El número surge de un relevamiento que hizo esta asociación durante los últimos tres años en colegios de nivel secundario tanto públicos como privados de todo el país, y en el que participaron algo más de 100.000 chicos. Esta asociación había hecho el mismo trabajo en el 2000, y en ese entonces se registró un nivel de patologías del 2 % en el total de adolescentes varones encuestados, en tanto en este último informe el índice llega casi al 10 % . Además, en el 2000 se había detectado un 12 % con desordenes alimentarios, en tanto que en el estudio más reciente alcanza el 21 %.
¿Cómo se explica este enorme crecimiento de casos en varones? “Porque ellos también están más estéticos. Se depilan, usan cremas. Y esto se junta con los problemas propios de la adolescencia, como el miedo a crecer, a fracasar. Así, piensan que si son lindos y tienen cuerpos perfectos, va a ser más fácil tener éxito ”, explica Mabel Bello, Fundadora de ALUBA.
La nutricionista Ana Jufe, asesora del Hospital de Clínicas, coincide en que la presión social por el físico y la estética también llegó a los varones. “Ahora, además, hay menos vergüenza para contar ciertas cosas, y por eso hay más hombres que consultan. Encima el adolescente es un niño que está saliendo del lugar de chiquito querido por sus padres para identificarse con sus pares, y cree que si es bonito y perfecto va a ser mejor aceptado”. Entonces, hasta ahora, el crecimiento se explica por la combinación adolescencia/presión social por el físico; sin embargo, no todos los chicos sufren patologías alimentarias. “ Hay factores predisponentes. La familia es fundamental, si es rígida, ausente.
Y hay desencadenantes. A veces es la adolescencia en sí misma, o una situación estresante como una mudanza, la separación de los padres, la identificación o definición sexual”, explica Jufe.
Edith Szlazer, psiquiatra de Bace, un centro de tratamiento integral de bulimia y anorexia, dice que si en los 90 la relación de trastornos en la alimentación en chicas y varones era de 95% y 5%, hoy es del 85% y 15%. “Ponen en el cuerpo situaciones de angustia. El varón siempre fue más de canalizar todo por la violencia, el alcohol, el gimnasio, pero ahora también lo está haciendo con la comida. Tiene que ver con que vivimos en una sociedad muy exigente, y a veces se pierde el control interno . Pero también influye la falta de autoestima, si hay una madre demasiado presente, un padre ausente. El aumento de estas patologías en varones también se explica por la imagen del padre, y ahora hay muchas más separaciones, padres menos presentes, padres que no están nunca en la cena familiar ”.
La especialista describe algunas señales de alerta. La más evidente: la pérdida de peso (si bajó el 15% del peso corporal en tres meses), si se aísla, si cambia de estado de ánimo, si tiene bajo rendimiento escolar, si después de comer va al baño. “Los padres o familiares deben estar atentos a: si dejan de realizar las comidas, o dicen que ya comieron en otro lado o que van a comer en otro lado, si cuando los ven comer desmenuzan la comida en el plato y la separan y desparraman por el plato, si están más selectivos especialmente suprimiendo los dulces, las pastas, el pan y los hidratos de carbono y grasas en general. En el caso de la bulimia, si faltan grandes cantidades de comida, a veces dejan restos de los vómitos en el baño, o si se van a bañar inmediatamente y siempre después de comer”, dice Jufe. Y agrega: “ Si estas patologías se dan antes de los 15 años, puede haber retraso en el crecimiento y el desarrollo . Lo fundamental es tratarlos antes de los 19 años, que es cuando comienzan a cerrarse los cartílagos”.
clarin.com
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