jueves, 3 de septiembre de 2009

Las diferencias entre géneros tendrían epicentro en la nariz


Puede haber algo que lleve a las diferencias entre comportamientos "masculinos " y femeninos"?
Algunos lo han buscado en el cerebro, sin éxito. Pero investigadores de la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos, afirman ahora que el epicentro de esas diferencias está en otro lugar: en la nariz. Al menos, eso ocurriría en los animales terrestres, con la excepción de los primates superiores (que incluye a los hombres y las mujeres).
El resultado de los investigadores es polémico. Pero pasó por el momento la revisión de pares de la revista británica Nature. Se trata del grupo de Catherine Dulac, quien realizó un experimento en ratones que le sirve de evidencia para sostener que el epicentro del comportamiento específico de cada sexo de muchas especies es el órgano vomeronasal, que se encuentra en los hocicos de los animales.
Generaron ratones hembras que, al ser mutantes, adoptaban comportamientos de machos, tales como montar y empujar la pelvis, y dejaron de hacer nidos y criar a sus descendientes, según Dulac.
"Estos resultados son sorprendentes", dijo. Aclaró que no se pueden aplicar a la especie humana.
Sin embargo, no son resultados definitivos. "Todavía no hay un consenso en la comunidad científica. No hay uniformidad de criterios. El tema seguirá en discusión hasta tanto haya más estudios y nuevas técnicas que permitan confirmarlo", opinó Matilde Otero-Lozada, investigadora del Conicet y doctora en bioquímica. La investigación realizada en los Estados Unidos consistió en colocar ratones hembras -que tenían una mutación en un canal iónico que les inhabilita el órgano vomeronasal- en una jaula con machos.
Observaron que las hembras mutantes adoptaban comportamientos de cortejo que son comunes en los machos. Además, cuando esas hembras mutantes tenían crías, sus conductas eran muy distintas a las hembras normales, que gastan el 80 por ciento de su tiempo en sus nidos y en su prole.
Las mutantes, en cambio, abandonaron a sus crías a los dos días y aceptaban los nuevos cortejos.
De acuerdo con la científica Dulac, hay dos posibles interpretaciones de los resultados. "El órgano vomeronasal puede ser necesario para hacer crecer un circuito neuronal específico de lo femenino durante el desarrollo, o el cerebro maduro de las hembras puede necesitar de la actividad vomeronasal para reprimir el comportamiento masculino".
El estudio desencadena diferencias de opiniones. "Algunos investigadores niegan que el órgano vomeronasal se encuentre en los humanos. Otros creen que existe, pero sin función. Un tercer grupo cree que el órgano interviene en comportamientos primitivos como ataque, defensa y hasta en la búsqueda de alimentos", señaló Otero-Lozada.
Para esta investigadora del Conicet, el órgano vomeronasal -que serían dos surcos que formarían parte del tabique nasal- sí estaría presente en humanos, aunque falta mucha investigación. "Es activado por las feromonas, que hace que las personas se acepten o rechacen".
Los investigadores del grupo de Dulac, en cambio, niegan que el órgano se encuentre en los humanos. Pero la científica argentina tiene otra diferencia con los estadounidenses.
"Lo masculino y lo femenino son categorías culturales e históricas. Por lo cual, no creo que un órgano sensorial pueda determinarlas". Mencionó un ejemplo: "Si los hombres antes no cocinaban, no era porque no podían. Ahora lo hacen, porque hay un ambiente que alienta a que más hombres cocinen".

Para ellos es sexo; para ellas, un vínculo

Es la conclusión sobre el significado del beso, realizada por la Universidad del estado de Nueva York entre 1.041 personas y publicado en Evolutionary Psychology.
La mayoría de los hombres estarían dispuestos a tener relaciones sexuales con una mujer sin besarla, mientras sólo el 15% de las mujeres aceptaría prescindir del beso. Incluso, ellas tienden a rechazar un beso si saben que el hombre sólo está pensando en sexo al intentarlo.
"Las mujeres conciben el beso más como un vehículo para crear vínculos", afirman los investigadores a cargo del estudio. El doble de hombres que de mujeres están dispuestos a tener sexo aunque encuentren que su pareja no tiene talento para besar. Para ellas, un mal besador puede destruir una cita.
clarin.com

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