martes, 26 de agosto de 2008

Adolescencia, también es una etapa de crisis para los padres de los jóvenes


Profesionales especialistas en Familia coincidieron en que los padres "están en la mitad de la vida y se plantean preguntas parecidas a las de sus hijos, como "¿qué quiero? o ¿a dónde voy?"
¿Cómo educar a un adolescente sin morir en el intento?, fue el tema de una conferencia sobre adolescencia dirigida a los padres, que dieron médicos del Hospital Universitario Austral y profesionales del Instituto de Ciencias para la Familia. Las claves para atravesar una etapa de crisis, para los chicos y para los adultos.

Los adolescentes son "bichos raros" que pasan del llanto a la risa, de la hiperactividad al retraimiento. Entenderlos requeriría un curso. Así concibieron la idea de un ciclo de conferencias para padres un grupo de médicos del Hospital Universitario Austral y de profesionales del Instituto de Ciencias para la Familia


El programa de charlas,
"Los desafíos de educar en la adolescencia", "surgió con el objetivo de crear un espacio de reflexión", explicó la doctora María Carolina Bertini, jefa de la sección de Adolescencia del HUA y una de las organizadoras de las charlas.


Anoche se realizó el primer encuentro, "Cómo educar a un adolescente y no morir en el intento", y el salón se llenó de interesados.


¿Qué ves cuando me ves?
La primera parte de la charla estuvo a cargo del doctor Fernando Burgos, jefe del área ambulatoria del Servicio de Pediatría. Señaló primero la falta de comunicación entre padres e hijos: "Vienen a pedirme que hable con los chicos porque ellos no lo hacen". Se pierde el diálogo, el afecto, la mirada, y empiezan los problemas. Burgos explicó que no existen "fórmulas mágicas" para educar a un hijo para la vida; implica lograr que los chicos aprendan a dirigir su existencia, a "autogobernarse" y a "saber elegir". "Y, cuando los problemas surjan –culminó– hay que encontrar vías de solución o al menos, como decimos los médicos, acompañarlos".


La Magíster en Psicología, Andrea Saporiti, del Instituto de Ciencias para la Familia, encabezó la segunda parte del evento. Prefirió situarse en los zapatos de los padres y preguntar al auditorio: "¿Qué miran los chicos cuando nos ven?”. “¿No será que porque ven lo que ven acaban diciendo “mejor me quedo donde estoy?", disparó. Afirmó que no sólo los chicos sufren cambios y crisis internas en la adolescencia, sino que también los padres atraviesan una etapa complicada: "Están en la mitad de la vida y se plantean preguntas parecidas a las de sus hijos: ¿Qué quiero? ¿Adónde voy? ¿Cómo me paro frente a la vida?". "Vivimos quejándonos de que están perdidos... ¿y nosotros?", resumió.


Saporiti resaltó que los adultos atraviesan una etapa de generatividad o de estancamiento. "Generatividad cuando pueden generar algo para sus hijos. Se preguntan qué les están dejando y sacan provecho de la crisis"; por el contrario, el estancamiento llega cuando esto no sucede. "Los padres iguales a los hijos son un ejemplo típico de adultos estancados. Así, los hijos se encuentran con pares y no con personas situadas delante de ellos. Las relaciones con los padres deben ser jerárquicas, asimétricas", puntualizó. Acerca de los adolescentes en sí, la psicóloga comentó que se sitúan en una etapa estresante, por la transición de la infancia a la adultez. "Buscan su identidad y crear un yo integral, armonioso".


¿El objetivo?:
"Lograr la madurez emocional. Adoptar responsabilidades y hacerse cargo de sí mismos”. Para hacerlo necesitan de la mirada y de la contención afectiva de los padres porque “tienen pánico de salir al mundo", enfatizó Saporiti.


Claves
Saporiti enumeró, por último, algunas claves para "no morir en el intento de educar a los hijos":

* Ser punto de apoyo. Que los hijos los tengan de faro y de guía, que sepan que se van, pero que los padres siguen ahí. "Como los bebés que corren mirando hacia atrás para ver si la mamá está ahí y cuando no la encuentran, se desorientan y se caen, lo mismo pasa con los adolescentes".

* Tener confianza. Dar crédito a los hijos. Darles el espacio porque creen en ellos.

* Distancia prudencial. "Como un auto que si se pega demasiado al de adelante, lo choca y si se aleja mucho lo pierde de vista. Hay que regular la distancia", dijo.


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