martes, 8 de septiembre de 2009

Un programa redujo la transmisión de dengue a cero


Cecilia Draghi
Para LA NACION
Las visitas casa por casa, informando los riesgos, eliminando recipientes inservibles, tomando muestras o colocando larvicidas en los tanques con agua potable para consumo, fueron realizadas cada cuatro meses durante cinco años y permitieron reducir significativamente la infestación del mosquito Aedes aegypti, el transmisor del dengue, en Clorinda, según una investigación realizada desde 2003 hasta 2007. La ciudad formoseña está ubicada en una zona de alto riesgo de la enfermedad.
"Los casos reportados declinaron de 10,4 por 10.000 habitantes en 2000 a 0 en 2006, y luego subieron a 4,5 por cada 10.000 en 2007. En ese año, en la vecina Paraguay, la incidencia de dengue fue casi 30 veces mayor que en Clorinda", indicaron Ricardo Gürtler y Fernando Garelli del Laboratorio de Eco-Epidemiología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Conicet, y Héctor Coto de la Fundación Mundo Sano, en un estudio recientemente publicado en PLoS Neglected Tropical Diseases.
A unos 45 kilómetros de la capital paraguaya de Asunción, Clorinda con sus casi 50.000 habitantes está en permanente contacto vía puente con el país hermano, que en 2007 se vio atacado por un serotipo de virus de dengue distinto al que había asolado hasta entonces a ambas ciudades. "Si hubiera habido un brote con el serotipo circulante en Paraguay, la magnitud de los casos en Clorinda habría sido masiva porque la población era enteramente susceptible", subraya Gürtler, que recuerda que el enfermo de dengue queda inmunizado de por vida sólo a la variante del virus que sufrió, pero si luego padece la picadura de un mosquito con alguno de los otros tres serotipos conocidos puede desarrollar dengue hemorrágico, en algunos casos mortal, "como ocurrió este año por primera vez -indica- en varias provincias del norte de la Argentina".
"Mientras en Asunción hubo más de 50.000 casos notificados oficialmente en 2007, en Clorinda se registraron 21. La mayoría de ellos habían ido a Paraguay a trabajar o de compras unos días antes de enfermarse", explica. Por su parte, Coto, director ejecutivo de la Fundación Mundo Sano, subraya: "Lo relevante de esta investigación es que mostró que es posible trabajar en la prevención de los brotes y, para eso, hay que hacer un trabajo multisectorial sostenido en el tiempo".
Este proyecto de control fue iniciado por la Fundación Mundo Sano en cooperación con el Ministerio de Salud de la Nación, el municipio de Clorinda, y el Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas (Citefa-Conicet), a los que se sumó la UBA-Conicet en 2006. Coto relata: "Llevamos adelante un modelo de control sustentado sobre dos pilares básicos. Primero, desarrollamos un monitoreo permanente de la abundancia de Aedes aegypti que permitió identificar las áreas críticas de la ciudad y así estratificar el riesgo, para luego diseñar una intervención basada en la destrucción o el tratamiento de los criaderos del vector. El marco conceptual de todo esto, y éste es el segundo elemento destacable, fue integrar a la comunidad en las acciones".
La importancia de perseverar
Desde 2003 hasta 2007, perseverar en un trabajo mancomunado fue la consigna. Unas 40 personas, en su mayoría mujeres, pertenecientes a programas de planes sociales, fueron capacitadas para desempeñarse como agentes de control. Ellas explicaron casa por casa los riesgos y la conveniencia de tirar o dar vuelta los recipientes en los que se pudiera acumular agua que sirviera de potencial criadero de mosquitos. Además de tomar muestras para luego ser analizadas en el laboratorio, colocaron larvicidas en los tanques donde los pobladores suelen acumular agua para hacer frente a las interrupciones del servicio o a la falta de red potable domiciliaria. La población aceptó y participó activamente en estas tareas.
"Con la fumigación, se mata al insecto adulto, pero si no se actúa sobre los recipientes en cuyas paredes están los huevos, éstos nacerán cuando haya temperatura y lluvia adecuadas, y darán origen a nuevos mosquitos adultos que reinfestarán la zona y podrían transmitir el virus", detalla Gürtler. Por eso, la importancia del larvicida para eliminar al insecto de los tanques con agua, y el "descacharrizado" para remover botellas, latas o cualquier objeto inservible que acumule agua.
"La dinámica poblacional del mosquito también está asociada con variables socioeconómicas y culturales de las localidades en las que prolifera. Tanto unas como otras modulan los patrones de infestación del mosquito y la intensidad de la transmisión de la enfermedad. El diseño de un modelo de prevención y control que incluyera todos estos elementos y los ponderara adecuadamente fue uno de los principales desafíos. Queda claro que el dengue es un fenómeno de origen multifactorial en escala local. El modelo Clorinda demuestra la factibilidad de realizar intervenciones exitosas. La transferencia de estos modelos es el próximo paso", enfatiza Coto.
El reto por delante es sustancial y el costo de no afrontarlo mayor aún. "En las últimas décadas, se ha tornado difícil controlar al Aedes aegypti en las grandes ciudades tropicales y subtropicales. A raíz de la ausencia o poca efectividad de los programas de control de dengue, cada año se producen entre 50 y 100 millones de casos en el planeta. Aquellos que lograron combatirlo lo hicieron con un esfuerzo sostenido, con amplia participación social. La falta de programas de control sostenidos en nuestra región posibilitó los brotes de dengue clásico pasados y recientes, y abre la posibilidad a futuras epidemias de dengue hemorrágico",
Centro de Divulgación Científica de la FCEyN, UBA

lanacion.com

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