viernes, 15 de agosto de 2008

Pantuflas con smoking, última moda




Por Mabel Galaz De El País
MADRID.- Dice un británico que un caballero que se precie de serlo no se muestra en público con zapatos sin cordones. Sin embargo, los hijos de Carolina de Mónaco, Andrea y Pierre; su cuñado, Alex Dellal, y el mediático jefe de Renault, Fabio Briatore, se pasean como si nada por las fiestas más exclusivas con smoking y en... pantuflas. Eso sí, de terciopelo, suela resistente y forro de seda. Lisas, en colores oscuros o con bordados causan furor.
Las slippers , que así se llaman en origen, nacieron en el siglo XIX como el calzado de la nobleza británica para moverse dentro de sus mansiones. Y tuvieron como principal patrocinador al príncipe Alberto, marido de la reina Victoria, por lo que existe un modelo personalizado con el escudo de familia o, en su defecto, con las iniciales del portador, conocido como Albert Slippers. Briatore no iba a ser menos, y en su estrambótica boda con la despampanante modelo y presentadora Elisabetta Gregoraci tuvo el detalle de calzar un par con las iniciales de los contrayentes: E y F en dorado.
En la madrileña tienda Smile Class, que importa la marca Tricker s, reconocen que las ventas se han disparado desde que las revistas las han hecho famosas. Así que, pese al precio, alrededor de 300 euros, y el calor europeo se han vendido ya 50 pares hechos a mano. Animados por el éxito, desde septiembre las venderán con iniciales. Su bandera es ser los proveedores de la familia real británica. De hecho, muestran a los clientes un libro en el que aparece el duque de Windsor llevándolas con smoking en los años 70. Algunos de los símbolos que ofrecen para bordar son: la corona con tres plumas, símbolo del príncipe de Gales; el zorro; el león, y calaveras para los más atrevidos.
Los dirigentes Winston Churchill y François Mitterrand también calzaron slippers, eso sí, más pudorosos: no las sacaron de su alcoba. Las de Mitterrand se vendieron en una subasta solidaria en enero último, en la que se recaudaron unos 1500 dólares que han ido directos a los proyectos caritativos de su viuda, Danielle Mitterrand.
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