viernes, 15 de agosto de 2008

La Argentina es el país con más hábito de comer en familia




A pesar de la gran comodidad a la que nos acostumbró la aparición del delivery, la Argentina es el país que aún más disfruta del aroma a comida recién preparada en casa.
Una encuesta mundial presentada ayer asegura que siete de cada diez argentinos preparan comida casera más de seis veces por semana, lo que deja atrás a Europa, los Estados Unidos y el resto de América latina. Lo mismo ocurre con la frecuencia con la que padres e hijos comparten la mesa: el 95% de las comidas del día se disfrutan alrededor de la mesa hogareña.
Una revisión de estudios publicados realizada antes de la encuesta, que luego se utilizó justamente para validar sus resultados, confirmó que comer en familia fomenta la alimentación saludable porque aumenta un 45% la posibilidad de que los chicos ingieran por día los 400 gramos de frutas y verduras que, como mínimo, recomienda la Organización Mundial de la Salud.
"Empíricamente, y sin conocer cifras, podríamos afirmar que el valor que le damos aquí a la comida en familia, con amigos o al asado de los domingos, es muy alto. Esta encuesta muestra que la valorización, la frecuencia y la duración de nuestras comidas semanales en familia son mayores que en otros países del mundo", opinó la doctora María del Carmen Hiebra, jefa del Servicio de Adolescencia del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
En una sala dentro del Jardín Japonés, al término de la presentación del llamado "Estudio global sobre la importancia de comer en familia", la doctora Hiebra señaló a LA NACION: "No cabe duda de que, en cuanto a la salud física, (los adultos) nos tenemos que ocupar de qué comen los chicos, si respetan la variedad adecuada de alimentos y si reciben los nutrientes adecuados, lo que es un problema importante en la Argentina, donde muchas familias están viviendo bajo el índice de pobreza y de indigencia".
El relevamiento incluyó 3500 entrevistas a mayores de 18 años en Estados Unidos, Canadá, México, Francia, Alemania, Rusia y la Argentina, entre junio y julio últimos. Pero la encuesta fue la segunda etapa del estudio realizado por la empresa Knorr. Palabras que alimentan
Para la primera parte se convocó a seis especialistas en nutrición, pediatría, prevención de enfermedades, salud mental y epidemiología de centros de investigación de universidades estadounidenses, como Harvard, Minnesota y Michigan, entre otras.
Entre los beneficios de compartir la mesa familiar, los investigadores hallaron datos tan sorprendentes como que los chicos mejoran el vocabulario y el rendimiento en la escuela.
Esos datos surgieron de un estudio realizado en la Escuela de Ciencias de la Educación de la Universidad de Harvard, cuya hipótesis inicial era que los chicos que mejor aprenden a leer son aquellos a los que los padres les leen desde muy pequeños. Sin embargo, los autores del estudio descubrieron que los chicos que comían en familia tenían un vocabulario mayor.
Según publicó la revista Journal of Child Language , por cada 2000 palabras nuevas que adquiere un chico en edad preescolar, la mitad las escuchan por primera vez en la mesa familiar y apenas 64, de la lectura.
"Son las pequeñas historias que los padres o los abuelos comparten con los chicos mientras comen lo que los ayuda a construir su vocabulario. Y éstos son niños que aprenden a leer más rápido y mejor", comentó durante la presentación Miriam Weinstein, periodista estadounidense y autora del libro The surprising power of family meals (El sorprendente poder de la comida en familia).
Otro estudio, del Centro Nacional de Adicciones y Abuso de Sustancias de los Estados Unidos, demostró en 2005 que los adolescentes que comen en familia 5 o más veces por semana duplican la probabilidad de sacar mejores calificaciones que los que comparten la mesa familiar apenas una o dos veces semanales.
Pero comer en familia también promueve el consumo de una alimentación más equilibrada: grandes y chicos consumen más frutas y verduras, además de menos frituras, grasas saturadas y trans, que afectan la salud cardiovascular. Además, previene los trastornos alimentarios, los problemas de conducta y desalienta el abuso del alcohol y las drogas.
Por otra parte, la encuesta reveló que al 80% de los argentinos le gustaría poder comer en familia diariamente (a diferencia del 67% de la población en el resto de los países), mientras que el 70% afirma que los chicos adquieren así hábitos saludables de alimentación y el 60% considera que disminuye el riesgo de trastornos alimentarios.
"Si sólo pensamos en salud como ausencia de enfermedad, estaríamos teniendo una mirada muy pobre. Comer en familia fomenta la educación, la participación en la comunidad y la posibilidad de desarrollar proyectos que brindan bienestar. Esto también es salud. Ahora, ¿cuántos de nosotros tenemos buena salud realmente..?", se preguntó Hiebra.
Principales beneficios
Las comidas familiares en la rutina de los niños previenen conductas futuras de riesgo.
Los hábitos saludables aprendidos en la mesa hogareña durante la niñez tienden a permanecer en la memoria adulta.
Los adolescentes que comen en familia sobrellevan mejor las tensiones de esa etapa de la vida y tienen menos riesgo de desarrollar trastornos alimentarios.n Comer en familia hace que los chicos aumenten sus capacidades lingüísticas y rindan más en la escuela.
Cocinar de manera saludable y rápida reduce la dependencia de alimentos no tan sanos y el hábito de comer fuera del hogar, lo que previene el aumento de peso.
Compartir la mesa familiar promueve un mayor consumo de frutas y verduras.
Lanacion.com

flia telerín

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