sábado, 20 de septiembre de 2008

Un nuevo test permite detectar signos de alarma en los bebes


Por Fabiola Czubaj De la Redacción de LA NACION
Una nueva prueba de observación que el pediatra les puede hacer a sus pacientes menores de 2 años permite detectar los signos de alarma de enfermedades físicas o psicológicas a partir de sus gestos, el estado de ánimo y sus reacciones durante la consulta de rutina.
Fue desarrollada por el psiquiatra francés Antoine Guedeney, pero debe demostrar que es útil antes de que se pueda usar masivamente. En la Argentina, ese estudio lo está realizando un equipo de pediatras del Hospital Alemán. La escala será muy útil en el consultorio, según adelantaron.
"Un informe preliminar sobre 60 chicos demuestra que la sensibilidad y la especificidad de la escala es muy buena. Nos permitió identificar en el 15% de esos chicos signos de retracción en su relación con el entorno, lo que no es un diagnóstico en sí, sino que es una señal de alarma para iniciar una evaluación en profundidad", explicó a LA NACION la doctora Mónica Oliver, jefa del Servicio de Salud Mental Pediátrica del Alemán.
En un bebe, esa indiferencia a relacionarse con todo lo que lo rodea puede darse por varios motivos, como problemas auditivos o visuales no diagnosticados, enfermedades del espectro autista, ansiedad o alguna alteración del estado anímico. Los resultados de ese primer informe fueron presentados en el último congreso de la Asociación Mundial de Salud Mental Infantil (Waimh, por sus siglas en inglés).
"Lo importante es detectar si está fallando la comunicación preverbal y si el niño se retrae sobre sí mismo, para hacer intervenciones tempranas. En el mundo entero se retrasa mucho la visualización del problema, el diagnóstico y el comienzo del tratamiento o la solución. Pasan hasta 3 años entre la primera alarma y el inicio del tratamiento efectivo", agregó Oliver, que dirige el estudio de validación sobre cien chicos sanos que concurren a la consulta pediátrica en el hospital.
La escala creada por Guedeney ya fue validada en Francia, Israel, Australia y Finlandia. "El resultado final será la sólida comprobación de que sirve porque demostrará su validez clínica, es decir, si ayudará a la población a detectar a tiempo esos problemas en los chicos", explicó el psiquiatra infantojuvenil Antoine Guedeney, jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Claude Bernard de París y presidente electo de la Waimh. El experto está de visita en la Argentina para entrenar a pediatras en el uso de la alarm distress baby scale o ADBB, que se ha traducido como ´alarma: bebe en apuros .
La ADBB se nutre de toda la información que un pediatra puede obtener a través de la observación. Mirar al bebe a la cara en busca de expresiones y gestos, y esperar esa mirada típica e inquisitiva con la que los chicos suelen tratar de conocer a quien tienen adeltante es el primer paso. Luego, llega el momento de "escucharlo" a través de sus ruidos o sus primeros intentos de reproducir sílabas copiadas de padres, hermanos o abuelos.
En total, la escala mide 8 ítems:
la expresión facial,
el contacto visual,
la actividad corporal,
los gestos de autoestimulación (chuparse el pulgar, tocarse el cabello o mover los dedos y las manos),
la vocalización (manifestaciones de agrado, desagrado, ansiedad o dolor),
la vivacidad de las respuestas a la estimulación,
la relación (con el pediatra y un tercero ajeno al cuidador) y
el atractivo, es decir, el interés que genera en otros para seguir en contacto con él.
"Prestarle atención al bebe es el primer paso para resolver cualquier problema -aseguró Guedeney-. Trabajo con los pediatras porque son los que mejor conocen a los chicos y, de hecho, pueden ayudar mucho a los padres y a los chiquitos para detectar los problemas de salud mental. En cada examen físico de rutina, ellos pueden ver qué les dice el bebe a través de sus reacciones y, si ocurre algo sospechoso, detectar si el problema está en el bebe, en los padres o en la relación entre ambos."
De ahí la importancia de la forma en que los padres interactúan con el bebe desde su primer minuto de vida fuera de la mamá. "Bebes y adultos están configurados para estar juntos, pero el primer encuentro es fundamental", señaló el psiquiatra.
Cuando ocurre de manera natural, el vínculo fluye fácilmente. Sin embargo, "a menudo no es algo tan sencillo, ya que la mujer puede estar cansada o sentirse deprimida después del parto, tener dificultades con el esposo o, incluso, con el bebe. Pero cuando las cosas no marchan tan bien, y si no existe una enfermedad de por medio, lo más importante es saber que el bebe necesita, por encima de todo, estar en contacto, que se lo mire y se le hable, que se juegue y se disfrute con él".
Durante las 2 o 3 primeras semanas de vida, explicó, el bebe pasa por una etapa de autorregulación, en la que duerme y come. Para ayudarlo en ese proceso, Guedeney recomendó dedicar tiempo a la interacción cara a cara y no subestimar el llanto. "El vínculo es el factor más fuerte en su desarrollo", finalizó.

Dr. Antoine Guedeney

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