miércoles, 5 de agosto de 2009

Insólito servicio de mails post mortem


Un servicio de correos electrónicos para ser enviados después de muerto se lanzó en Irlanda la semana pasada y ya tiene lista de espera entre clientes que quieren perpetuar su presencia desde el más allá virtual.
Si se lo piensa dos veces, puede parecer morboso y hasta algo siniestro, pero quizás útil para alguna gente desordenada que no llega a tiempo a cumplir todo.
El Club de los Últimos Mensajes –así se llama el servicio– ofrece a sus abonados la posibilidad de escribir hasta cien mensajes, que luego serán enviados, después del último suspiro, a las personas que el finado elija. Así, por ejemplo, una chica recibirá para sus quince años un mail de su abuelo que quizás murió cuando la niña todavía gateaba.
También se pueden enviar testamentos o instrucciones acerca de seguros de vida. Por ejemplo, “querida, quisiera que los discos de vinilo de los Rolling Stones queden para el tío Richard.
Se pasó la vida escuchando a los Beatles y ya es hora de que sepa lo que es bueno”. Los mensajes pueden incluir cualquier documento, fotos o videos. Supuestamente el servicio resguarda “la seguridad y confidencialidad” de los mensajes y promete poner especial énfasis en que no sean enviados antes de la muerte del cliente.
El primer paso del mecanismo es asociarse al club, el segundo escribir las diferentes cartas post mortem con indicaciones específicas de remitente y ocasión en que deben ser enviadas, el tercero es designar a dos o tres contactos, para que les informen a los administradores que se ha fallecido.
El que recibe los mails no se encuentra directamente con las palabras del finado cuando abre su casilla, sino que lo que le aparece es una invitación del “morbo club” para aceptar lo escrito por su conocido, amigo, socio, o ser querido, antes de irse para siempre, aunque sea, del mundo offline.
El club propone, entre otras, estas ideas de mensajes:
* lDe agradecimiento para la gente que ayudó en la vida.
* De despedida para las personas que se quiere, se ama o se admira.
* De felicitaciones o saludos para fechas especiales como cumpleaños o egresos de la facultad.
* De confesiones que el tiempo, o las circunstancias, no permitieron que fueran realizadas mientras se respiraba.
“Muchos de nosotros tenemos una vida online, pero pocos pensamos que pasará con esa existencia digital cuando muramos”, intentan convencer los creadores del club, que por lo increíble se parece más a un guión para la serie Six Feet Under que un hecho real.
“El club puede ser muchas cosas pero seguramente permite armar un plan práctico y personal para hacer más sencillo el duelo”, dice Pete, de Belfast, uno de los socios. James, de Leeds, también socio, señala: “El club es ideal para aquellas cosas que necesitás decirles a determinadas personas pero temés no encontrar nunca el momento apropiado”.
Para Tess, de Dublín, el servicio es valioso porque “asegura que cierta información importante les llegue a los seres queridos”. Los organizadores defienden su propuesta de los que la consideran morbosa y desagradable.
“A nadie le gusta pensar en su muerte, pero es mejor estar preparado, de manera que los deudos tengan menos estrés”, dijo el fundador del club, George Reiss. Además contó que “los mensajes son íntimos pero la mayoría de ellos tienen rasgos cómicos.
Se incluyen pequeños detalles como recordar de cancelar el abono para el colectivo”. El diario inglés The Times, mordaz, denominó al club el “death book” en alusión a la popular red social Facebook. Increíblemente, hay una promoción para hacerse socio por un mes y probar el servicio sin cargo.
El mercado de la muerte, en los países centrales, es cada vez más excéntrico. Una de las últimas tendencias es convertir a los difuntos en diamantes. Es un servicio que se ofrece en Suiza y Estados Unidos. Básicamente lo que se logra es una insólita mutación que transforma las cenizas de cadáveres cremados en diamantes espejados de notable valor estético y emocional.
Los familiares son los que deciden qué forma darle al diamante, una de las preferidas es la de corazón. Los eslóganes para vender esta técnica son, como es previsible en este negocio, morbosos. “Con un diamante, el familiar que ha partido va a estar en todo momento del día con vos” es uno. Lo que se intenta vender es siempre una suerte de supervivencia, sea en mail o en diamante. Una suerte de eternidad posmoderna.
criticadigital.com

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