miércoles, 10 de marzo de 2010

Un terremoto que cambió de lugar ciudades e islas

Sebastián A. Ríos
LA NACION
Cuando el suelo que está debajo de nuestros pies se mueve a 8,8 grados en la escala de Richter las cosas no siempre aparecen en el mismo lugar en el que se encontraban antes del terremoto. Y no se trata sólo de objetos, casas y autos que se sacuden, se desmoronan o se desplazan; una vez que el temblor se apaga, ciudades enteras pueden aparecer a centímetros o incluso a metros de su ubicación original.
Es así como la ciudad de Concepción, en Chile, una de las más afectadas por el terremoto del 27 de febrero pasado, hoy se encuentra más de tres metros al Oeste de lo que estaba el 26 de febrero, revelaron mediciones satelitales difundidas esta semana por investigadores del Proyecto de GPS de los Andes Centrales y del Sur (CAP, según sus siglas en inglés), un esfuerzo científico internacional del que participa la Argentina.
Igualmente internacional han sido los desplazamientos de tierras causados por el sismo que tuvo epicentro frente a la costa de la región de El Maule, en Chile. Arrastrada por el desplazamiento hacia el Oeste de la placa tectónica de Sudamérica (sobre la que se asientan las tierras del Cono Sur) por sobre la placa de Nazca (el piso de la porción del océano Pacífico que baña las costas de Chile y Perú), la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, vio amanecer el 27 de febrero unos 3,9 centímetros más al Oeste que el día anterior.
Mendoza, más cerca del epicentro que Buenos Aires, se desplazó unos 13,4 centímetros; Santiago, en Chile, unos 27,7 centímetros. Hasta en regiones tan distantes entre sí como las que ocupan Perú, Brasil, Venezuela o las islas Malvinas fueron registrados desplazamientos en las estaciones que realizan mediciones de posicionamiento global para el proyecto CAP. Ese proyecto fue puesto en funcionamiento en 1993 para medir el movimiento de la corteza terrestre y la deformación de la cordillera de los Andes.
En tierra no tan firme
"La tierra firme, para nosotros, no existe -aseguró el geólogo Jorge Codignotto, profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Conicet-. La placa de Sudamérica se mueve aproximadamente 6 centímetros por año hacia el Oeste, a medida que por debajo de ésta se mete la placa de Nazca."
Esta lenta e imperceptible deriva de las placas tectónicas tiene sus momentos de crisis. "Cuando se acumula energía producto de la presión entre dos placas, y ésta finalmente se libera es que se produce el terremoto -explicó Codignotto-. El resultado de un terremoto de una magnitud como el de Chile es que la placa se microfractura, y se produce un deslizamiento."
Para este geólogo, "lo interesante de este terremoto es que hoy contamos con tecnología que nos permite medir con exactitud ese desplazamiento que se produce en este laboratorio natural".
Si todo se mueve, y la tierra no es tan firme como uno supone, vale preguntarse si desplazamientos abruptos de magnitudes como las registradas en la región alteran de alguna forma el funcionamiento de los cada vez más cotidianos artefactos que se valen del GPS, como los que hoy se pueden hallar en autos y barcos.
"No, no los afectan en absoluto -respondió Pedro Gutovnik, experto en cartografía digital para GPS-. Un equipo normal de GPS como el que se usa en forma recreativa tiene un error instrumental de más o menos 15 metros."

No hay comentarios: