más activas.

La médica explicó que no padece insomnio quien quiere sino quien presenta factores hereditarios, genéticos y algunos rasgos de personalidad ansiosos: "El insomnio permanece en estado latente hasta que alguna situación estresante lo desencadena o lo precipita: una mudanza, un divorcio, una enfermedad, una internación, exámenes o muertes", advierte.
clarin.com

No hay comentarios: