domingo, 13 de marzo de 2011

EL LIBRO VERDE DE KADAFI

EN LA PIRA. AL CONQUISTAR BENGAZI, LOS REBELDES QUEMARON LIBROS DE KADAFI, COMO EL LIBRO VERDE QUE ARDE EN LA HOGUERA DE LA IMAGEN.

Un entretenimiento cargado de furia en el este de Libia ha sido a lo largo de este mes encender fogatas con montañas del célebre Libro Verde.
Casi no quedan ya ediciones de este lado del país.
Este enviado ha encontrado entre las cenizas de esas piras y en las calles o las plazas que nadie limpia desde que comenzó esta rebelión, pedazos de páginas en diferentes idiomas de esta extravagante publicación con pretensiones filosóficas que el dictador Muammar Kadafi obligaba a estudiar desde la primaria a la universidad.
La obra, que consiste en un tríptico sobre “los problemas” de la democracia, la economía y formula lo que llamó pomposamente “la tercera teoría universal”, ayuda a conocer el universo profundo de este violento personaje que desde hace 42 años dicta la vida en su país.
Como su autor, el Libro Verde es una impactante mezcla de socialismo árabe, islamismo, fascismo y mesianismo que se propone como un dogma junto al Corán. Kadafi llega a sostener ahí que todos los sistemas de educación en el mundo deberían ser destruidos; repudia el cine y el teatro y los espectáculos deportivos, rechaza el alquiler de casas o el pago por el transporte de pasajeros y en una incomparable cima de machismo aclara por si hubieran dudas que “es un hecho indiscutible que las mujeres como los hombres son seres humanos”.
Cuando el dictador escribió y publicó entre 1975 y 1979 su Libro Verde, lo hizo en la idea de emular el Libro Rojo de Mao Tse Tung y dejar su marca en la historia. Lo logró, pero lo que surge del libro es una colección de incoherencias de una asombrosa megalomanía . No es, sin embargo, un texto ingenuo. Al destruir la idea de la democracia representativa y relevarla con multitud de “conferencias populares” y “comités populares”, lo que hace es atomizar la representación para sofocar liderazgos alternativos.
Aunque parezca demente, y todo lo que lo rodea tienda a confirmarlo, difícilmente un extraviado mental hubiera podido controlar 42 años un país como Libia. Este es siempre un punto que no hay que perder de vista.
Tras la revolución de 1969 con la que acabó con una monarquía corrupta, en épocas que este coronel fungía como un progresista modernizador, Kadafi creó su “Tercera Teoría Universal” , una especie de tercera posición entre marxismo y capitalismo, que rechaza el parlamentarismo, la democracia partidista, la economía de mercado y el sistema jurídico que en Occidente regula la relación entre el Estado y los ciudadanos. Se trata de un “contrato social” que, a diferencia del propuesto por Rousseau, obedece tanto a “leyes naturales” como al sistema de tribus y al esquema parental de los vínculos políticos en Libia. Por supuesto, en el diseño de Kadafi eso no iba sólo para su país sino que debería serlo para todo el mundo.
Qué dice por ejemplo de la democracia, y las mayorías en las urnas: “Con 51% de los votos se conduce a una directiva dictatorial y una democracia falsa, ya que el 49% (restante) del electorado estará gobernado por quien ellos no votaron. Eso se llama dictadura”.
“Los sistemas políticos que hoy prevalecen en el mundo son dictaduras y es evidente que ellos falsifican la genuina democracia”.
Arremete luego contra las legislaturas. “El Parlamento es una falsa representación de la gente, y los sistemas parlamentarios son una solución falsa al problema de la democracia (…) La mera existencia de un Parlamento quiere decir la ausencia de la gente”.
Hay un punto en especial notable en este planteo: “Las dictaduras más tiránicas que el mundo ha conocido han existido bajo los auspicios de los parlamentos”, dice obviando naturalmente los detalles.
Veamos algunas cuestiones de índole social, por ejemplo la libertad de expresión que en Libia, desde ya, no existe.
“La prensa es un medio de expresión de la sociedad y no el medio de expresión de una persona física o jurídica (…) No es democráticamente admisible que una persona física posea un medio de difusión o de información general (…) La prensa de la democracia es la del Comité del Pueblo”.
Y sobre la economía, apunta: “La solución definitiva la constituye la abolición del salario, la liberación del hombre de su esclavitud y el retorno a las normas naturales que han determinado la relación antes de la aparición de las clases, de las formas de gobierno y de las leyes positivas”.
El libro sostiene además que, como la vivienda es una necesidad para otros, alquilarla implica “el control de las necesidades de los demás” de modo que eso se prohíbe. Con el transporte público sostiene algo similar. “Tu medio de transporte no debe ser propiedad de otros, pues en la sociedad socialista ningún hombre o entidad tiene el derecho de poseer medios de transporte para alquilarlos, ya que ello supone el control de las necesidades de los demás”.
Vale aclarar que en Bengazi o Tobruk este enviado ha visto cantidad de ómnibus y taxis, de modo que la realidad venció a lo impráctico de esta idea.
Pero es en relación a la familia y la mujer que el Libro Verde alcanza sus niveles más insólitos.
“La mujer juega el papel de la belleza y la sensibilidad y el hombre el de la fuerza y la inteligencia”, afirma.
“El hombre es naturalmente creado fuerte y agresivo, mientras que la hembra se crea hermosa y gentil. Esto es así porque en parte es natural y porque es la regla básica de la libertad” “Las mujeres, como los hombres, son seres humanos, éste es un hecho indiscutible”, resuelve.
Para Kadafi la mujer que rechaza el embarazo, el matrimonio y la femineidad “abandona su papel natural en la vida…”.
El Libro Verde agrega también algunas profecías y máximas, que son parte de lo que alimenta la idea entre sus enemigos de que el líder libio está definitivamente fuera de sus cabales. Dice: “Hay ciclos inevitables en la historia social: la dominación del mundo por la raza amarilla, cuando llegó desde Asia, las tentativas de colonización de todos los continentes por la raza blanca. Es el turno de la raza negra de dominar el mundo”.
Dicho eso, el libro busca algún nivel filosófico, pero en el intento se extravía en un callejón críptico: “Si una comunidad viste de blanco en una ocasión triste y otra lo hace de negro, a unos les gustará el negro y a otros el blanco. Esta actitud tiene efectos físicos en las células como en los genes del cuerpo”.
Dejemos para el final el tema del teatro, los espectáculos deportivos y el cine, quizá uno de los postulados más disparatados del Libro Verde.
“Las masas que llenan a los estadios son estúpidos que no pueden hacer lo que ven”, escribe el líder. “Los beduinos no tienen interés en el teatro o los shows porque son serios e industriosos. En una vida seria, actuar es ridículo. Nadie que dirija su vida seriamente tiene necesidad de ver actores en el escenario o el cine”.
clarin.com

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