viernes, 7 de agosto de 2009

Sharon Stone reaviva el debate por el Photoshop


Sharon Stone mira de frente, las piernas desnudas, los tacos altísimos, un catsuit negro y las tetas al aire. Los que vean la portada de Paris Match advertirán la frase: “Tengo 50 años… ¡y qué!”.
Quienes corran a la web comprobarán, al pie de la nota, cómo una catarata de comentarios acusa el impacto de la imagen. Es una mezcla de incredulidad, enojo y envidia, que podría resumirse en la omnipresente queja por el abuso de Photoshop.
Aunque el programa se utiliza desde principios de los 90 en la Argentina, surgió como tema de conversación para doña Rosa hace mucho menos.
Los europeos siempre fueron más lanzados, aunque allá no hay tantos culos y tetas sin enfundar las revistas. Hay que tener en cuenta que los franceses sienten adoración por esta americana, como ya pasó con Jane Fonda”, diagnostica Moria Casán desde una clínica dermoestética antiaging.
Sharon apela a un argumento ya clásico entre actrices, vedettes y demás aspirantes al estrellato: si es con fines artísticos, la desnudez no incomoda. En cambio, fue feroz con otras congéneres: “No entiendo a las que se hacen estirar la piel hasta perder toda expresión”. Aunque esa tapa y las ocho páginas interiores desbordan expresividad, los lectores intuyeron un artificio: “Botox = no. Photoshop = Yes”; “Chica generada por computadora”; “El Photoshop hace milagros. No lo creo, es sólo ficción”.
En la Argentina, todos se proclaman inocentes, pero saben de qué hablamos cuando hablamos de Photoshop.
“No quiere decir adelgazar o engordar, sino, por ejemplo, ponerle luz pareja a las fotos. Nosotros tenemos pautas”, se planta Gabriela Cociffi, directora de Gente.
Pablo Bazerque, responsable de Arte, explica que usa el programa para cuestiones técnicas y razona: “Si le pediste a una modelo que se levante a las cuatro, lo menos que podés hacer por ella es borrarle las ojeras”. También indulta a los colegas abusivos: “Hay revistas donde los culos son dibujados, pero seamos sinceros: el lector no necesita creer en esa imagen”.
Moria admite que “hay casos escandalosos; a veces te cambian tanto que ya no sos vos”. Como busca evitar esa exposición, revela: “Yo misma me photoshopeo; exijo un espejo grandísimo atrás de la cámara, me mido, pongo el brazo como me convenga. Es una cuestión de oficio”.
El abuso al que refiere Moria despierta fuertes resistencias. Los responsables de Elle decidieron, en abril, publicar un número sin alteraciones digitales. Monica Bellucci y Eva Herzigova mostraron su “belleza verdadera”, que recuperó, por ejemplo, la pigmentación de la piel.
Peter Lindbergh –a cargo de las fotos– blanqueó los motivos: “Durante demasiados años retocar imágenes ha influido demasiado en el concepto”.
A SILVINA LUNA SE LO APLICARON MAL.
La Argentina tuvo un caso de Photoshop al revés: Silvina Luna se quejó hace poco de que una revista de chimentos empeoró la imagen de su cola. “Había una intención grande de mala leche. No sé si fue por parte de la periodista… Quizás fue una mujer y lo hizo por resentimiento”, declaró. El retoque habilitó un sinceramiento y un descargo: “En unos años tendré esa cola” pero “hoy por hoy, estoy muy bien físicamente”.
criticadigital.com

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