miércoles, 16 de septiembre de 2009

El arte de vivir mejor suma seguidores en el país


Cualquier entidad llamada El Arte de Vivir despierta cierta inquietud, sobre todo cuando está liderada por un señor barbudo y de túnica blanca, una suerte de reverso de Bin Laden mundialmente conocido como Sri Sri Ravi Shankar. La fundación del líder espiritual ya aterrizó en 152 países y sus promotores aseguran que es la ONG con más voluntarios del planeta. Más de 20 millones de personas pasaron por sus cursos, que tienen un único lema: aprenda a respirar, es la llave para ser feliz. Desde mediados de los años noventa, cosechó 32 mil seguidores en la Argentina. La semana pasada se presentó en el partido bonaerense de General Rodríguez, con lo más selecto de su troupe internacional.

Minutos antes de que la Selección pasee su desconcierto por el estadio Defensores del Chaco, el chalet reconvertido en spa luce ajeno al mundo exterior. Rubias etéreas, veteranos sonrientes y entusiastas principantes inundan un ambiente de delicias vegetarianas, con todas las variedades de té y ninguna de café. En la antesala de la Primera Conferencia Internacional por una Argentina Libre de Estrés y de Violencia, un ejército de voluntarios despliega sus tácticas de reclutamiento.

Con el convencimiento de los conversos, Paula Fumarola cuenta su llegada a la comunidad: “Hace cinco años estaba pasando un momento muy triste, una falta de sentido en la vida. Cuando hice el curso volví a sentirme conectada conmigo”. Su amiga Verónica Cester reafirma que hace un año y medio “estaba con el ánimo muy cambiante y una insatisfacción constante. Soy psicóloga y tenía una opinión crítica de estas cuestiones, pero me di cuenta de que acá hay una visión holística. Esto cambió mi cabeza y todas mis relaciones”.

La conferencia arranca con Ivette Ortiz, una costarricense que aclara que El Arte de Vivir es una organización sin fines de lucro liderada por alguien que decidió “tomar acción en contra de la violencia y la pobreza”. Enseguida aparece el médico Néstor Medina, cuyo tono bajo y pausado impulsa dos ideas fuerza: “El estrés es la vacilación de la mente entre el pasado y el futuro” y “La respiración es la llave para el manejo de nuestra mente”. Si aprendemos a respirar podemos olvidar el estrés, la fundación nos enseña a respirar. “Los cursos me sirvieron para sacarme los sentimientos de culpa y vivir cada instante, siempre el momento presente”, reflexiona cual Ricardo Soulé del nuevo siglo. Un colega promociona el sudarshan kriya: las toxinas se acumulan en las células y producen enfermedad y letargo, pero esta técnica elimina las toxinas, oxigena las células y así se se alcanza una sensación de equilibrio y plenitud.

Después de la validación científica, la colombiana Marta Gómez pide oscurecer la habitación y cerrar los ojos. Sólo flota en el aire su letanía caribeña: “Tu cuerpo es un hermoso regalo que te ha dado la naturaleza”, “Toma conciencia de tus sensaciones”. Inhalamos profundo, llenamos de oxígeno cada órgano. “Esto que hicimos es meditar”, confirma después de largos minutos en penumbra. Antes del cierre, un video resume la vida de Shankar, quien en todo el mundo “diserta tanto sobre Cristo y Buda como sobre política y economía”, además de tener “sabiduría sobre el cosmos, la vida, la muerte y la mente humana”.

ORIENTE EN OCCIDENTE
. Una de las claves del éxito de El Arte de Vivir –consultora de organismos como la ONU y la OMS– parece ser la oportuna adaptación de la filosofía oriental a las prácticas occidentales: medite, pero no deje de ser productivo. Es así como los CEO de grandes empresas toman los cursos de yoga y relajación, promocionados como pragmáticos y rápidos. Después de siete encuentros semanales y un pago de 300 pesos, los ejercicios se siguen practicando en casa. La fundación también tiene una intensa actividad social, con varias actividades gratuitas. En las cárceles de Devoto y Florencio Varela ya aprendieron a respirar 1.600 reclusos. También hay programas para jóvenes, enfermos terminales y “personas de barrios humildes y zonas rurales”. Los voluntarios sólo son aceptados después de un curso de veinticinco días, tests psicológicos y un visto bueno de la India. Deben cultivar un perfil clean, sin drogas ni alcohol.

El instructor estrella en este encuentro es Michael Fishman, presidente de la fundación en Estados Unidos. De cuerpo pequeño, mirada hiperconcentrada y facciones imperturbables, despliega un discurso plagado de términos como energy, decision making y creativity: “La gente no sabe manejar sus emociones. Mejorar la sociedad desde el individuo es lo único que puede cambiar el mundo”. En las últimas tres semanas capacitó a sesenta nuevos instructores. “Te hace ver cosas que antes no veías. Te ve y te dice lo que te falta desarrollar. Me ayudó a evolucionar, hizo florecer todas mis partes”, metaforiza Nicolás Cuño, empresario, impulsor del evento e importador de la tendencia slow en la la Argentina. La instructora senior Beatriz Goyoaga aclara que “acá no andamos con moñito ni somos del Tíbet”. Como coordinadora de las actividades de la fundación en América Latina, dice que sus técnicas eliminan lo que no queremos en nuestra mente: ansiedad, depresión, insomnio, agresividad y otros inquilinos indeseables. Mientras su rostro realza una sonrisa imperturbable, resume con simpleza zen: “Se trata de ser lo que te tocó ser, pero más feliz”.

Sri Sri Ravi Shankar, el humanista que llegó de la India

Nacido en 1956 en Papanasam (India), Sri Sri Ravi Shankar se graduó a los 17 años en Física Moderna Avanzada. En 1981 fundó El Arte de Vivir y en 1997 la Organización Internacional para los Valores Humanos, a través de la cual desarrolla cientos de programas en los cinco continentes. “Nunca aprendimos a manejar las emociones negativas. No nos enseñaron qué hacer con la bronca, los celos o la depresión”, es una de sus frases de cabecera. La respuesta, asegura, está en la respiración, a la que describe como el nexo entre el mundo interno del silencio y el mundo externo de actividad. Además de líder espiritual y conferencista internacional, es mediador y negociador por la paz (trabajó en Sri Lanka, India y Palestina). La web de El Arte de Vivir agrega que “otorga ayuda en zonas de desastres y en situaciones de trauma, presta auxilio en zonas de pobreza, ayuda a mujeres en riesgo, rehabilitación de presos y jóvenes”. Fue tres veces nominado al Nobel de la Paz y recibió el Premio al Humanismo Mundial de Estados Unidos. Visita anualmente unos 40 países, donde difunde su técnica del sudarshan kriya: “Cada uno puede controlar su nivel de estrés con su ritmo respiratorio y la profundidad de su inhalación y exhalación. (…) Una respiración balanceada y rítmica lleva armonía a la mente”.
criticadigital.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una pena que en Villa Ballester esté involucrada gente corrupta en la organización