domingo, 24 de agosto de 2008

El descontrol en el tránsito es fuente de estrés traumático

Cada día mueren 22 personas en accidentes en el país
Las terapias cognitivo-comportamentales son una herramienta efectiva para el manejo de sus síntomas
El primer accidente la confrontó con el duelo y la culpa por haber sobrevivido. Viajaba a la costa con tres amigas y el conductor de una camioneta lanzó un juego mortal por definir quién manejaba mejor. Según los testimonios que reconstruyeron los hechos, se trenzaron en una competencia ilusoria de poder entre hombres y mujeres y perdieron todos.
Marta Vietri se despertó en un hospital zonal en donde le comunicaron que dos de sus amigas habían sido trasladadas a otros centros asistenciales. La verdad era demasiado dolorosa y ella no estaba en condiciones físicas ni emocionales de incorporarla.
Pasaron unos años y, volviendo a Buenos Aires desde Villa La Angostura con un grupo de familiares, perdieron el control del auto, volcaron, y ella se volvió a despertar en una cama de hospital, inmersa en el estado de confusión que desencadena cualquier choque violento. Lo verdaderamente traumático, sin embargo, se disparó cuando escuchó que su familia había sido trasladada a otro hospital.
Aunque en esta oportunidad el traslado era cierto, ella creyó que la fatalidad había vuelto. Las imágenes insoportables del primer accidente, que durante años había luchado por mantener aisladas de la memoria, la derribaron. Su vida se convirtió en una pesadilla: el mundo se transformó en una fuente insufrible de peligros imaginarios, que disparaban, una y otra vez, las escenas del dolor.
"En el único lugar en donde me sentía segura era en mi casa. Empecé a tener ataques de pánico, todo me daba miedo, me preguntaba por qué estaba viva y no me sentía con derecho ni de ir al cine; fobias las tuve todas y, si empezaba a anochecer cuando estaba en la calle, corría para volver a casa porque me invadían todos los fantasmas", recuerda.
"Los síntomas de reexperimentación, que son pensamientos, sensaciones e imágenes que aparecen intrusivamente y hacen revivir la situación traumática como si estuviese sucediendo en ese mismo instante, son característicos del estrés postraumático. El cuadro es propio de personas que han sufrido hechos externos estresantes, que fueron vividos con horror, pánico extremo y desesperanza, como violaciones, secuestros, robos violentos, pérdidas inesperadas de seres queridos y accidentes de tránsito", explica Rafael Kichic, psicólogo del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y de Ineco.
"Según diversos estudios epidemiológicos, entre el 60 y el 90% de la población está expuesta a vivirlos, pero esto no significa que todas las personas que los sufren desencadenan este trastorno de ansiedad".
Un estudio realizado en Buenos Aires con la colaboración de la Univesidad de Pensylvania, encontró que la mayoría de las personas atraviesa un período crítico inicial que los técnicos llaman trastorno por estrés agudo, pero dos tercios de quienes se ven involucrados en estos hechos son capaces de superarlos espontáneamente, con el sostén de sus vínculos cercanos.
"Si pasados treinta días estos síntomas no comienzan a ceder, se habla de estrés postraumático (EPT), como le sucedió al 30% de las personas que participaron de este estudio, repitiendo las estadísticas obtenidos en otras investigaciones internacionales", especifica el psicólogo.
Sus manifestaciones son, según Kichic, "sobreestimación del peligro, sensibilización extrema junto con la sensación de que si el hecho traumático se repite el costo será altísimo, evitación de todas las situaciones que se suponen peligrosas, aislamiento social, desapego afectivo, sensación de vulnerabilidad, dificultades para concentrarse, insomnio y, en un alto porcentaje de casos, síntomas depresivos.
Cómo liberarse del trauma
La propuesta del equipo de Estrés Postraumático de Ineco y la Fundación Favaloro es el tratamiento cognitivo conductual, que comienza con un proceso de "psicoeducación" que les ofrece a los pacientes información sobre el mosaico de síntomas típico de las personas que sufrieron situaciones traumáticas, con la intención de disminuir la visión negativa que tienen de sí mismos, como si fueran culpables por haber sufrido lo que sufrieron.
Paralelamente inician un proceso de desensibilización, que los expone a situaciones que progresivamente les permite ir perdiendo el miedo al disparador traumático. Una de las estrategias terapéuticas que demostró eficacia según los estudios recientes de Richard Bryant, de la Universidad de South Wales, en Australia, "es la exposición a los recuerdos asociados al trauma, que producen una mejoría sintomática importante", comenta Kichik.
Pero uno de los ejes de la propuesta terapéutica es aprender a discriminar entre la situación traumática original y el aquí y ahora, presumiblemente inofensivo, partiendo de la premisa de que los pacientes con estrés postraumático tienen una visión del mundo como un lugar particularmente peligroso.
La mayor complicación reside en que el aquí y ahora de la realidad no es, justamente, protector, y los riesgos no se circunscriben al psiquismo del paciente: la violencia en el tránsito, para citar un ejemplo local de alto impacto, efectivamente está fuera de control.
Diariamente mueren en Argentina 22 personas, cifra que suma 676 por mes y anualmente, las muertes evitables por la violencia del tránsito crecieron 7% entre 2006 y 2007, según las estadísticas de Luchemos por la Vida.
Esto significa que al proceso terapéutico individual deberían sumarse medidas de consciencia social sobre la letalidad potencial de cada conductor y medidas de control del que son responsables los distintos actores: policía, gobierno, legisladores y empresarios del transporte.
Marta relata que un lento proceso de reaprendizaje le permitió reinscribirse en ese mundo del que se había autoexcluido. "Primero empecé a viajar por avenidas, después me animé a ir por la General Paz, seguí con la Panamericana y finalmente me subí a un micro de larga distancia, previa conversación con el chofer, a quien le pregunté si había dormido las horas que necesitaba para asumir el compromiso por la vida de un grupo de personas", relata.
No duda en la necesidad de exigir el cumplimiento de reglas básicas que muy pocos parecen dispuestos a respetar voluntariamente: aceptar la prioridad de paso de los peatones en las equinas, frenar cuando el semáforo se enciende en rojo, y no tomar alcohol para estar frente al volante.
"El otro día subí a un taxi y cuando reclamé por la falta de cinturón de seguridad, el taxista me contestó ¿sabe hace cuánto que no hacen boletas por eso? Ya no entro en pánico y puedo discriminar entre un riesgo potencial y las situaciones traumáticas vividas, pero tampoco naturalizo la situación, como hace la mayoría de la gente. Soy consciente de los riesgos reales y de la necesidad de prevenir hechos capaces de arruinarle la vida a cualquiera. Por eso decidí bajarme del taxi, bajo un mar de insultos gratuitos. Es lo menos que uno puede exigir para protegerse", concluye, y acepta que la multiplicación de estos gestos reduciría el potencial traumático del tránsito.
"En estos días se hace más evidente la necesidad de intensificar los controles y aplicar las sanciones que establece la ley como una medida imprescindible. El objetivo de controlar y sancionar en el tránsito es salvar vidas. Ya es hora de que se tomen medidas serias y definitivas, severas y sin concesiones para que no mueran más personas en accidentes evitables. Es hora de actuar, no de declamar", concluye en un comunicado Luchemos por la Vida.
Tesy De Biase
Devaluación
La inseguridad es uno de los principales ejes de la preocupación nacional, pero los conductores provocan más muertes que los criminales, bajo la mirada insensibilizada o impotente de todos. Durante el último fin de semana largo otros treinta muertos se sumaron a la cuenta letal que arrojan nuestras rutas. La cifra duplicará el promedio de personas que mueren cada mes por el descontrol del tránsito, y suma otro motivo de reconocimiento mundial: ya hay agencias internacionales de turismo que advierten a sus clientes sobre la devaluación de la vida en las calles de Argentina.

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