Más padres con sus hijos adolescentes están pidiendo ayuda para atender los dos desórdenes alimentarios más comunes, la bulimia y la anorexia. En uno de los centros especializados, la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA) las consultas aumentaron el 50% durante los últimos diez años. En el resto de los servicios médicos de la Argentina también hubo incrementos, aunque no hay registros centralizados, según la Sociedad Argentina de Pediatría.
La bulimia y la anorexia son las alteraciones más comunes de la conducta en el acto de comer. En un relevamiento que realizó ALUBA hace diez años en escuelas secundarias de Capital, Tucumán y Santa Fe, entre otras ciudades, había identificado que el 9% de las adolescentes padecía bulimia o anorexia. En cambio, la actualización de este año arrojó que el 12% sufre alguno de los dos trastornos.
“Hemos registrado un incremento en los casos así como en las consultas en nuestros centros de atención, especialmente en la época en que inician las clases y en la primavera”, comentó Mabel Bello, fundadora de la entidad que hizo las encuestas. “ Los adolescentes y sus familias consultan más porque se ha difundido mucho la existencia de estos trastornos . También se habla de ellos en las escuelas y los médicos están más capacitados para identificar los síntomas y hacer derivaciones.
Antes, algunos médicos lo consideraban un problema menor ”.
Desde la Sociedad Argentina de Pediatría, la secretaria del comité nacional de nutrición Débora Setton contó a Clarín que no hay aún un registro nacional de prevalencia o de incidencia de bulimia y anorexia, pero que “es cierto que las consultas crecieron durante la última década”.
También Setton agregó que hay más centros con servicios especializados en los trastornos alimenticios. “Los pediatras detectan más. Las familias se acercan más y buscan una solución. Y en los colegios, los docentes reconocen los síntomas”. Entre los síntomas que preocupan a los adultos, se encuentran la forma de comer, los cambios bruscos de peso, los cambios de carácter, la falta de menstruación en las mujeres o el ejercicio físico compulsivo en los varones.
Otro cambio que se registra es que hay menos internaciones por casos graves de bulimia y anorexia. “ Como los casos se detectan más tempranamente, no avanzan hacia un estado grave ”, señaló Setton.
En los casos de bulimia, las personas afectadas pasan por episodios recurrentes de voracidad, y pasan cambios significativos de peso, provocan el vómito, y abusan de laxantes y diuréticos, entre otros comportamientos.
En tanto, en los casos de anorexia, las personas se ven gordas a pesar de tener bajo peso, comen lentamente, mastican largo rato antes de tragar o tiran, escupen o esconden la comida.
“ Crecen las consultas, porque aumentó la conciencia sobre los trastornos . Pero no ha variado mucho la presión social por la delgadez. La televisión sigue mostrando cuerpos artificiales. Y por momentos, los chicos se ven desbordados con las exigencias, y se autoagreden con dietas, alcohol, o drogas de abuso”, opinó Setton. Lo interesante es que hay tratamiento, que empieza por reconocer las enfermedades y ser apoyado por un equipo integrado por médicos, psicólogos y nutricionistas.
clarin.com
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