Si como decía Platón el cuerpo humano es tan sólo un carruaje, algunas y algunos han encontrado en las cirugías plásticas un modo de vivir actualizándole las “ruedas”. Pero el problema es que lejos de sentirse mejor, ahora muchos confiesan que están arrepentidos por haber aceptado pasar por procedimientos que aumentaron sus mamas o sus glúteos, cambiaron su nariz, estiraron su cara, ocultaron las arrugas o modelaron su silueta.
Celebridades internacionales como Mickey Rourke, Priscila Presley, Nicole Kidman y Pamela Anderson, entre muchas otras, ya se animaron a manifestar su arrepentimiento. En el caso del Rourke, el actor y ex boxeador confesó: “Básicamente se trató de arreglar el desastre en el que se había convertido mi cara por el boxeo, pero fui a ver al tipo equivocado para que me recompusiera el rostro”.
La modelo Pamela Anderson, famosa por sus lolas, también manifestó: “Lo que me he hecho hasta ahora se quedará conmigo, pero no quiero nada más. Voy a hacerme tratamientos faciales, pero no quiero volver al camino de los cuchillos”, aclaró.
En el mundillo de la farándula local son muchos los que preferirían volver a tener su carruaje original. Famosas como Adriana Brodsky o Susana Giménez han expresado su arrepentimiento después de las cirugías de la nariz. Otras como la modelo Karina Jelinek o la actriz Gloria Carrá se volvieron atrás con las cirugías de aumento de mama.
Los casos de los arrepentidos también se encuentran entre la gente común. Como le ocurrió Daniela Martinez, de 23 años, quien contó a Clarín : “Me hice las lolas a los 19. Sin embargo, después de tenerlas nunca me volví a sentir cómoda. Me veía en el espejo y sentía que no era yo. La ropa que me ponía no me gustaba como me quedaba, sentía que estaba todo el tiempo en pose. Terminé volviendo al médico para que me devolviera mi medida normal. Aprendí a quererme tal cual soy, y al que no le gusta que no mire”.
El arrepentimiento se produce por diferentes causas. “Algunas personas recurren a lugares que no cuentan con las condiciones higiénicas adecuadas y después tienen complicaciones. Otras se ponen dosis de Bótox o prótesis de tamaños grandes que no les corresponden con su cuerpo. Por lo cual quedan ridículos después de la operación”, afirmó el cirujano plástico Marcelo Robles.
“Hay personas que no tienen información seria antes de las cirugías, y después se arrepienten. No deberían dejarse llevar por avisos que prometen lo imposible”, aconsejó Patricio Jacovella, cirujano, autor de varios libros de la temática, y profesor de la Facultad de Medicina de la UBA.
“Otro caso es el de las personas que abusan de las cirugías. Viven retocándose algo, y no asumen el paso del tiempo. El resultado es muy visible: quedan con pómulos grandes, y excesos en los labios, pero su edad biológica se delata en sus manos o en sus cuellos”, acotó Jacovella.
Desde el punto de vista psicológico, algunas personas creen que con la cirugía resolverá un problema de autoestima. Sin embargo, Adriana Guraieb, de la Asociación Psicoanalítica Argentina, señaló: “No todos los que quieren operarse están preparadas”. Una cirugía plástica no significará un cambio en el interior del carruaje.
CONSEJOS
Para evitar arrepentimientos la persona tiene derecho a que le expliquen detalles de la cirugía, riesgos, posibles complicaciones y resultados, y cuidados post-operatorios, aconsejó Jorge Pedro, especialista en cirugía plástica.
Se recomienda elegir un especialista en cirugía plástica que trabaje en una institución de jerarquía y sea miembro de las sociedades científicas, que la cirugía sea en sanatorios de alta o mediana complejidad, para prevenir accidentes y secuelas. Hay que evitar médicos que ofrecen resultados mágicos de duración indefinida, sin cicatrices, y que niegan la posibilidad de riesgos y complicaciones. “Los médicos no tenemos goma de borrar ni varita mágica”, afirmó Pedro. Hay que aceptar el consejo de quien se niega a operar porque el paciente no está en condiciones físicas o psicológicas, o porque tiene expectativas desmedidas.
CLAVES
Las cirugías se pusieron de moda en los ‘90, con el 1 a 1. Y en el 2000, a pesar de la crisis, ya eran furor: hace dos años se llegaron a hacer 100 operaciones de “lolas” diarias.
Las chicas empezaron a elegir hacerse las “lolas” como regalo en vez de la fiesta de 15.
Se puso de moda sortear operaciones de “lolas” en los boliches. En 2008 se prohibió.
El año pasado la tendencia empezó a cambiar: 3 de cada 10 cirugías de “lolas” ya era para reducir el tamaño.
clarin.com
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