sábado, 5 de septiembre de 2009

El primer hotel espacial se pone a punto


En su cuento El Aleph, Borges escribió: "Vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph (...) y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo".

En breve, cualquier persona acaudalada no necesitará ser astronauta para experimentar lo que el autor de Ficciones se permitió soñar.

El arquitecto español Xavier Claramunt es la cara visible de la firma catalana Galactic Suite, cuyo proyecto Galactic Suite Experience planea inaugurar el primer hotel espacial en 2012.

Consultado por Clarín vía mail, Claramunt dio detalles sobre su construcción: "Tendrá cinco módulos prefabricados que se ensamblarán automáticamente en el espacio: un módulo de servicio (SM), tres de habitación (HM) y otro multifunción (MM). En el SM se localiza el acceso al hotel desde el centro de lanzamiento, así como los servicios comunes. Los HM son módulos privados donde los turistas podrán descansar, experimentar la ingravidez, observar el espacio y la Tierra. Y en el MM se podrá hacer ejercicios e incluso "bañarse" en el Galactic Spa". El hotel orbitará a 450 km de la Tierra.

Claramunt explicó, además, cómo piensan trasladar a los huéspedes. "Los módulos se lanzarán mediante cohetes -provistos por la Agencia Espacial Europea- que los dejarán en una órbita de transferencia desde la cual llegarán a su órbita definitiva para ensamblarse automáticamente", aseguró. Estimó que a partir de 2012 se harán dos viajes semanales y que el hotel será visitado por 350 personas al año.

El proyecto -del que participan arquitectos e ingenieros aeroespaciales españoles y norteamericanos- está estructurado en varias partes: en la Tierra, el viajero se alojará en el Galactic Suite SpacePort (GSSP), ubicado en una isla tropical. Allí se lo entrenará durante tres meses. "Y luego, en el hotel, el cliente se enfrentará a una experiencia nueva como la ingravidez, que lo hará más consciente de su cuerpo", puntualizó el arquitecto.

La alimentación de los huéspedes también parece estar resuelta: "Al ser sólo tres días de permanencia, se pueden llevar alimentos frescos. Estamos desarrollando menús espaciales", dijo.

¿Y la tarifa es accesible?

En absoluto: el ticket del viaje y la estadía costarán tres millones de euros. "En estos momentos ya tenemos 28 reservas", aseguró Claramunt. La inversión prevista, de empresarios árabes y japoneses, es de 2.000 millones de euros. Hasta ahora, parece pura ciencia ficción, aunque la caminata lunar de Neil Armstrong seguramente también lo parecía en 1969.

El Rápido de la Vía Láctea
Carlos Maslaton
Admitámoslo: los brillantes relatos de ciencia ficción de Ray Bradbury o Stanislaw Lem ya no satisfacen. Ahora, como Cancún nos quedó chico, sólo nos resta veranear a todo lujo en la Constelación de Orión.

Si el viaje a la Costa nos fatigaba porque eran cinco horas de ruta, recorrer cientos de kilómetros hasta dar con un hotel orbital exigirá una dosis mayor de paciencia y GNC. De todas maneras, no es sencillo imaginar al Discovery convertido en un micro de larga distancia y rebautizado como El Rápido de la Vía Láctea.

Pero seamos optimistas: al llegar al hotel, tal vez el botones sea un alienígena con tentáculos que cargará nuestras valijas a cambio de una propina mínima. Algunas preguntas que acosan al veranauta debutante: si el inodoro se tapa, ¿habrá sopapa de goma o un desintegrador de átomos ACME (Asociación de Cloaquistas MultiEstelares)?

Si se pelea con su pareja, ¿podrá separar el módulo sin naufragar en un agujero negro? ¿Los años-luz estarán sujetos a un programa de ahorro de energía como en la Argentina? Y la gran duda existencial: si alguien es lo bastante rico como para pagar millones por tres noches en el espacio... ¿para qué necesita mirar desde arriba a sus vecinos y pensar: "Perdedores: ¡son igualitos a las hormigas!".

clarin.com

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