martes, 12 de agosto de 2008

La “falta de mercado” frenó la llegada de la píldora masculina

Casi medio siglo después de la entrada en el mercado de la píldora anticonceptiva femenina, que revolucionó la sexualidad de la mujer, todavía los científicos no lograron extender su alcance a los varones, de modo tal que el control de la natalidad a través de ese método se transforme en una responsabilidad compartida por ambos miembros de la pareja. A pesar de que en los últimos años varias compañías farmacéuticas anunciaron su inminente producción, aún no está disponible un anticonceptivo hormonal para los hombres.
Es más, según un informe publicado esta semana la revista Time, los principales laboratorios comprometidos con el proyecto como Schering, Organon y Wyeth, abandonaron los ensayos clínicos en sus fases finales, luego de invertir cientos de millones de dólares, porque “no había suficiente mercado”. ¿Por qué es tan difícil “hallar” la píldora masculina? ¿Están los hombres interesados en su producción? Para los expertos consultados por PERFIL, el problema es encontrar un fármaco 100% eficaz, reversible en relación con la fertilidad, no tenga efectos adversos como influir en la libido o en la potencia sexual y, al mismo tiempo, que sea fácilmente adoptado por los hombres.
Desafíos.
Uno de los principales obstáculos a vencer es que un anticonceptivo hormonal masculino debería bloquear en su totalidad la producción de esperma. “Pero a diferencia de la mujer, que produce un solo óvulo, el hombre produce millones de espermatozoides”, explicó Gastón Rey Valzacchi, miembro del comité científico de la Asociación Médica Argentina de Anticoncepción.
“En la mujer la píldora actúa impidiendo la ovulación de forma rápida. Es un método seguro, reversible y económico. En cambio, en el varón la producción de espermatozoides es un proceso complejo y continuo que abarca casi tres meses, por lo cual la anticoncepción hormonal no ocurre en forma rápida ni se ha logrado suprimir la producción de esperma de manera satisfactoria en la mayoría de los pacientes como para asegurar su utilidad”, agregó Alberto Nagelberg, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Andrología.
Hasta el momento, los ensayos clínicos más avanzados, patrocinados por la Organización Mundial de la Salud, utilizaron testosterona o una combinación de testosterona y un progestágeno en forma de implante subcutáneo o inyecciones bimensuales para disminuir el conteo de espermatozoides. Pero su elevado costo, su efectividad limitada y las dificultades del tratamiento continúan siendo los desafíos pendientes para su desarrollo.
Resistencias.
A pesar de que en el mercado hay gran variedad de anticonceptivos, la mayoría están dirigidos exclusivamente a las mujeres. Los hombres sólo cuentan con dos métodos eficaces: el preservativo y la vasectomía. “La mayoría de las veces, el anticonceptivo es utilizado por la mujer. El hecho de que el hombre tenga algún otro método reversible como una píldora sería muy importante, un aporte a la equidad de los géneros”, aseguró Alicia Figueroa, toxicóloga del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam). Sin embargo, para el sexólogo León Gindín, profesor de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), si antes sólo la mujer era quien decidía el método anticonceptivo a emplear, hoy la tendencia está cambiando: “Con el uso generalizado del preservativo, la anticoncepción pasó también a manos masculinas”.
¿Está el hombre abierto a probar un nuevo método de control de la natalidad?
“Hay interés, lo que sucede es que los tratamientos hasta ahora estudiados como los implantes o los inyectables no son muy atractivos”, opinó Figueroa. Pero para Nagelberg, el varón es poco proclive a la consulta médica y suele tener temor de recibir medicamentos que afecten su potencia sexual. Lo que está claro es que si el mayor invento del siglo XX fue la píldora anticonceptiva femenina, todavía habrá que esperar a ver si en el siglo XXI será “el píldoro”, lo que permita a los hombres controlar su fertilidad.


Otras opciones en camino
Además de la píldora, los científicos trabajan en el desarrollo de dos nuevos métodos de anticoncepción masculina que podrían evitar la fertilidad a largo plazo y tendrían la ventaja de ser potencialmente reversibles. El RISUG (sigla en inglés de Inhibición Guiada Reversible del Esperma) es un gel de polímero que bloquea parcialmente el conducto deferente, que se encarga de llevar los espermatozoides del testículo al pene. Desarrollado por el Instituto Tecnológico y el Instituto de Ciencias Médicas de la India, hoy se encuentra en la Fase II de ensayo clínico.
Por su parte, el Dispositivo Intra Vas (IVD) o DIU masculino es un tapón de silicona que se coloca dentro de los conductos deferentes para reducir la presencia de espermatozoides al momento de eyacular. La empresa norteamericana Sheperd Medical Company ya inició las pruebas para evaluar su respuesta en 90 hombres por un período de 18 meses. Los resultados de los estudios juzgarán la seguridad de estos productos y su eficacia como anticonceptivos.
Diario Perfil

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